Mal puntaje en la PSU impidió el ingreso a la universidad de cerca de mil alumnos top

Un grupo de 898 alumnos de enseñanza media que rindieron la PSU con 850 puntos gracias al flamante ranking de notas no podrán postular a la educación superior por no alcanzar el puntaje mínimo para postular a alguna de las 33 universidades que se rigen por esta medición. 

Esta situación fue vista con preocupación por parte de Francisco Javier Gil, creador de la polémica fórmula, quien expresó que “no tenemos respuesta para ellos y eso no puede ser. Esto no se puede repetir”.

Entre estos estudiantes destaca la gran presencia de mujeres de regiones, mientras que en la Región Metropolitana está situación se vio repetida en Puente Alto y Maipú.

“Hay 587 muchachos de colegios municipales, 390 de particulares subvencionados y 21 de colegios pagados”, explicó Gil a La Segunda, quien explicó que “nuestro objetivo a largo plazo es que se eliminen esos 475 puntos PSU como requisito mínimo de postulación, porque como sistema estamos preparados para recibir a los alumnos que tienen buen rendimiento académico”.

“Resulta irónico que siendo los mejores de su colegio, no puedan ni siquiera postular porque dieron una mal PSU”, agregó el académico del Programa Inclusión de la Universidad Católica, quien instó a estos jóvenes a “que rindan nuevamente la PSU, porque el puntaje del ranking es de por vida y deben aprovecharlo”.

En tanto, José Joaquín Brunner, experto en educación superior, apuntó a la responsabilidad de los establecimientos educacionales en los malos resultados obtenidos por sus alumnos más destacados.

“Están en colegios con una gestión pedagógica muy débil, con profesores que no realizan bien su trabajo, donde el currículum que les pasan es completamente insuficiente porque no es más que un pequeño porcentaje de los contenidos que mide la PSU”.

Junto con ello, enfatizó que “me cuesta pensar que estos jóvenes-siendo los mejores de su grupo- sean los responsables de estos resultados, porque hablamos de chicos con alto nivel de empeño y perseverancia, aún viviendo algunos de ellos en medio de dificultades y condiciones débiles. Aquí no hay una falta de esfuerzo personal”.

Brunner recordó que “todas las universidades tienen un sistema de ingresos especiales, quizás podrían ser flexibles en estos casos si en realidad lo que les interesa es premiar el mérito”.