Los nombres y las trampas tras la agonizante Constitución del 80
11 personas fueron las encargadas de redactar la Constitución actualmente vigente en Chile. Mientras suenan las sirenas de cambio constitucional, en El Dínamo revisamos el proceso de creación de la Carta Magna que le abrió las puertas al neoliberalismo y cambió a Chile para siempre.
“Será menester fortalecer el derecho de propiedad, base esencial de las libertades, ya que el control económico es el medio de ejercer el control político”. La frase es parte de las premisas que tuvo la Comisión encargada de redactar la Constitución que actualmente rige a Chile. Una arquitectura institucional diseñada para disminuir el rol del Estado en la sociedad y potenciar la libre competencia, tal y como se evidencia en las actas que registraron el proceso de construcción de la Carta Magna, las cuales El Dínamo revisó, tomando nota de cada aspecto relevante que ayudara a explicar por qué 6 de los 9 candidatos presidenciales quiere una nueva Constitución.
Solo unos días después de ejecutado el golpe de Estado en 1973, el poder militar se encargó de convocar uno a uno a los 7 juristas inicialmente encargados de redactar una nueva Carta Magna, que viniera a reemplazar la de 1925. La primera sesión de la llamada “Comisión Ortúzar”, en referencia a quien la presidió, se realizó el 24 de septiembre de 1973, en las oficinas del Congreso en Santiago.
El trabajo fue diario en ese entonces, ya que a los comisionados les urgía presentarle un documento a la Junta Militar que sintetizara las ideas que tenían sobre el nuevo cuerpo legal. En la primera sesión de trabajo, Enrique Ortúzar, quien presidió el grupo, habló claro y enumeró los ejes sobre los que éste debía construirse: “El establecimiento de un precepto constitucional, similar al contemplado en la Carta de Alemania Federal, que declare contrarios a la Constitución a los partidos o movimientos que sustenten ideas o doctrinas marxistas; la prohibición que personas que profesen esas ideas ocupen cargos públicos; incluir la segunda vuelta presidencial en las elecciones para evitar que mayorías relativas lleguen a la presidencia; la exigencia de dos tercios del Congreso para modificar los aspectos claves de la Constitución; y la necesidad de afianzar el régimen de propiedad en general y, en forma especial, el de la agricultura, industria y minería”.
El memorandum con las ideas fuerza fue redactado en dos días y el 26 de septiembre del 73 fue aprobado por unanimidad por los comisionados. Ese documento obtuvo la venia de la Junta liderada por Augusto Pinochet, y el 12 de noviembre del mismo año, a través del decreto supremo 1.074 del Ministerio de Justicia, se oficializó la Comisión Constituyente, dando inicio a la redacción de la actual Constitución. El memorandum original puedes revisarlo aquí.
Jaime y los otros
Los mismos días en que el horror de la tortura campeaba en el Regimiento de Tejas Verdes y en el Estadio Nacional, un grupo de juristas daba inicio a su trabajo constituyente. Todas las voces consultadas coinciden en que el fundador de la UDI, Jaime Guzmán, jugó un rol relevante en el grupo.
“Todos los actores trabajaron, pero Jaime Guzmán tuvo especial importancia, con él logramos formar un equipo valórico que impuso sus puntos de vista en la Constitución. Trabajamos juntos en esa materia”, señala el ex senador de RN, Sergio Diez, quien también participó desde un inicio en la Comisión. El ex presidente del Tribunal Constitucional, actual ministro de la instancia y también redactor de la Carta Magna, Raúl Bertelsen, reconoce también el rol cumplido por el ex senador UDI acribillado en 1991: “Tuvo un papel relevante en las discusiones, como aparece en las más de 400 actas de la Comisión. Fue una de las personas más importantes junto al presidente de la Comisión, Enrique Ortúzar”.
El abogado constitucionalista de la Nueva Mayoría, Fernando Atria, le otorga la misma relevancia al rol jugado por Guzmán, pero suma otros nombres: “Sin duda Jaime Guzmán fue el ideólogo, cuando existían discusiones o había que tomar decisiones importantes, él lo hacía. Lo que no quita que otros nombres hayan tenido relevancia, como el mismo Ortuzar, o Sergio Diez y Bertelsen”.
Los hombres que escribieron la Constitución que rige al país tienen cunas diversas.
