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20 de Enero de 2014

En Rumania crece la costumbre de sacrificar perros sin casa, conoce las razones

Más de 64.000 perros sin dueño vagan por las calles de Bucarest. En septiembre, tras la muerte de un niño, se dio luz verde a una ley que permitía sacrificar a los animales que no se reclamaran en dos semanas, el hecho provocó una ola de críticas tanto entre los animalistas.

Por Redacción
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Fue a principios de septiembre del año pasado cuando unos perros callejeros atacaron y mataron a un niño de cuatro años cerca de un parque en la capital rumana de Bucarest.

El incidente puso de manifiesto uno de los mayores problemas a los que hoy se enfrenta la ciudad, donde alrededor de 64.000 perros sin dueño vagan por las calles. En los ocho primeros meses del año, 10.000 residentes tuvieron que ser atendidos por mordiscos, declararon desde el municipio de Bucarest.

El debate sobre los canes vagabundos ha polarizado a los rumanos.
 Y es que tras la muerte del pequeño, el Tribunal Constitucional dio luz verde a una ley que permitía a los refugios sacrificar a los animales que no se reclamaran en un plazo de dos semanas; el hecho provocó una ola de críticas tanto entre los animalistas rumanos como en Europa y el mundo. 

Mientras tanto, algunos de los más encendidos enemigos de los perros callejeros lanzaron campañas organizadas para exterminar a los animales mientras aún vagaban por las calles.

Catalogo de muertes atroces

En una página rumana en Facebook llamada “Perros callejeros, una amenaza pública”, un activista anti-canes errantes llamado Stefan escribió, “La forma más sencilla y efectiva: un aerosol y un encendedor y puedes matar a todo un grupo en menos de 20 minutos”. Jax Quake, otro activista, respondió, “Yo he probado con un mazo para ablandar carne, una cadena de acero, una bayoneta y anticongelante. Pero la idea es brillante. En mi bloque aún quedan dos perros vivos”.

Activistas por los derechos de los animales y ONGs están intetando llevar ante la justicia a la gente que pone en práctica sus enfermas fantasías, pero esto es más fácil de decir que de hacer. “Por desgracia, aunque matar o herir animales es un crimen, los jueces siempre emiten la sentencia mínima, que es una multa de 100 euros”, dice Livia Cimpoeru, de la ONG Vier Pfoten, “Cuatro patas”.

He visto cómo mataban a perros en refugios con bates, electrocutados en charcos de agua, dejándolos sin alimentos para que se devoren entre sí, dándoles cebo con agujas en el interior para que les desgarren el estómago. El perro de una mujer recibió, en pleno centro de Bucarest, un disparo con una escopeta de caza, justo delante de ella. El asesino le dijo que debería tener un perro ‘normal’”.

Elena Blaj, de Free Amely 2007, una organización que proporciona refugio a perros vagabundos y pone cachorros disponible para su adopción, cree que “hay gente mentalmente perturbada que está utilizando el problema de los perros como un pretexto para actuar de forma violenta”.

Desde la otra vereda, Andrei Stanca, administrador de un grupo en Facebook dedicado a la eliminación de perros, no está de acuerdo, él es partidario
 de usar otros métodos menos sádicos. “Personalmente yo pondría raticida en unos trozos de carne y se los daría a las manadas de perros que me atacan todos los días cuando salgo de mi casa”.

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