Ezzati: Del cura que apoyaba a los mapuches al poderoso arzobispo en carrera para ser cardenal
El papa Francisco llamó a un consistorio para el 22 de febrero donde se nombrará nuevos cardenales. Al interior de la Iglesia se comenta que el Arzobispo de Santiago es una carta segura. Aquí detractores y simpatizantes hablan de su labor y explican el giro del salesiano de un sacerdote cercano a los conflictos sociales a un arzobispo inaccesible.
Sonriente y levantando las manos entrelazadas con los trabajadores. Era el final del conflicto con la forestal, hubo abrazos y gestos cargados de emoción naturales de un obispo cercano, como era entonces monseñor Ricardo Ezzati (71) . Así recuerda el sacerdote Hernán Enríquez aquel mayo de 2007 y sus días de trabajo en Concepción junto al sacerdote saleciano ítalo-chileno. Se le ponía fin a los problemas entre los trabajadores forestales y a la empresa Celco, un logro importante para su labor. Era el tiempo de las mesas de diálogo por temas como las comunidades mapuches y las paupérrimas condiciones laborales de los trabajadores de la zona.
Los recuerdos de Enríquez también hablan de ese arzobispo que abrió las puertas de la iglesia, un clérigo dispuesto a escuchar. “Era una persona muy pendiente del diálogo, cuando llegó hace siete años, se encontró con el conflicto de las forestales, con mucha justicia hay que decir que quien dio inicio a las mesas de diálogo fue él y hoy ya llevamos catorce de estos encuentros en siete años… Él fue el propulsor de esto y generó el ambiente más proactivo en la región”, recuerda.
De ese tiempo del obispo mediador, también hay otras imágenes. Tres años después: Ezzati hablando por celular sin descanso o ingresando a la cárcel de Angol. Los mapuches en huelga de hambre exigían al gobierno el cese de la Ley Antiterrorista. Y Ezzati era el nexo entre ambas partes. Pasaba en reuniones que duraban horas y que no llegaban a buen puerto. “Chile no puede sentir al pueblo mapuche como una amenaza”, decía en su época como Arzobispo de Concepción. Pero las cosas cambiarían.
El 15 de diciembre de 2010 llegó su nombramiento como Arzobispo de Santiago. Un momento de alegría para una parte del clero que pensó que Ezzati haría gala de su orden salesiana, basada en la cercanía a los pobres, al mundo popular y a los conflictos sociales, pero comenzó su distanciamiento. Y se inició también su carrera política. El nombre del arzobispo de Santiago suena para convertirse en cardenal. Y al interior del clero se comenta que este proyecto y el difícil momento que atraviesa la Iglesia formateraron su carácter.
En los pasillos de las iglesias se habla de una involución. Varios atribuyen el cambio del arzobispoal estrés por el tsunami que provocó el escándalo de los abusos cometidos en la parroquia de El Bosque por el ex sacerdote Fernando Karadima, y las acusaciones de encubrimiento de la jerarquía. Al salesiano se le critica la actitud errática que asumió frente al otrora ex poderoso párroco de El Bosque, a quien visitó durante su castigo con regalos. “También le critican fue la mano blanda que tuvo con Karadima, donde su visita -chocolates en mano- fue una señal de apoyo que quedó en la retina de la gente y una afrenta a las víctimas, apoyo que también incluyó a los sacerdotes de esa parroquia o a los Karadima’s boys”, dice una fuente cercana a la iglesia.
Al interior de la Iglesia reconocen que las cosas no han sido fáciles para Ezzati y que al tema de Karadima se suma el delicado momento que atraviesa la iglesia de Santiago que enfrenta una alarmante baja de fieles. El 2006 el 70% de la población se reconocía católica, hoy sólo un 61% se considera parte de la iglesia.
“Tengo la percepción de que Ezzati ‘está mostrando los dientes’, pero que también puede ser por el momento que está viviendo la iglesia, donde el tema de los abusos sexuales fue devastador para la institución y en particular para la iglesia de Santiago”, comenta un sacerdote jesuita.
