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19 de Febrero de 2014

Nuevo presidente de la CTC y nombramientos de Bachelet "No va a cambiar la política de represión"

El representante de los trabajadores del cobre milita en el PC, pero toma distancia del programa de la Nueva Mayoría. Ahumada critica las designaciones de Ignacio Merino en la subsecretaría de Minería y de Javiera Blanco en Trabajo y apuesta por un Codelco 100% estatal.

Por Francisco Parra
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Manuel Ahumada, con sus 35 años, es uno de los dirigentes sindicales con mayor proyección. Tomó el mando de la Confederación de Trabajadores del Cobre en agosto pasado, reemplazando al también comunista Cristian Cuevas, quien se embarcó en una fallida aventura por un cupo parlamentario en Calama.

Si bien solo agrupa a los trabajadores del cobre, la CTC se ha posicionado como una de las principales organizaciones sindicales en Chile, distanciándose incluso de la CUT. Se definen abiertamente como una agrupación “anti neoliberal, de clase y con vocación de poder”. En conversación con El Dínamo, Manuel Ahumada se reconoce como miembro de la Nueva Mayoría, pero asegura que su principal responsabilidad es sacar adelante las demandas de los trabajadores, las que no se ven plenamente reflejadas en el programa que encabeza Michelle Bachelet.

También expresa sus convicciones por un Codelco 100% estatal y critica duramente los nombramientos en las carteras de Minería y Trabajo.

– ¿Qué análisis hacen de las nuevas autoridades ministeriales en Trabajo y Minería?

Una de las resoluciones que tomamos como organización en el último congreso fue de mantener una posición de independencia al gobierno de turno. Ahora, nos preocupa el nombramiento del subsecretario de Minería. Uno de los antecedentes que nos causa más ruido es que hasta un poco antes de ser nombrado es que él tenía conflicto con sus trabajadores que estuvieron 50 días en huelga. Esas son señales bastante negativas y hacemos la crítica. Sabemos que es de potestad de los gobiernos y las autoridades electas, pero se han cometido bastantes errores en los nombramientos y en las señales que se le entregan al mundo social y sindical. No obstante de eso nosotros hacemos el llamado de atención, pero tenemos la responsabilidad de seguir haciendo lo que hemos hecho, que es defender los derechos laborales en el contexto que sea.

– ¿Qué señal envía el nuevo gobierno nombrando a Ignacio Moreno en Minería, con el conflicto que decías, y a Javiera Blanco en Trabajo, una persona experta en seguridad ciudadana y no en temas netamente laborales?

La primera impresión es un mal manejo de conflictos. Ellos tienen capacidad de agudizar conflictos y poner represión, cuando lo que hemos planteado es que, para resolver y avanzar en las demandas de los trabajadores, carabineros no se puede hacer presente en los conflictos laborales. Esa ha sido la lógica eterna que hemos vivido los movimientos sociales. En ese sentido, la señal que se da es que independiente de la voluntad o disposición, lo concreto es que con estos nombramientos, eso no va a cambiar mucho. Tendrán que aclararlo, ya sea reunirnos o ir viéndolo en la práctica. Nosotros como trabajadores no dejaremos de hacer las cosas por la vía que tienen las organizaciones sindicales.

– ¿Entonces la señal es que con estos nombramientos se continúa con la política de represión al mundo laboral?

Esa es la sensación. También hay que entender que hay cierta inercia, hasta el día de hoy se resuelven conflictos vía represión o administrando la violencia en contra de los movimientos sociales y queda la sensación de que eso no va a variar mucho. Esperemos que las autoridades y élites políticas empiecen a aprender un poco de la historia y dar señales en otro sentido. Ahora, esas son las sensaciones que quedan. Vamos a ver cómo se da en la práctica y nuestra respuesta también se va a ver en la práctica.

– ¿Cómo proyectas el movimiento sindical para el 2014?

El movimiento social, no solo el sindical, ha tenido un salto cualitativo en ir apuntando a cuestiones más estructurales y de las problemáticas que nos afectan de fondo, no solamente a nivel reivindicativo sino a nivel de construcción país. Por ejemplo, desde el punto  de vista constitucional. También con lo que plantean los estudiantes y lo que hemos planteado nosotros con los recursos naturales, de dar una discusión país respecto a la soberanía de los pueblos, pero no de soberanía en sentido de marcada en un mapa. Hoy se están dando discusiones y estamos en la construcción de poder proponer un proyecto país distinto. Dentro de esa propuesta también vamos construyendo organización, de poder juntar, aunar fuerzas y poder coordinar acciones sindicales. Hoy mismo estamos articulando varios encuentros para dar estas discusiones estructurales. También nos reorganizamos los trabajadores a nivel de sectores económicos, por ejemplo, estamos generando una coordinación a nivel minero metalúrgico y energético pero desde los trabajadores, para poder pararnos y enfrentar estos procesos de igual a igual.

