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11 de Febrero de 2014

El caso de Marius: La jirafa que pagó con su vida el éxito de los programas de reproduccion de los zoos

Los responsables del zoo danes optaron por sacrificar al animal para evitar que terminara en un circo y porque las otras alternativas, como la castración, implicaban la sedación, procedimiento de alto riesgo en jirafas. Desde 1828 solo se habían sacrificado a cinco ejemplares.

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Marius una jirafa de dos años fue sacrificado el domingo 9 de febrero en el zoo de Copenhague, provocando reacciones de rechazo. Los responsables del centro argumentaron que querían evitar la consaguinidad en sus futuras crías y asegurar, así, que “los mejores genes pasaran a las generaciones venideras”.

La multitudinaria campaña de firmas que se organizó a través de internet para frustrar la decisión no tuvo éxito, consigna ABC.

Más aún, el sacrificio fue público, ante la sorpresa y la atenta mirada de los visitantes -incluyendo a niños- que había en ese momento en el zoo de la capital de Dinamarca. Además se optó por disparar al animal en lugar de inyectarle una dosis letal que pudiera contaminar su carne, dado que su cuerpo luego fue troceado para servirlo como alimento de los carnívoros del centro.

Las ofertas rechazadas

Otros zoos habían mostrado interés por acoger a Marius, además un privado ofreció 500.000 euros (680.000 dólares) por el. ¿Por qué no se aceptaron? “El traslado no propiciaría que Marius pudiera participar en los programas de reproducción que lleva a cabo la Asociación de Zoos y Acuarios de Europa (EAZA), por lo que él y sus crías acabarían por venderse en malas circunstancias, tal vez a circos o colecciones privadas“, explicó a la BBC un portavoz de la EAZA.

De cara a la oferta hecha por el Parque de Fauna de Yorkshire (Reino Unido), que es miembro de EAZA para recibirlo, Bengt Holst, director científico del Zoo de Copenhage, dijo que la rechazaron debido a que allí ya vive el hermano mayor de Marius, y agregó que el espacio podría ser mejor aprovechado por “una jirafa genéticamente más valiosa”.

La contracepción y la castración suponen dos posibilidades a la eutanasia animal. Sin embargo, ambas requieren sedación. Se trata de un procedimiento de alto riesgo que no se puede correr con las jirafas, pues pueden romperse el cuello mientras están bajo los efectos de los fármacos calmantes. “La contracepción ha de provocarse en la infancia y hay significativos efectos secundarios derivados de ciertas drogas que podrían ser irreversibles, provocando la pérdida de valiosos animales en términos de reproducción”, agregó el representante de la Asociación Europea de Zoos y Acuarios.

Según los datos que maneja la EAZA con respecto a los sementales de jirafa, desde 1828 solo se habían sacrificado por motivos de conservación cinco ejemplares.

La mirada contrapuesta de los expertos

Desde la mirada de los expertos, la Sociedad Real para la Prevención de Crueldad a Animales (RSPCA) se mostró “sumamente triste al oír la historia de esta pobre jirafa”.

“Es una vergüenza que no se haya podido hallar otro hogar para él, sobre todo, si había ofertas convenientes”, agregaron a través de un comunicado.

Desde la otra vereda el profesor de Bioética de la Universidad de Copenhague, Peter Sandoe, dijo estar a favor de la decisión de zoológico. Además aplaudió que los niños pudieran presenciar cómo el animal se transformó en alimentos para los leones. “Es muy buena imagen de lo que es la naturaleza”, dijo.

En la sabana, detalló Sandoe, “muchos morirán jóvenes, muertos por leones, enfermedades, accidentes y la falta de alimento”.

Por su parte, las plataformas animalistas insisten en preguntarse si Marius es una víctima más del éxito de los programas de reproducción de los zoos.

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