Papa desea mayor presencia de la mujer en la Iglesia, pero también en la familia
Según el Pontífice, la presencia de la mujer en el hogar resulta más necesaria que nunca, para la transmisión a las futuras generaciones de sólidos principios morales y para la misma transmisión de la fe.
El papa Francisco dijo que espera ampliar espacios para una presencia femenina más extensa e incisiva en la Iglesia, pero no se puede olvidar el rol insustituible de la mujer en la familia para la transmisión a las generaciones futuras de sólidos principios morales y de la fe.
El papa argentino pronunció estas palabras en la audiencia concedida en la Sala Clementina del Vaticano a las participantes en el 29 Congreso Nacional del Centro Italiano Femenino que ha cumplido 70 años.
Jorge Mario Bergoglio recordó “la contribución vital de las mujeres en la sociedad, en particular con su sensibilidad e intuición hacia el otro, los débiles y los indefensos”.
Dijo haberse alegrado también al ver a muchas mujeres que comparten cierta responsabilidad en la asistencia a los sacerdotes en el acompañamiento de personas, familias y grupos, como en la reflexión teológica, y “espero ampliar espacios para una presencia femenina más extensa e incisiva en la Iglesia”.
Estos nuevos espacios y responsabilidades que se han abierto “y que espero sinceramente que pueden ampliarse aún más a la presencia y actividad de las mujeres, tanto en el ámbito eclesial como en el civil y de las profesiones, no puede hacernos olvidar el papel insustituible de la mujer en la familia”.
“Las cualidades de delicadeza, peculiar sensibilidad y ternura, de las cuales es rica el alma femenina, representan no sólo una fuerza real para las vidas de las familias, sino una realidad sin la que la vocación humana sería irrealizable”, mantuvo el pontífice.
Si el mundo del trabajo y en la esfera pública es importante, la contribución más incisiva del genio femenino (…), la presencia de la mujer en el hogar resulta más necesaria que nunca, para la transmisión a las futuras generaciones de sólidos principios morales y para la misma transmisión de la fe.