– En el último tiempo han habido muchas movilizaciones desde los trabajadores, pero estas parecen apuntar más a la demanda económica que a la política. Por ejemplo, no vemos movilizaciones en contra de la subcontratación…

Nosotros hemos ido dando esas discusiones, por lo menos en nuestra organización. El tema de la re nacionalización del cobre no es algo que nace de manera espontanea, sino que nace de una construcción que hemos dado con los estudiantes, y ellos mismos han entendido que la re nacionalización de los recursos naturales es un punto fundamental para financiar las demanda de su sector. También con el tema del subcontrato, que es un sistema laboral de precarización y que no solo afecta a trabajadores subcontratados, sino que también despotencia las organizaciones sociales históricas, de clase. Hoy tenemos todas las ramas de la economía subcontratadas, entonces ahí  hay que dar las discusiones e instalar el tema porque no están hoy día en agendas de gobierno. Y si para hacerlo es necesaria la movilización, entonces tenemos que articular la movilización. Por ejemplo también se plantea el tema del multi rut, apuntando un poco a eliminar ciertos vicios, planteando que las empresas no pueden tener dirección comercial distinta. Pero a las empresas no les cuesta nada declarar direcciones comerciales distintas, entonces no se están abordando los temas de fondo. Y eso pasa porque se regularice la negociación ramal, que afecta a los trabajadores y aporta a la redistribución de la riqueza en este país que es tan desigual. Todas son cuestiones de fondo que no se dan las discusiones o no se quieren tocar, para no afectar el equilibrio del sistema que como pueblo somos los principales afectados.

– ¿Hay algún avance en materia laboral en el programa de Michelle Bachelet?

Se pueden abrir ciertos espacios, pero hay varias cosas que todavía se tienen que definir. Si bien es un programa contundente, pero no acabado. Como decía, hay discusiones que no se han dado, hay actores que faltan, principalmente desde el mundo social. Aunque sí se dan señales, como la extensión de los beneficios de las negociaciones que se extiendan a los sindicalizados. Eso, si se resuelve así, va a potenciar la organización sindical y va a empoderar nuestra capacidad de acción. Pero también es incierto porque se tiene que resolver así y entendemos que no se está conversando con ellos con los empresarios. Tienes un tremendo poderío empresarial y político que va en contra de estas cuestiones. Tenemos que enfrentar el debate de las ideas y nosotros las organizaciones impulsarlas mediante la movilización.

– Tu eres militante del PC. El Partido está en el gobierno, con esta política de tener un pie en la calle y el otro en el gobierno. ¿Qué tan factible de sostener es esto?, siendo que una de las principales demandas de los trabajadores es un nuevo código laboral, que no está contemplado para el próximo gobierno.

Yo como militante adhiero respecto a una ideología y una construcción de un país distinto. Pero también como militante mi primera responsabilidad es representar a los trabajadores y ponerme al frente de las demandas de los trabajadores. Frente a eso, no tengo contradicción en que mi primera responsabilidad es esa, poder encauzar las demandas de los trabajadores.

– ¿Entonces las demandas de los trabajadores no están representadas en la Nueva Mayoría?

No sé si estén plenamente representadas. Mi responsabilidad es buscar el espacio necesario para lograr el mayor avance, con la fuerza que tenemos las organizaciones sindicales, en la solución de las problemáticas de los trabajadores. En eso no nos podemos perder. Por un lado la Nueva Mayoría es un espacio político de discusión con miradas muy distintas y la CTC, independiente de mi militancia, también es un espacio amplio, donde la mayoría de los trabajadores no tienen militancia política y hay otros que sí. Mi responsabilidad es representar todo ese amplio espectro y cumplir con los objetivos y definiciones que tomamos como organización, va mucho más allá de lo que representa mi militancia.

– Últimamente han cuestionado bastante la actuación de Codelco, tildándola de privatizadora. ¿Por qué?

Es una de las batallas que tenemos desde que nacimos como organización, porque comprendemos la re nacionalización del cobre y de los recursos estratégicos no desde el punto de vista panfletario, sino que desde la búsqueda de una soberanía e independencia económica en beneficio del pueblo, y eso nos permitiría un proyecto país distinto. Y en esa línea está la defensa de un Codelco 100% estatal. Actualmente la empresa está en permanente amenaza, el sobre endeudamiento, el presentarlo comunicacionalmente como menos eficiente que la minería privada. Pese a eso y a que explota menos del 30% del cobre, aporta mucho más al Estado que lo que hacen en impuesto las empresas privadas concesionadas. Eso todo el país lo comprende y se ve en la encuesta Cerc, que más del 80% del país está a favor de la re nacionalización de cobre.

– Pero el tema de Codelco no ha sido tomado por los políticos…

Tenemos que avanzar en eso porque no hay discusión en los programas de gobierno. Se las han arreglado para que este tema no genere costos políticos. Un tema tan importante  como este tiene que generar costos políticos y obligar a las élites políticas a tenerlo dentro de la agenda de desarrollo país. Hoy tenemos el caso del Salvador, donde Codelco plantea que de la línea de óxido, se acabó el mineral, así, por arte de magia. Técnicamente sabemos que no es así, y Codelco no ha entregado los argumentos técnicos que demuestren que la línea de óxido se terminó. Lo tenemos claro porque somos una organización minera y sabemos cómo se explota el material, sabemos de los procesos productivos y pusimos los antecedentes a disposición de la comisión de Minería de la Cámara de Diputados. No puede ser que de manera tan liviana se plantee el cierre de una línea productiva, que deja a más 800 personas sin sus puestos de trabajo, en un intento de cerrar un división de Codelco para que lleguen capitales extranjeros, inviertan una pequeña porción respecto de las tremendas utilidades que se llevan y que no quedan en beneficio de nuestro país.

 

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