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10 de Febrero de 2014

¿De vacaciones o a trabajar? Las suculentas y solicitadas embajadas que deberá repartir Bachelet

A contar de marzo, el nuevo Gobierno deberá designar a varios nuevos embajadores y las "autocandidaturas" al interior de la Nueva Mayoría ya comenzaron. Algunas embajadas tienen enormes exigencias a nivel laboral, pero otras... son el destino perfecto.

Por Daniel Martí­nez G.
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Después de dos semanas de vacaciones, la Presidenta electa, Michelle Bachelet, deberá continuar con las designaciones de los cientos de cargos que administra el aparato público, en medio de los cuestionamientos por algunos nombres que no cayeron bien en los movimientos sociales ni en la propia Nueva Mayoría.

La primera semana de marzo, según explican quienes participaron en el comando de Bachelet, debieran comenzar a zanjarse los nombramientos de las embajadas más importantes desde el  punto de vista de las relaciones bilaterales, como las de Argentina, Perú, Bolivia y Brasil. El Dínamo ya adelantó varias de las posibles nominaciones.

Ante este panorama, la clase política comienza a sobarse las manos en busca de una designación, pero no necesariamente para los países más complejos en cuanto a carga diplomática, sino para las denominadas “embajadas flojas”, donde el trabajo es escaso y más que nada protocolar.

Los embajadores son nombrados por el Presidente de la República a proposición del ministro de Relaciones Exteriores, tarea que en los próximos días tendrá a cargo el futuro canciller Heraldo Muñoz y su subsecretario, Edgardo Riveros. Para seleccionarlos, existen dos posibilidades: los “de carrera”, que llegan naturalmente al cargo tras una trayectoria diplomática -normalmente egresados de la Academia Diplomática Andrés Bello-, y aquellos con perfil político, destinados a directamente a misiones más complejas como Estados Unidos, donde hoy hace de cabeza el ex ministro Felipe Bulnes.

No son pocos los cuestionamientos en esta modalidad, ya que se abre espacio también para los “favores” políticos, donde ex parlamentarios, empresarios o personajes sin carrera internacional son nombrados como embajadores en los más diversos países. Y ya son varios los que han comenzado con su “candidatura” para una embajada, o agregaduría.

El mismo Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha sido acusado de “colocar” a sus financistas de campaña en las mejores embajadas y superar el porcentaje normal de designaciones políticas directas. “Es tiempo de que las embajadas dejen de estar en venta”, reclamaba en ese país el sindicato de diplomáticos.

Pese a los cuestionamientos, un ex embajador explica que muchos países solicitan “embajadores políticos” y no diplomáticos, como es el caso de China y Australia. “Cuando hablan contigo, saben que llegas directamente al Gobierno, haciendo una llamada por teléfono. Cuando hablan con un diplomático de Estados Unidos, está claro que el correo o solicitud va a quedar en el mismo escritorio o demorará meses en llegar”.

Bachelet al exterior

Dentro de las definiciones que hizo el equipo de Relaciones Exteriores del ex comando de Michelle Bachelet estaba una reforma a la Cancillería, que busca “jubilar” a funcionarios que llevan más de 20 años en un mismo grado, 40 años en el Servicio Exterior o más de 65 años de edad. Decisión no menor teniendo en cuenta que hay varios de ellos que están en diferentes cargos desde 1970, pululando de una embajada a otra en varios continentes, como son los casos del actual embajador de México, Adolfo Carafí, y el de los Países Bajos, Juan Antonio Martabit.

El programa de Bachelet apunta a “lograr una mayor unidad regional” y hace una crítica diciendo que “Chile ha perdido presencia en la región y sus relaciones vecinales son problemáticas”. Bajo esta lógica, según los entendidos, las embajadas claves para el próximo Gobierno debieran ser las de Buenos Aires, Lima, La Paz (Consulado General) y Brasilia, apostando por acercamientos con el Cono Sur, algo que se debilitó en la administración de Sebastián Piñera.

Sergio Bitar, miembro del desaparecido comando de Bachelet, explica que deben ser personas con experiencia internacional y con capacidad de manejo político. “Ella va a lanzar una política internacional mucho más latinoamericanista. Tenemos que continuar las conversaciones con Perú por el fallo de La Haya y profundizar una agenda de futuro. Eso requiere de un sentido político más que puramente formal”, agrega.

