Las Pussy Riot llegan a Estados Unidos con su lucha contra Putin
Nadezhda Tolokónnikova y María Aliójina, ofrecieron este miércoles una multitudinaria conferencia de prensa en la que criticaron al líder y la situación de las libertades en Rusia, además participarán en unconcierto organizado por Amnistía Internacional.
A sólo unos días del inicio de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, las Pussy Riot llevaron a Nueva York su lucha contra el presidente ruso, Vladimir Putin, y pidieron a la comunidad internacional más presión para poner fin a la represión de las libertades que se vive en el país.
Nadezhda Tolokónnikova y María Aliójina, las dos componentes del grupo amnistiadas en diciembre tras pasar casi dos años en prisión, ofrecieron este miércoles una multitudinaria conferencia de prensa, en la que criticaron duramente la deriva autoritaria del Gobierno de Putin.
Las Pussy Riot, que mañana participarán en un gran concierto organizado por Amnistía Internacional junto a otros artistas, arremetieron contra varias de las leyes aprobadas por la Duma durante el último año, a su juicio destinadas solo a silenciar a la sociedad civil.
Además, llamaron la atención sobre la situación de los presos políticos, especialmente los implicados en el “caso Bolótnaya”.
Estos presuntos participantes en enfrentamientos violentos tras una gran manifestación en Moscú en 2012 se enfrentan a penas de entre 5 y 6 años de prisión, en un proceso que para la banda punk busca servir amedrentar a la oposición.
Tolokónnikova y Aliójina aprovecharon el punta pie inicial a los juegos de invierno del próximo viernes para insistir al mundo sobre la necesidad de ser más crítico con la situación de las libertades en Rusia.
Varios líderes mundiales, incluido el presidente estadounidense, Barack Obama, han optado por limitar la representación política de sus países en la cita para protestar contra las políticas homófobas en Rusia.
Las Pussy Riot agradecieron este gesto, aunque pidieron a Obama y a otros dirigentes que se atrevan a dar abiertamente su opinión sobre la realidad rusa.
También exigieron a los estadounidenses que viajen a Sochi que miren más allá de las instalaciones olímpicas -construidas con dinero “robado a los contribuyentes”, aseguraron- para ver lo que ocurre realmente en Rusia con quienes critican al Gobierno o con las personas homosexuales, por ejemplo.
“Esta es la realidad a la que nos tenemos que enfrentar y la realidad que queremos cambiar”, aseguró Aliójina.
Las Pussy Riot hablarán mañana ante las miles de personas que se darán cita en el Barclays Center de Brooklyn con motivo de un gran concierto organizado por Amnistía Internacional en favor de los derechos humanos.
Madonna será la encargada de presentar a las activistas rusas, mientras que el cartel incluye a artistas de renombre como The Flaming Lips, Blondie, Imagine Dragons, Lauryn Hill y Tegan & Sara, además de clásicos de este tipo de eventos como Yoko Ono y Bob Geldof.
Las Pussy Riot, que han dejado la música a un lado para centrarse por encima de todo en su activismo político, aseguraron no tener ningún temor a volver a prisión.
“Estamos orgullosas de haber terminado en la cárcel por defender la libertad y no tenemos miedo”, dejó claro Aliójina.
Las Pussy Riot fueron condenadas a dos años de cárcel tras escenificar una plegaria “punk” en la catedral de Cristo Salvador de Moscú al grito de “Madre de Dios, echa a Putin”.
Convertidas ya en símbolo y beneficiadas por la amnistía general decretada por el Gobierno, Aliójina y Tolokónnikova pusieron en marcha el pasado diciembre un proyecto denominado “Zona de Derecho” con el que buscan defender los derechos humanos en las prisiones.
“Nuestro objetivo es llevar más transparencia a la política rusa y al sistema penitenciario”, subrayó Aliójina.
Durante su visita a EE.UU, tienen previsto reunirse con grupos que trabajan por los derechos de los presos en el país para intercambiar experiencias, explicó Tolokónnikova.
Lanzadas ya a una campaña de dimensiones globales, las Pussy Riot se mostraron también dispuestas a participar en algún tipo de acción de protesta por la situación en la prisión de Guantánamo, aunque descartaron ser ellas quienes tomen la iniciativa por desconocer cómo funciona la sociedad estadounidense.