El grupo fue presidido por Enrique Ortúzar, quien fue ministro en el gobierno de Jorge Alessandri y fundó el “Movimiento Alessandrista”. Luego de finalizar la redacción de la Carta Magna en 1978, integró también el Consejo de Estado, una instancia más numerosa que volvió a revisar el documento ideado por el grupo. En la década de los 80 formó parte del Tribunal Constitucional. Falleció el 2005.
Entre los creadores del cuerpo legal figuran también hombres de origen demócrata cristiano, como Alejandro Silva Bascuñan, quien trabajó en la Comisión desde 1973 hasta 1977, cuando se retiró por diferencias con la Junta. A inicios de los 90 fue ministro integrante de la Corte Suprema. Silva Bascuñan falleció el 11 de septiembre de este 2013, justo cuando se cumplían 40 años del golpe de Estado que posibilitó la instauración de la Constitución que él ayudó a escribir.
Entre los redactores hay dos hombres más ligados a la falange. Uno es Enrique Evans de la Cuadra (fallecido en 1997), sub secretario de Justicia de Frei Montalva, quien se retiró junto a Silva Bascuñan, y el otro es Juan de Dios Carmona, quien pasó a integrar el grupo luego que sus camaradas dieras un paso al costado. Dos veces Carmona fue presidente de la DC, además de diputado por el partido. Ministro de Frei Montalva, terminó quebrando con el social cristianismo para pasarse a RN a fines de la dictadura.
Jorge Ovalle Quiroz también formó parte del grupo. Militante radical hasta 1969, durante la dictadura se declaraba un alessandrista, aunque abandonó la Comisión en 1977 junto a los DC. Alicia Romo, la emblemática rectora de la Universidad Gabriela Mistral, se incorporó a fines del 73 y permaneció hasta el final en la Comisión. Gustavo Lorca, militante del Partido Nacional, fue alcalde de Viña del Mar en los tiempos en que se creó el Festival de la Canción. También formó parte de la Comisión los 5 años que esta duró. En 1987 fue uno de los fundadores de Renovación Nacional.
Cuando en 1977 los DC y el ex radical se retiraron por desavenencias con el gobierno y en señal de molestia por la mantención del decreto que disolvió todos los partidos políticos, ingresaron al grupo Luz Bulnes, que después sería ministra del Tribunal Constitucional, y Raúl Bertelsen, ex presidente y actual ministro del TC. Bertelsen, en conversación con El Dínamo, subraya que siempre trabajaron con libertad y que no existieron mayores presiones por parte de los militares: “El nexo entre la Comisión y el Gobierno era el Ministro de Justicia. Pero siempre trabajamos con absoluta libertad. Incluso una vez la Junta presentó algunas propuestas para incorporar algunas ideas, y nosotros prácticamente no incorporamos ninguna“.
Aun cuando en 1978 la Comisión entregó el borrador de la Constitución a un Consejo de Estado, presidido por el ex presidente Jorge Alessandri, ésta instancia no realizó demasiados cambios. Al menos así lo afirma Sergio Diez. Bertelsen indica que algunas modificaciones se hicieron a lo relativo al Senado, pero coincide en que no se cambiaron los ejes centrales. En lo medular, éstos 11 nombres son los creadores de la Constitución que actualmente nos rige.
Las claves
En la sesión N° 16 del 13 de noviembre de 1973, cuando se discutía en torno al artículo 3 de la Constitución, Jaime Guzmán lanzó la idea que sería una de las bases del nuevo cuerpo legal: “La función del Estado es, en primera instancia, la de integrar y coordinar las diversas actividades del país, y solo, en subsidio, y en segunda instancia, la de asumir en forma directa una tarea específica, cuando por su importancia, no pueda ser entregada a la órbita de los cuerpos intermedios”. El acta de aquella reunión agrega: “… La clave de la libertad, a su juicio, está en la vigencia del principio de subsidiariedad, antes que en el respeto a las libertades políticas”.
Sergio Diez, uno de los pocos hombres que escribió la Constitución que continúa con vida, complementa el argumento de Guzmán, indicando por qué la Constitución se enfocó en el individuo por sobre la colectividad: “La Constitución debe representar primero a las fuerzas del hombre, y después al Estado. Eso se llama Estado subsidiario, es el Estado al servicio del hombre, y no el hombre al servicio del Estado”.
