El "gran hermano" de los bancos: Sindicatos denuncian que espían a sus trabajadores con cámaras
A raíz de una denuncia contra el Banco de Chile, la Dirección del Trabajo emitió un dictamen que prohíbe a las casas financieras utilizar las cámaras para supervisar el trabajo de sus empleados, aunque los sindicatos alegan que la práctica se mantiene.
Un día cualquiera en un banco de Chile un trabajador se para de su puesto y se va a hacer un café. A los minutos suena el teléfono. El supervisor de turno lo reprende por ausentarse de su mesón y le recuerda amenazante “te estoy mirando”. Según los sindicatos ésta es una historia que se repite con frecuencia al interior de las instituciones financieras.
“Hay mucha presión en el banco por parte de los supervisores, y ahora fueron más allá y están ocupando las cámaras, lo que invade un derecho fundamental de los trabajadores, como el derecho a la privacidad”, denuncia Andrea Riquelme, tesorera del sindicato del Banco de Chile y presidenta de la Confederación de Sindicatos Bancarios.
El 30 de abril del 2012 el sindicato del banco del grupo Luksic solicitó un pronunciamiento de la Dirección del Trabajo sobre la legalidad del sistema de filmación y grabación que implementó la institución. La respuesta llegó en septiembre pasado y aseguró que es ilícito que se utilicen las grabaciones para monitorear a los empleados. Según el organismo fiscal, que cita el artículo 5° del Código del Trabajo: “El ejercicio de las facultades que la ley reconoce al empleador, tiene como límite el respeto a las garantías constitucionales de los trabajadores, en especial cuando pudieran afectar la intimidad, la vida privada o la honra de estos”.
El pronunciamiento de la DT se originó a partir de un caso ocurrido en el Banco de Chile, donde un jefe de seguridad reprendió a un guardia por correo electrónico, utilizando como prueba una captura de pantalla sacada desde un video captado por las cámaras de seguridad. El presidente del Sindicato N° 1, Marco Bonnefay, relata que: “Un caso concreto fue a una persona de seguridad que estaba en un lugar sin gorra, y lo retaron por mail utilizando como prueba un pantallazo de la cámara de seguridad. Nosotros enviamos esa prueba a la Dirección del Trabajo, para demostrar que si había una práctica de vigilancia”.
Lo anterior es corroborado por Andrea Riquelme, quien agrega: “Las cámaras están a cargo del equipo de seguridad del banco y son ellos los únicos que se supone tienen acceso, pero, al parecer, hay otras unidades que también pueden revisar las imágenes. Como el área operaciones mayormente. En el banco hay un sistema computarizado donde se puede revisar lo que pasa en todas las sucursales del país”.
Marco Bonnefay asegura que los casos son mucho más numerosos, y que el monitoreo por cámaras se masificó cuando los jefes de los servicios pudieron tener acceso a una aplicación que les permite revisar lo que ocurre en todas las sucursales: “Nos interesa que esté en el reglamento y todos sepan que eso no se puede hacer, que no se puede vigilar con cámaras a los trabajadores porque es algo ilegal”. Por ello, en el sindicato valoraron el reciente pronunciamiento de la DT.
El documento de la entidad gubernamental, firmado por su directora, María Cecilia Sánchez, reconoce la necesidad del banco de utilizar un sistema de videograbación pensando en la seguridad de sus bienes, pero establece que: “Lo anterior, no puede implicar, sin embargo, que el referido sistema pueda ser utilizado para los efectos de vigilar las actividades de los trabajadores de la empresa de que se trata, afectando con ellos la dignidad y el libre ejercicio de los derechos fundamentales de aquellos”.
Consultados por El Dínamo en el Banco de Chile no quisieron referirse a la denuncia y se remitieron a lo que declararon a la DT, asegurando que solo cumplían con la ley. En una declaración firmada por la gerenta del Área de Administración de Personas, Leontina Concha, se apuntó: “El Banco de Chile tiene la obligación legal de mantener sistemas de filmación de alta resolución que permitan la grabación de imágenes nítidas en caso de asaltos, mecanismos que deben permanecer en funcionamiento continuo desde un cuarto de hora antes de iniciada la jornada de atención de público y hasta una hora después del término de la misma”.
Según la institución: “No es efectivo que las cámaras puedan ser manipuladas por las jefaturas o por cualquier persona, ya que se encuentran dispuestas en forma fija, apuntando a lugares de uso común y, como ya ha señalado, con la sola finalidad de dar estricto cumplimiento a la normativa legal vigente”. A pesar de esta declaración, emitida el 16 de agosto del 2012, la Dirección del Trabajo determinó que si se había producido una mala utilización de las cámaras de seguridad, tal y como lo demostró el sindicato al entregar correos electrónicos de respaldo.
Alguien te mira
Andrea Riquelme, de la Confederación de Sindicatos Bancarios, asegura que la vigilancia a los empleados va más allá de los muros del Banco de Chile: “Esta es una práctica que se utiliza en todos los bancos, pero en otros no dejan evidencias como pasó acá”, señala haciendo referencia al correo electrónico enviado por uno de los jefes del Banco. Del Banco Santander y el Banco Itaú también hay reclamos por parte de funcionarios, según la dirigente.
Pero el problema, para Riquelme, no se reduce a la vigilancia. Ese factor se sumaría a la presión que viven a diario quienes trabajan en un banco: “Los sueldos de los trabajadores dependen de bonos de ventas, y los presionan los supervisores llamándolos por teléfono para que vendan y vendan, y además los vigilan por cámaras. Es un trabajo muy estresante y los trabajadores se agotan y terminan con crisis de pánico o llorando. En Chile no existen investigaciones serias que midan como han aumentado las enfermedades mentales entre los trabajadores”.
En las próximas semanas, tal y como ordenó la Dirección del Trabajo, el Banco de Chile debiera incorporar a su Reglamento Interno de Higiene y Seguridad el uso específico que deben tener las numerosas cámaras de seguridad con que cuenta la institución. Aunque, Riquelme señala que persiste la mala práctica: “El monitoreo ha seguido, pero ya no aparecen pruebas sobre eso. Lo hacen pero sin dejar rastro”.
Revisa aquí el Dictamen de la Dirección del Trabajo
Dicta Men by Nicolas Sepulveda Gambi