Carácter firme y lenguaje directo han convertido a Evelyn Matthei en ganadora
Ser mujer en una sociedad que arrastra un machismo atávico la acostumbró desde joven a derribar obstáculos para conseguir sus metas, apoyándose en un carácter fuerte, en ocasiones con una manera de hablar que le ha supuesto fama de grosera.
A sus 59 años Evelyn Matthei es una ganadora. Hasta ahora su vida ha ido en ascenso, trayectoria que podría culminar en la Presidencia de Chile, cima que tal vez imaginó cuando decidió dedicarse a la política.
Su mismo nombramiento como candidata fue azaroso, tras verse su partido, la Unión Demócrata Independiente (UDI), obligado a renunciar por diversas circunstancias a las candidaturas de Laurence Golborne y de Pablo Longueira, ganador éste incluso de las primarias en las fuerzas conservadoras celebradas el pasado 30 de junio.
Ser mujer en una sociedad que arrastra un machismo atávico la acostumbró desde joven a derribar obstáculos para conseguir sus metas, apoyándose en un carácter fuerte, en ocasiones con una manera de hablar que le ha supuesto fama de grosera.
Elegida diputada en 1989, Matthei se hizo conocida como integrante de la “patrulla juvenil” del partido Renovación Nacional (RN), formada por jóvenes políticos desligados de la dictadura, proclives a reformar el sistema para hacerlo más moderno y participativo.
En 1993 fue elegida nuevamente diputada por la UDI y en 1997 salió como senadora por la región de Coquimbo, cargo en el que fue reelegida en 2005 y al que renunció en 2011 para ser ministra del Trabajo, del Gobierno de Piñera.
“Me equivoqué de punta a cabo” en el “Piñeragate”, reconoció hace poco Matthei durante un debate electoral.
En varias ocasiones, la candidata derechista ha sostenido intercambios verbales abundantes en groserías con otros políticos, a los que ha llegado a insultar incluso en sesiones parlamentarias.
Aunque tras ser elegida candidata prometió comportarse “de manera ejemplar”, su carácter la ha traicionado varias veces a lo largo de una campaña que ha afrontado con las encuestas en contra, pero con la fe intacta en que romperá los pronósticos y se enfrentará en segunda vuelta a Michelle Bachelet, la gran favorita.