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18 de Noviembre de 2013

Cadena de hackeos: Ya van decenas de periodistas afectados

Desde el sábado se han reportado varios casos de periodistas a los que hackearon sus cuentas electrónicas de mail y Facebook, las que son utilizadas para pedir dinero a sus contactos. Varios han depositado hasta $200.000 pensando que ayudan a un amigo, cuando en realidad envían dinero a un X que utiliza una cuenta de banco fantasma.

Por Avisos
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Hackeos y estafas han hecho caer como palitroques a varios periodistas desde el sábado. Siempre ocurre igual, un mensaje de Gmail alerta al usuario del correo electrónico que se ha cambiado el número telefónico de recuperación de la cuenta y un minuto después llega un segundo mensaje, esta vez advirtiendo que alguien cambió la contraseña de acceso. En ese momento el usuario es sacado en el acto de su mail, y ya no puede volver a entrar. Con la cuenta en poder del hacker comienzan a ser intervenidas también las cuentas personales de Facebook y Twitter.

No pasan más de cinco minutos cuando chats simultáneos comienzan a llegar a todos los contactos de Gmail. Las excusas varían poco: que se quedó la tarjeta del banco en la casa y necesita pagar una deuda, que la cuenta del banco está bloqueada y requiere dinero urgente, etc. El objetivo es que algunos de los amigos del afectado le depositen dinero en una cuenta X, que nadie sabe realmente a quien pertenece.

En la Brigada del Cibercrimen de la PDI confirman que las denuncias comenzaron a multiplicarse desde el sábado, a un día de las elecciones, evento que ocupa la agenda de la mayoría de los periodistas. Solo hoy lunes han sabido de 10 casos. De hecho, cuando llamamos para preguntar, la detective que nos contestó exclamó “otra vez un periodista…”.

Según la Policía el 2012 se registró un hecho similar, cuando una banda de hackers de Curicó estafó a decenas de personas utilizando triquiñuelas similares. Lo grave es que ahora está pasando, y ya son varios los que han depositado hasta $200.000 en una cuenta fantasma, pensando que ayudan a un amigo.

Casos y más casos

Natalia Sarria, 27 años, trabajadora de una empresa privada, cuenta que de la nada se dio cuenta que su cuenta había sido hackeada: “Llegué al trabajo como todos los días a revisar mi correo Gmail, donde me llegan algunas pautas que no se incluyen en mi correo laboral. No llevaba ni 5 minutos en eso cuando me llega un correo que dice “Cambió el número de teléfono de recuperación de tu cuenta de Google”. Me extrañé, pero cuando quise revisar me llegó otro que se titulaba “Cambió la contraseña de tu cuenta de Google”. En ese momento me asusté, y traté de entrar inmediatamente a la configuración a revisar. Fue en ese momento cuando el correo se me cerró”.

La periodista dice que de inmediato se percató que se trataba de una estafa: “Como justo estaba hablando en el chat con mi pololo, decidí entrar por otra cuenta gmail -la personal y de spam- y descubrí que mi otra cuenta estaba conectada en el chat. No pasaron ni dos minutos y me llamó una colega, preguntando si era verdad lo del dinero. Ahí me di cuenta que era una estafa. Llamé a eso de las 11 de la mañana a la Brigada del Ciber Crimen de la PDI, y el oficial que me contestó el teléfono me dijo que ya era el 6° caso que llamaba de ese día”.

El periodista de Radio ADN, Hernán Leighton, relata que vivió una situación similar: “El domingo a eso de las 18 horas me llega un mail al celular indicando que se había cambiado mi clave, intenté revertir la situación pero ya no tenía acceso al correo electrónico, minutos más tarde una colega me contacta por whatsapp preguntándome si me había llegado el recibo, no entendí nada y llamé por teléfono. En ese momento me cuenta que me depositó $200.000 porque yo se los había solicitado a través de una conversación via el chat de Gmail”.

“Luego de dar cuenta que se trataba de una estafa me empezó a llamar más gente, todos contactos de colegas preguntándome si era yo el que les pedía dinero, en ese momento nos dimos cuenta que se trataba de algo mucho más grande. Más tarde otra colega me llama para avisarme que me depositó $100.000 más”, relata Leighton.

Natalia Labbé, periodista, dice que a pesar de haber activado los resguardos para evitar el hackeo, igual no sirvió de nada: “Me hackearon mi mail tipo 13.15 horas. Yo ya sabía de esto porque una compañera de la universidad le había pasado, por lo que activé la verificación por teléfono. Alcancé a hacerla, sin embargo al rato de haberlo hecho me caí del mail. Justo chateaba con una amiga por el chat de Gmail cuando esto ocurrió y alguién empezó a hablarle haciéndose pasar por mí y pidiéndole que depositara $100.000 a alguien que yo le debía porque supuestamente se me había quedado la tarjeta de transferencia en la casa”.

“Amiga, una pregunta, tienes tú cuenta con transferencia electrónica?”, le preguntó el estafador a un contacto de Labbé. “Necsitaba hacer un deposito. Cambié de cartera y no eché mi billetera. Tienes alguien que tenga Santander?”. Y así siguió hasta pedirle que le depositara $100.000.

Héctor Areyuna, periodista de la Radio Universidad de Chile, tiene hasta ahora su mail intervenido por un hacker que continúa hablándole a sus contactos. Siempre pidiendo dinero. El modo de estafar es el mismo: “A un colega le pasó algo similar y luego me llegaron algunos e-mails donde me advertían de que la situación estaba ocurriéndole a varios periodistas. El domingo en la noche, luego de trabajar todo el día cubriendo las elecciones, ya no pude ingresar a mi correo en el computador, y varios de mis contactos y amigos de la pega me preguntaban si es que les había escrito yo. Lo más extraño es que quien esté detrás de esto, podría estar revisando historiales de chats y de correos, porque una amiga cayó en la trampa, porque le hablaron de información de carácter personal, y como si fuera una urgencia”.

El descaro del estafador, o estafadores, es tal, que hasta se da el lujo de solicitar dinero por la devolución de las contraseñas. Natalia Sarria ha chateado con quien hoy controla su mail personal, donde le han pedido $100.000 para devolverle sus passwords de Gmail, Facebook y Twitter.

Las cuentas en que han sido depositados los dineros de la estafa varían. En un caso se pidió depositar  en una cuenta RUT a nombre de Elena Guzmán. En otro, se pide depositar a la cuenta RUT  de Barbara Cubillos.  Cuando una de las afectadas le preguntó a la persona que maneja ahora su cuenta porque atacaba en su mayoría a periodistas, recibió la siguiente respuesta: “Ojo, ¿Te doy un consejo?, pueden poner una demanda, porque hay personas como esa cuenta que te dí, que es de Google. No vaya a ser que te pongan una demanda por dar a conocer algo de una persona X”, advirtió amenazante.

En la PDI señalan que se encuentran investigando la situación y hacen el llamado a denunciar los casos de estafa que puedan estar aún en el anonimato.

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