La historia de precariedad que terminó con la vida de una lactante en el hogar Nazareth
El 24 de enero se encontró sin vida a una lactante en un hogar colaborador de Sename. En medio de la investigación nuevamente queda en jaque la falta de dotación, supervisión y preparación de las educadoras. Aquí la historia que volvió a poner a la Institución en el ojo del huracán.
El 24 de enero en el hogar Nazareth, una casa de acogida colaboradora del Sename en la población Juan Pablo segundo de Copiapó, murió Fernanda, una lactante de 10 meses. Su historia rápidamente se viralizó en las redes sociales y una parte de la Fundación Sofini, a cargo del psiquiatra Rodrigo Paz, decidió tomarse la sede de Las Condes de Unicef.
Los últimos meses han sido particularmente sensibles con el tema, pues esta es la segunda muerte tras el fallecimiento de otro menor en noviembre, en el Centro de Rehabilitación Conductual (CRC) Metropolitano Norte de Til Til. A eso hay que agregar el polémico informe de la Comisión Jeldres que reveló abusos, maltratos y hasta prostitución en residencias bajo la supervisión de Sename. Para algunos, el caso de Fernanda fue la gota que rebasó el vaso.
La pequeña fue encontrada sin signos vitales, luego que se ahogara en su propio vómito, supuestamente sin que las cuidadoras del hogar Nazareth se dieran cuenta entre sus cambios de turno. Ese día había sólo dos educadoras a cargo de 36 niños, seis de ellos lactantes.
Fernanda había llegado hace muy poco a esta residencia luego que, por decisión del Tribunal de Familia, se dictaminara que sus padres no serían aptos para cuidarla. En medio del shock, como relatan algunas fuentes de la residencia, las funcionarias ya fueron separadas de sus funciones y la investigación quedó a cargo del fiscal Ariel Guzmán. La autopsia señala: asfixia por contenido gástrico.
Para Alicia del Basto, presidenta de la Asociación de Funcionarios del Sename (Anfuse), esta tragedia deja en evidencia unos de los mayores problemas de las regiones del norte, la falta de hogares como oferentes para colaborar con los proyectos del Sename. También confirma la falta de dotación de funcionarias y el nulo consenso para solucionar este problema, una bomba de tiempo que cada tanto estalla en estos lugares. “Recuerda que al igual que con el hogar de niñas Ajllasga, el norte fue la zona peor evaluada en esta materia”, puntualiza.
Según la dirigenta, el hogar Nazareth –dependiente del obispado- fue el único que quiso tomar esta responsabilidad, pese que estuvo a punto de cerrar durante el 2011, tiempo en que era administrado por la Congregación de las Hermanas de Nuestra Sagrada Familia de Urgel. “Por la exposición pública que han tenido los hogares de Sename, ha costado mucho que las instituciones quieran hacerse cargo de los centros de protección de menores, por tanto en esa región, este hogar, era la única institución que había como oferente. Ahora lo más probable es que quiera entregar la responsabilidad que tiene con Sename y la pregunta es: ¿Quién se hará cargo de estos niños?”, reflexiona.
Del Basto agrega que unos de los principales problemas que enfrentan son los escasos recursos que reciben estos hogares colaboradores pues no alcanza para cubrir el gasto que significa una niña o niño en protección y la precariedad se sigue perpetuando.
La falta de experiencia
Durante el año pasado, la residencia- a cargo de su directora Paola Piazolli- ya había sido visitada por la Comisión Interinstitucional de Residencias de Protección, y las observaciones estaban justamente dirigidas al trato directo con los recién nacidos y la falta de preparación de los funcionarios era una de sus grandes falencias. “Se debe reforzar las acciones de seguridad en los lactantes cuando existan emergencias”, “Se requiere de mayor capacitación a los encargados técnicos con el trato de los lactantes”,“Se observa como necesario reforzar acciones de estimulación en los encargados técnicos hacia los lactantes”, “Se requiere un cierre perimetral más alto y seguro, ello debido al sector donde se encuentra el centro” y “Se requiere mayores actividades de estímulo para los lactantes”, fueron algunas de las alertas.