Todo dependerá del criterio de la Presidenta electa para escoger entre diplomáticos de carrera o de perfil político que la acompañarán en el nuevo periodo, aunque no todos deberán ser reemplazados necesariamente a contar del 11 de marzo. Muchos de ellos podrían continuar con sus tareas en el extranjero, si así lo decide ella.

Cabe destacar que durante este gobierno aumentó considerablemente el número de embajadores de carrera, llegando sólo a existir 14 de un universo de 65 representantes. Hoy Chile tiene presencia en 133 países, pero 68 de ellos -países pequeños o en conflicto- tienen concurrencia de sus representaciones en otras sedes diplomáticas, como es el caso de Sri Lanka (en India), Barbados (en Trinidad y Tobago) o Tanzania (en Kenya).

Las embajadas “flojas”

Lejos, según varios expertos, las embajadas más “peleadas” son las de Portugal, Costa Rica y Trinidad y Tobago. “En Portugal el embajador hace prácticamente nada. Lo mismo pasa con los países de América Central, donde casi no tenemos intercambio comercial. Hay muy, muy poca pega”, dice uno de ellos.

En Lisboa, ciudad donde está la embajada portuguesa, viven cerca de 500 mil personas, en un país considerado como “muy elevado” en su índice de desarrollo humano. Así mismo, sus paradisiacas playas han calificado su turismo como “de sol y playa”, el que se concentra en Algarve, Madeira y Azores. “Ahí te vas a puro descansar. No te llegan ni visitas protocolares, no hay contacto con empresas, casi nada”, concluye otro.

Otra atractiva embajada es la de Jamaica y no sólo por sus envidiables paisajes. Desde su creación en 1990, ha sido visitada oficialmente sólo 3 veces por autoridades chilenas: el ex canciller Enrique Silva Cimma, en 1992; el ex Presidente Ricardo Lagos, en 2004; y la ex Presidenta Bachelet, en junio de 2006.

Otros prefieren aventurarse en la exótica África, donde sólo hay dos embajadas: en Kenia y en Sudáfrica. En la primera, explica un ex embajador, “es más que nada representación y gestión en el ámbito cultural. No van ni empresarios ni visitas protocolares”. Por ejemplo, se dedican a gestionar reuniones y apoyos para la fundación Africa Dream, voluntarios que buscan mejorar la calidad de vida de ese continente, entre otras cosas.

El debilitado Cono Sur

Al otro extremo de la configuración diplomática están las embajadas de alta carga laboral. Según lo expuesto en el programa de la futura Mandataria, los países vecinos más Brasil serán primordiales en virtud de las relaciones bilaterales y los entendimientos a nivel comercial. “La región del Asia Pacífico debe ser un objetivo prioritario de la política exterior de Chile”, dice el texto.

Bajo esa mirada, la decisión de la futura Presidenta Bachelet debiera ser inclinarse a embajadores de perfil político por sobre los de carrera para las embajadas de Argentina, Perú y, sobre todo, Bolivia, que durante 2014 deberá enfrentar la memoria que ese país presentará ante La Haya como parte de su demanda marítima.

La alianza del Asia Pacífico vive uno de sus mejores momentos en relaciones económicas. Por esta misma razón, las designaciones en esos países implicarán múltiples reuniones bilaterales, encuentros en foros, cumbres y visitas oficiales de un país a otro, además del aumento de intercambio comercial que deberán coordinar y gestionar, tareas que, por lo demás, deberá encabezar el futuro canciller Muñoz. China, Corea, India, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Tailandia, Vietnam, Perú, Colombia y México, entre otros, incluyen el pacto.

Allí, explica Sergio Bitar, debe haber un reforzamiento importante por parte de la Cancillería, “profundizando la capacidad política y de personal, con gente que cree redes, genere contactos, busque productos y espacios para el comercio internacional”.

Otra decisión que Bachelet debiera tomar, dice un ex colaborador de su comando, es incrementar el número de mujeres que ejercen como embajadoras en el mundo. “Las Relaciones Exteriores es un área muy machista y hay mujeres capaces de asumir ese rol”, sintetiza. Hoy, solamente hay una mujeres que ocupa ese cargo: María Elena Cuevas, embajadora en Rumania.

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