El religioso hace hincapié en una escena que sería elocuente de la irritabilidad del arzobispo: La liturgia de velorio de Alfonso Baeza. Allí fue donde particularmente se le vio muy incómodo por la efusividad de la gente que en medio de la ceremonia quiso demostrar su cariño por Baeza. “En un momento la gente comenzó a gritar ‘Baeza, amigo, el pueblo está contigo’ y Ezzati hacía caso omiso, sostenía sus prédicas en voz alta, lo que luego se trasformó en gritos, fue una escena muy desagradable”, comenta el jesuita.
Ezzati cardenal
Pese a que desde el Arzobispado de Santiago no se ha emitido ningún comunicado, se prevé que el 22 de febrero el Papa Francisco convoque a consistorio para elegir nuevos cardenales. Y es vox populi que el arzobispo Ricardo Ezzati está es carrera.
“Ese día se van a nombrar nuevos cardenales. Pero el Papa dijo que había ciudades que ya tenían el cardenalato seguro y que eso se iba a acabar para privilegiar a las personas por encima de las sedes. Si bien se rumorea que Ezzati va seguro como cardenal, eso es lo único que podría crear incertidumbre”, comenta un jesuita.
Para sus detractores este sería la coronación de una carrera en la que Ezzati ha sabido tejer minuciosamente sus redes.Y en ese puzzle el cuestionado cardenal Francisco Javier Errázuriz (acusado de encubrir a Karadima) ha sido clave. Al interior de la Iglesia se comenta que él habría pavimentada su camino al arzobispado de Santiago. “En el clero se sabe que Errázuriz fue quien más lo ayudó en su camino al Arzobispado de Santiago, ellos eran íntimos en El Vaticano desde que Errázuriz vivía en una casa de Schoenstatt, es decir se conocen desde ese tiempo en Italia”, comenta un profesional cercano al clero. Otros integrantes de su círculo más férreo sería el vicario general de la iglesia Rodrigo Tupper y el monseñor Héctor Gallardo.
Pero sus disidentes le critican la ausencia del llamado “carisma salesiano”, y también el desbalance en el trato a los sacerdotes involucrados en casos de abusos en la iglesia. Creen que trató con guante de seda los casos de Fernando Karadima y del sacerdote de los Legionarios de Cristo John O’Reilly; mientras que fue particularmente duro con otros.
“Una postura implacable para algunos y mano blanda para otros”, así describen el caso de la religiosa Pablina Celedón, separada de sus funciones y sacada del hogar Francisco de Regis por la policía, acusada como posible encubridora de supuestos abusos cometidos por el sacerdote Manuel Hervia.
A eso se suma el caso del ex vicario general de la solidaridad Cristián Precht, acusado de “conductas abusivas”. Su hermano, el arquitecto Hernán Precht, insiste en la inocencia del ex vicario y defensor de los derechos humanos y acusa ausencia de un juicio transparente.
El arquitecto dice que siempre esperó un llamado o una carta de Ezzati para él y su familia. Confiesa que por eso se atrevió a plantear sus inquietudes públicamente, a través de entrevistas, como pastor de una iglesia a la que ha dedicado su vida. “Mis preguntas eran por qué mi hermano nunca tuvo un juicio transparente, y por qué no se sabe hasta el día de hoy quiénes son las personas que lo acusaron y de qué lo acusaron”, comenta.
Precht dice que sus fueron llamados insistentes, que dejó recados con la secretaria del arzobispo y nada, hoy sólo le queda apoyar a su hermano. “Hoy Cristián está mucho mejor de ánimo. Pero su dolor es un sentimiento que solamente él sabe la dimensión que tiene, la bondad de mi hermano, va mucho más allá, yo no podría tenerla …”
Otras de sus distancias la describe el lonko de la comunidad de Temucuicui, Víctor Queipul, quien fue vocero de los huelguistas de Angol durante el 2010. Hoy critica la cercanía de Ezzati a la posición del gobierno y comenta que después de este conflicto perdieron todo contacto con el arzobispo, aún cuando estos últimos años, las comunidades han enfrentado violentos allanamientos. “Él se dio cuenta que no jugó un buen papel como representante de la iglesia, no cumplió sus compromisos, él tenía una posición ligada al gobierno, creo que en ese tiempo el ya tenía claro lo que estaba haciendo a lo que estaba postulando y quiso aparecer como lo hacen los políticos, hoy podemos ver dónde está”, dice el lonko, denunciando abandono.