Bárbara Figueroa, presidenta de la CUT: "Sin el fortalecimiento sindical la Reforma Tributaria va a quedar coja"
"Yo diría que la Nueva Mayoría sigue siendo un proyecto en disputa. Lo que a mi entender lo hace muy interesante. Y en esta tensión no se va a llegar a un consenso, que era lo que ocurría durante la transición, sino que van a imponerse en un sentido persuasivo los sectores más progresistas", dice la líder sindical.
Bárbara Figueroa está en su oficina de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) coordinando los preparativos para la conmemoración de un nuevo Primero de Mayo. Explica que tiene tareas en múltiples frentes. Hace una semana asistió a la presentación de las indicaciones del Gobierno al proyecto que regula el MultiRut –proyecto que no dejó conforme a todo el sindicalismo- y tras el Día de los Trabajadores se meterá de lleno en una asamblea que reunirá a importantes organizaciones de trabajadores del mundo.
Pero es el acto de este jueves el que le quita el sueño. Y es que uno de los grandes ejes que que ha propuesto la CUT para este período es lograr una nueva institucionalidad laboral, que implica importantes modificaciones al Código del Trabajo, y eso, afirma la presidenta de la Central, sólo se logrará con la presión de los trabajadores. Por eso los insta a asistir masivamente al acto principal de este jueves, que se deslizará por la Alameda hasta las cercanías del cerro Santa Lucía.
“En la idea de país que tenemos como CUT, entendemos que hay reformas de mediano, largo plazo y corto plazo. Lo que está contenido en el programa de la Nueva Mayoría ayuda en un primer esfuerzo. Pero para que el sindicalismo pueda adquirir mayor legitimidad, fortalecerse, y sobre esa base obtener muchas mejores condiciones, hay que empujar esas otras reformas no contenidas en el programa de la Nueva Mayoría”, sostiene.
-¿Cuál va a ser la posición de la CUT frente al Gobierno? Ustedes como dirigentes nacionales son también parte de partidos del conglomerado.
Sí, pero eso no debiera llevarnos a equivocaciones. Ser militante activo de un partido político no significa que las organizaciones a las que uno pertenezca sean de nuestra “propiedad”, ni de una ideología determinada. Eso no es condición sinequanon de que la CUT tenga que tener una relación con el Gobierno de carácter “oficialista”. Es comprensible que se pueda leer de esa manera, pero es mezquino con la realidad del movimiento sindical que es muy diversa en términos de sus planteamientos y posiciones… La relación que tiene la CUT con el Gobierno es una relación de contraparte, primero porque somos una central que defiende los intereses de una clase determinada, el mundo de los trabajadores, y el Gobierno tiene una responsabilidad de Estado que es abarcar muchas otras expresiones, no solo lo laboral. Y por eso hay que relacionarse desde esa lógica, en base a los propios planteamientos que el Gobierno haga, y a nuestra agenda.
-¿Se sienten participantes de las estrategias del Gobierno en relación a los trabajadores?
Es evidente que hay un mayor nivel de diálogo con la autoridad, porque claramente con el Gobierno anterior las puertas estuvieron cerradas… Lo que estamos viviendo hoy es un tránsito hacia un nuevo ciclo social y político donde hay que aprender la forma de construir puentes entre el mundo social y el mundo de la institucionalidad política, de tal manera de ir generando una dinámica de participación, ya no entendida como de reunión, sino que más incidente. Donde se comprenda que los actores sociales no solo tenemos que ser escuchados sino que también podemos ser muy propositivos y contribuyentes desde nuestras plataformas y proyectos.
-Pero la Nueva Mayoría también está tensionada por dinámicas opuestas frente a los cambios, como se pudo ver en el debate de la Reforma Tributaria.
Yo diría que la Nueva Mayoría sigue siendo un proyecto en disputa. Lo que a mi entender lo hace muy interesante. Y en esta tensión no se va a llegar a un consenso, que era lo que ocurría durante la transición, sino que van a imponerse en un sentido persuasivo los sectores más progresistas. No porque sean más, sino porque van establecer mayores coincidencias con el mundo social que demanda transformaciones profundas, y que no se va a sentir representado por reformas a medias. Y quienes no se sumen a este nuevo proyecto van a tener que quedarme atrás como espectadores del proceso que Chile está transitando.
