En la previa al Día de la Tierra: 10 recetas contra el cambio climático
El nuevo informe subrayó la necesidad de imprimir un cambio al modelo energético para sustituir los combustibles fósiles por otras energías bajas en carbono, una postura que también fue respaldada desde Latinoamérica por los expertos reunidos en torno a Red climática CANLA.
A pocas horas de una nueva conmemoración del Día de la Tierra este martes, sumada a la reciente presentación de las preocupantes conclusiones del trabajo del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC), nadie pone en duda que el mundo necesita emprender acciones más rápidas para contener este fenónemo y evitar sus efectos más adversos.
El nuevo informe subrayó la necesidad de imprimir un cambio al modelo energético para sustituir los combustibles fósiles por otras energías bajas en carbono, una postura que también fue respaldada desde Latinoamérica por los expertos reunidos en torno a Red climática CANLA
El documento es también una referencia de cara al acuerdo mundial para reducir los gases invernadero que se debe cerrar el 2015 en París en la negociación del cambio climático, consigna La Vanguardia.
Revisa aquí las calves para combatir el calentamiento global:
1.- Rebajar gases hasta un 70% de cara a 2050
Los expertos del IPCC marcan como objetivo clave que la temperatura del planeta no suba más de dos grados centígrados por encima de la registrada en la época preindustrial, para evitar las catástrofes climáticas (olas de calor, subidas de nivel del mar, inundaciones). Pero para alcanzar esta meta, que supone estabilizar las concentraciones de gases en la atmósfera en 450 partes por millón de CO 2 equivalente, habría que recortarlos entre un 40% y el 70% para el 2050. Incluso, se habla de reducir a cero esas emisiones para el 2100; pero no como se debe repartir el esfuerzo por países.
2.- Acción urgente, no milagros
Demorar la acción obligaría a depender en el futuro de tecnologías inciertas. “Si los países se retrasan, tendrá que desplegar opciones poco probadas”, dijo Ottmar Edenhofer, uno de los copresidentes del grupo de trabajo sobre mitigación del IPCC. “No podemos esperar y a apostar todo a que aparezca una futura solución tecnológica milagrosa”, opinó a su turno, Christiana Figueres, secretaria ejecutiva del convenio de cambio climático de la ONU.
3.- Frenar un 0,06% el crecimiento
Los planes más ambiciosos para minimizar o al menos ralentizar el cambio climático supondrían podar ligeramente el crecimiento económico previsto (consumo de bienes y servicios). La economía crecerá, según se vaticina, entre un 1,6% y un 3% anual, mientras que las acciones de mitigación limarían el crecimiento en 0,06 puntos porcentuales. Aquí no se consideran los beneficios por el menor calentamiento o la menor factura sanitaria relacionada con la contaminación del aire. Edenhofer insistió en que los países disponen de diversas combinaciones de soluciones para mantener los límites fijados de aumento de temperatura en dos grados.
4.- Apostar por las energías renovables
El dióxido de carbono procedente de los combustibles fósiles y la industria aportó el 78% de los incrementos de gases entre 1970 y el 2010 (que ha crecido un 80%). Por eso, sin esfuerzos extra para reducir estas emisiones, las temperaturas van camino de subir en torno a los cuatro grados para el 2100 con relación a las de la época preindustrial. Los objetivos marcados suponen que hay que triplicar e incluso, cuadruplicar la proporción de las energías bajas en carbono para el 2050 (las renovables, nuclear y térmicas de combustibles fósiles con sistemas de captura y almacenamiento de los gases en el subsuelo). Las energías renovables (como la eólica o la solar) ya pueden desarrollarse a gran escala. Deben reducirse las subvenciones a las tecnologías que emiten gases de efecto invernadero (lo que a su vez redundará en una mejora de la calidad del aire).
5.-Más inversiones limpias
Con la misma meta de mantener a raya el aumento de temperaturas en un máximo de dos grados, las proyecciones del IPCC indican que las inversiones en combustibles fósiles para producir electricidad deberían caer unos 20 millones de dólares anuales hasta el 2029, mientras que las inversiones en energías bajas en carbono deberían subir sobre US$ los 100.000 al año.
6.- Ojo con el ahorro y la eficiencia energética
Son también necesarias reformas instituciones y legales como “modificar los patrones y conductas” para facilitar el ahorro de energía, declaró Ramon Pichs-Madruga, otro de los copresidentes del grupo de trabajo. “Reducir el uso de energía nos da más flexibilidad para poder elegir las tecnologías energéticas que emitan bajos niveles de carbono”, agregó Pichs-Madruga. La descarbonización debe afectar a industrias, edificaciones y transportes; y tiene que mejorar mucho la intensidad energética (consumo de energía con relación al PIB).
7.- Cultivos y bosques
Una de las estrategias para no depender de los combustibles fósiles es la quema de madera, cosechas o restos vegetales para producir electricidad, siempre y cuando se acompañe de sistemas para capturar los gases y enterrarlos en el subsuelo. Estas tecnologías, aún experimentales, ofrecen como ventaja que podrían reducir el carbono que se mueve en la atmósfera en el ciclo natural de la vida de las plantas. El inconveniente es que se requerirían grandes extensiones para que crezca la biomasa en detrimento de cultivos para cosechas alimentarias y, además, podrían causar subidas en los precios de los alimentos. Métodos más simples son plantar árboles mientras se sigue ralentizando la deforestación.
8.- Riesgos frente a la energía nuclear
El informe apunta que la energía nuclear es una fuente de producción eléctrica baja en carbón “madura”, pero “su participación en la generación eléctrica ha ido en declive (desde 1993)”. Podrían desempeñar “una contribución creciente al abastecimiento energético bajo en carbono pero existe una variedad de barreras y riesgos”, agrega el texto, que los concreta: riesgo en la minería de uranio, riesgos regulatorios y financieros, maneja de residuos por resolver, preocupación por la proliferación de armas nucleares, rechazo de la opinión pública…
9.- Optar por otra manera de moverse
Vehículos y modos de transporte más eficientes podrían reducir la demanda de energía hasta un 40% para el 2050 con relación a lo previsto. Un planeamiento urbano integral, sistemas avanzados de orientación del tráfico, ciudades compactas, apoyo al ciclista y al peatón y nuevos sistemas de trenes de alta velocidad que reduzcan demanda de energía son otras propuestas. El transporte aporta el 27% del uso de la energía final en el 2010.
10.- Planificar las ciudades
Los dos próximos decenios serán determinantes para reducir los gases invernadero en las áreas urbanas, que concentran el 70% del consumo de energía, y en donde continuarán la construcción de edificaciones e infraestructuras. Muchas ciudades dicen que aplican planes de acción contra el cambio climático, pero estas actuaciones son inciertas y no están bien evaluadas para saber su efectividad real.