El siete de febrero del 2013, el director nacional, Rolando Melo envió un informe al jefe de la división de reinserción social del Ministerio de Justicia, Sebastián Valenzuela, para comentar algunos de los supuestos avances de esta residencia(respecto a las observaciones) que señalaron los supervisores técnicos y que Melo entregó como respuesta. Allí, se indica la existencia de un protocolo de emergencia hecho por un prevencionista de riesgos, y que durante el primer semestre las educadoras serían capacitadas en esta área. Además, en unos de los últimos items, se señala que se contrataría un parvularia para solucionar el problema de la falta de actividades de estímulo para los lactantes.
En contacto con El Dínamo, Ariel Guzmán, el fiscal del caso, comentó que en estos momentos se indaga la eventual responsabilidad de las funcionarias y que ya se dio la orden de investigar a la Brigada de Homicidios de la PDI, donde también se solicitó una ampliación del informe de autopsia. “La instrucción se hizo antes de la entrega del cuerpo a la familia, por ello, de haber sido necesaria una nueva autopsia, no había sido necesaria la exhumación, que siempre toma tiempo y es más dolorosa para la familia, ahora nos interesa apoyarlos y no aumentar su dolor”, explica.
Además agrega que una de las aristas de la investigación será revisar el tema de la dotación de trabajadoras, la preparación previa de las mismas, la insuficiencia o no de la infraestructura (tanto física como de gestión), la existencia, cumplimiento, supervisión de protocolos de trabajo y la responsabilidad del mismo Centro Nazareth y de Sename.
Por su parte, el director regional subrogante de Sename, Juan Rojas, aseguró a El Dínamo que se conversó con la dirección del hogar el día siguiente al 24 de enero y que se llegó a un acuerdo para separar de sus funciones a las trabajadoras de turno de ese momento, sin embargo el fiscal consideró que las dos educadoras: salientes y entrantes de su turno estaban involucradas en el tema. Ellas, ya fueron citadas a declarar.
Rojas explica que Nazareth, es un hogar de lactantes y preescolares que van de cero a seis años. Además aclara que, si bien hay una limitante de la edad, a veces derivan a menores que están fuera del rango etario por falta de hogares con esa función, pero niega los rumores sobre supuestos encierros o malos tratos a los menores.
“Lo que puedo desmentir es que se dijo que los niños estaban durmiendo encerrados en una pieza con candado y quiero aclarar que hay supervisiones técnicas nocturnas y diurnas que no avalan esa información, también hay informes de tribunales donde se ven ciertas falencias y en ningún caso se habla de que los niños estuvieran encerrados o abandonados, las educadoras cumplen la función que corresponde”, enfatiza.
En este sentido, Rojas concuerda con el análisis de la dirigente de Sename Alicia del Basto y comenta que una de las mayores problemáticas que tienen en la región, es la falta de ofertas de organismos colaboradores o ejecutores de proyectos con Sename para hacerse cargo de la residencias. Afirma que incluso algunas instituciones estarían acogiéndose a un artículo dentro de los convenios para facilitar el proceso y cerrar los hogares.
“(El convenio) dice que existe un plazo de 60 días para poner término de la residencia e informan y se cierran. Nosotros no lo podemos cerrar, debemos buscar alternativas y mecanismos con otros organismos para ver si nos pueden ayudar y hacerse cargo de estos hogares”, explica.
Alicia del Basto plantea la interrogante de si el Estado está realmente dispuesto a que esto no siga pasando.“Los supervisores técnicos de Sename no están todo el día en estos hogares para saber si el comportamiento de las educadoras es el mismo dentro de la precariedad que hay. Las personas que cuidan a los bebes tienen sueldos súper bajos, no tienen preparación para trabajar y sólo se les exige tener cuarto medio (…) Hay alta rotación, entran trabajan unos meses y se van. Hay que pensar que ganan menos que una nana de casa particular. ¿Quién va a querer trabajar en estas residencias?”, concluye.