Durante los 5 años que duró el trabajo de la Comisión se fueron estableciendo las bases del nuevo ordenamiento jurídico del país. En educación: la libertad de elección en la educación por sobre el derecho mismo a ésta, la obligación de los padres de hacerse cargo de la educación de sus hijos, por sobre la obligación del Estado de proveerla. El fortalecimiento del derecho a la propiedad y la fijación de altos quorums para lograr reformar la estructura legal del país, se cuentan entre los capítulos que generaron más discusión en la Comisión, tal y como se detecta en las actas que recogieron el trabajo de los redactores.
Amarres y trampas
El constitucionalista Fernando Atria es claro cuando se refiere a los principales problemas que él detecta en la actual Carta Magna: “Hay 4 trampas constitucionales; el sistema binominal, el quorum de aprobación de las leyes orgánicas, la competencia preventiva del Tribunal Constitucional que permite que éste se meta en el proceso legislativo, y el quorum exagerado de reforma constitucional. Si uno cambiara esas 4 cosas, yo llamaría a lo que saliera nueva Constitución”.
Atria asegura que la Constitución fue pensada para “defenderse del pueblo”. Además, plantea que está construida a medida de la derecha: “El punto central de la Constitución está en los modos en que estructura los procesos de decisión política, porque el contenido de la Constitución, como el Estado subsidiario, siempre es susceptible de interpretación. El problema de la Constitución de 1980, más que los temas de subsidiariedad y la propiedad, está en la existencia de una serie de mecanismos que impiden que puedan tomarse una serie de decisiones importantes sobre el modelo económico sin la aprobación de la derecha. Es la Constitución protegiéndose del pueblo, es a lo que Jaime Guzmán llamaba “democracia protegida”.
El mecanismo de protección que plantea Atria no tendría otras armas de defensa que los parlamentarios de la Alianza. Según él, todo está diseñado para que en el país no se pueda cambiar una coma sin la aprobación de la derecha: “Los quorums exagerados demuestran cuál es el sentido de la regla: aunque la derecha pierda todas las elecciones, esas reglas no se pueden modificar sin los votos de la derecha. Por eso existen juntos los quorums y el binominal. Por ejemplo si se quiere acabar con el lucro en los colegios, no basta que una mayoría de parlamentarios lo quiera, se necesita una súper mayoría. Y ahí la minoría de derecha pone un bloqueo”.
Atria se ha transformado en uno de los principales impulsores del cambio constitucional. Su participación en el comando presidencial de Michelle Bachelet generó ruido por su propuesta de parir una nueva Carta Magna a través de una Asamblea Constituyente, lo que hasta el momento no ha sido comprometido por la candidata. No así la promesa de una nueva constitución, que es uno de los 3 pilares del programa de la Nueva Mayoría.
Sergio Diez: “(Cambiar la Constitución) es volver a la tesis de Allende”
Especialmente crítico con estas ideas es Sergio Diez, quien denuncia que la centro izquierda quiere llevar el país al pasado: “Es volver a la tesis de Allende: “Yo no soy presidente de todos los chilenos”. Ellos no quieren una constitución de todos los chilenos, quieren una Constitución para ellos no más, y eso es muy peligroso. Son totalitarios, influenciados fundamentalmente por el marxismo”.
En respuesta Atria plantea lo contrario: “La Constitución, dado el contenido que tuvo, que se explica por su modo de origen, es una Constitución que siempre va a ser vista de ellos, siempre va a ser la Constitución de la derecha. Nunca vamos a poder decir que es “nuestra”.
La discusión no para. Diez se muestra extrañado por la postura de la Concertación, y recuerda que el 2005 Ricardo Lagos la reformó e, incluso, le puso su firma. Atria asegura que si no se cambia el texto legal, se pone en peligro la institucionalidad. Diez acusa contradicciones, porque además de los tres DC que participaron de la redacción, hubo otros, como Carlos Figueroa, que trabajaron en las sub comisiones que contempló su elaboración. El ex senador RN dice que la falange no se hace cargo de su propia participación, en fin.
Todo indica que la discusión sobre una nueva constitución seguirá al alza, a medida que se acerca una nueva administración en La Moneda. Más aún cuando la más probable futura gobernante es quien más ha hecho del cambio constitucional su bandera de campaña.