Situación de la mujer en La India está cambiando a raíz de impactante caso de violación
El caso de una estudiante que tras ser violada y torturada por seis hombres en un autobús murió 13 días después, ha generado inéditos cambios legales como el endurecimiento de las leyes contra los delitos sexuales, vías rápidas para los casos de violación en los juzgados y regulación de los castigos para los policías que no registrasen casos de violencia contra la mujer.
La violación de una joven hace casi un año golpeó la conciencia de la India como nunca lo había hecho antes, llenó Nueva Delhi de protestas, forzó al Gobierno a endurecer las leyes e inició un incierto proceso de cambio en el país asiático.
La noche del 16 de diciembre una estudiante de fisioterapia que iba acompañada por un joven fue violada y torturada por seis hombres en un autobús en marcha en la capital: 13 días más tarde murió en un hospital de Singapur.
Durante 2013 la India vivió escenas nunca vistas hasta entonces.
Cientos de mujeres enfurecidas protestaron durante varias semanas en las calles de Nueva Delhi y ante el Parlamento, la Policía cargó contra ellas con material antidisturbios.
El Gobierno del Partido del Congreso se vio forzado a endurecer las leyes contra los delitos sexuales, creó vías rápidas para los casos de violación en los juzgados y reguló castigos para los policías que no registrasen casos de violencia contra la mujer.
Pero sobre todo el legado de la tragedia de la joven es el debate sin precedentes que abrió sobre la situación de la mujer en la esfera pública: por primera vez se habla sin tapujos de la violencia que sufren las mujeres en el gigante asiático.
Casi un año más tarde ese debate no ha decaído: los medios de comunicación informan continuamente de agresiones sexuales, las víctimas denuncian más que nunca y en la campaña de las elecciones generales del próximo año se incluyen referencias a la situación de la mujer.
La violación de diciembre ha supuesto que “la violencia contra la mujer tenga presencia ahora en la esfera pública cuando hasta entonces no ocurría”, dijo a Efe el sociólogo Dipankar Gupta.
Para Ranjana Kumari, directora del Centro de Investigación Social de Nueva Delhi, esta nueva situación se manifiesta en el aumento de las denuncias por violación en la capital y la actitud de la prensa.
Las denuncias por violación se duplicaron en la capital en los diez primeros meses de 2013 con respecto a 2012, con 1.330 denuncias frente a 706, mientras que los casos de acoso aumentaron de 727 a 2.844, cuatro veces más.
Kumari atribuye estos aumentos no a que se produzcan más delitos sexuales sino a que las mujeres ahora los denuncian y a que la Policía registra esas denuncias por la presión social, cosa que no se producía antes siempre.
Mientras aumentan las denuncias, los periódicos y televisiones cubren compulsivamente los casos de delitos sexuales.
El último suceso en golpear la India es el de Tarun Tejpal, fundador y director de la combativa revista Tehelka acusado de abusar de una empleada: irónicamente una de las últimas portadas de la publicación invitaba a las mujeres a ser valientes.
En los meses anteriores a este escándalo, una abogada del Tribunal Supremo denunció acoso por parte de un juez de la máxima institución judicial.
“Ni el caso de Tejpal ni otros habrían tenido esta repercusión sin los acontecimientos de diciembre”, estimó Kumari.
A pesar de los cambios que se han producido, aún queda un largo camino por recorrer en la defensa de la mujer, de acuerdo con los expertos.
La impunidad y la inmunidad continúan siendo la norma en los casos de violencia contra la mujer, afirmó la Procuradora General Adicional de la India, Indira Jaising, en una reciente conferencia.
“El abandono de los casos judiciales continúa siendo alto. El sistema de justicia no es amistoso con las víctimas y se centra solo en los derechos del acusado”, indicó Jaising.
Kumari coincide con estas afirmaciones y cree que aunque se han cambiado las leyes estas no se aplican con eficacia y sobre todo que la situación en la calle -el acoso y el maltrato- no ha cambiado todavía, algo que “llevará mucho tiempo