MULTIRUT
-Esta semana el Gobierno presentó las indicaciones al proyecto que limita el MultiRUT, basado en una acuerdo entre la CUT y la CPC de 2012. Pero este fue criticado incluso en la CUT, donde el vicepresidente Nolberto Díaz dijo que ésta era “mala”.
Lo que Nolberto dice es que no le parece que sea “suficiente”, que cree que hay elementos que aún se pueden incorporar al debate. Ahora, ¿es suficiente?… yo diría que es un primer paso en el sentido de que va tras lo más importante, como el concepto de empleador; de quién es el empleador real. Eso es un avance sustantivo. También hay que decir que en determinar eso los tribunales habían avanzado bastante. Otro elemento es que sea el empleador quien ponga el peso de la prueba y no los trabajadores. Así deja de ser el sindicato el encargado, y eso, para la vida sindical y para los costos que significa ir a juicio, también es valioso. Lo tercero es que le da obligatoriedad al empleador para relacionarse con los sindicatos según como lo definan los sindicatos. Esa es una cuestión sustantiva que hoy los juicio laborales no resolvían. Los tribunales no le entregaban el poder a los sindicatos de establecer los mecanismos con los cuales iba a negociar. Si los sindicatos deciden una negociación sectorial ante el único empleador, éste está obligado a tener que negociar en esa condición. En el fondo, una negociación interempresas en su más básico nivel. Y eso va a sentar un precedente clave que abre las puertas a negociaciones amplias, por sobre la empresa.
-El abogado sindical José Luis Ugarte es bastante duro con el acuerdo y dice que en la práctica la indicación que presentó el Gobierno no es muy distinta a la que presentó Evelyn Matthei durante el Gobierno de Piñera.
Leí esa crítica y tengo un matiz. José Luis Ugarte es una persona experta en estos temas, pero nosotros lo discutimos y nuestra opinión es distinta. Acá no es lo mismo una indicación sustitutiva, con las características que te he planteado, con la que envió Matthei en su momento y que era una indicación copulativa. Ya no es obligatorio que cumplas con A, B o C elementos, para poder negociar. Segundo, se incluye el informe obligatorio a la Dirección del Trabajo. Y tercero, que pone la responsabilidad de los deberes en el empleador y no en los sindicatos.
-Pero el Gobierno no ha establecido propuestas que vayan en la línea de fortalecer el movimiento sindical, que en la práctica se relaciona con reforma estructurales al Código del Trabajo, donde por ejemplo se prohíba el reemplazo en caso de huelga.
Estoy de acuerdo. Y pienso que sin reforma laboral, y sin el fortalecimiento sindical, la Reforma Tributaria va a quedar coja. Una Reforma Tributaria, que es grande en lo estructural, necesita en lo micro de un mayor poder sindical y una negociación colectiva efectiva. Mientras nosotros estemos a un lado y los empleadores en otro, imposible que puedan hacerse reformas estructurales. Entonces el espíritu de lo que hay que hacer es equiparar derechos laborales de modo que permita que en igualdad de condiciones vayamos a un debate estructural de fondo.
CAMBIOS A LEGISLACION LABORAL
-¿Han conversado con el Gobierno de modificaciones a la legislación laboral y cuándo se podrían realizar? Finalmente es un tema de voluntad porque hay condiciones de mayorías parlamentarias.
Hay condiciones parlamentarias, sí… Si uno se queda con las señales que ha dado el Gobierno de que hay 3 reformas estructurales y un cuarto pilar, que es el laboral, yo diría que la Reforma Laboral no debiera tomar mucho más tiempo. Ahora, va depender también de lo que pase con el debate del MultiRUT. Esa iniciativa probablemente va a marcar los tiempos posteriores.
-¿Le pone plazos al Gobierno?
Nos ponemos plazos a nosotros mismos. El Gobierno tiene plazos de mandato: cuatro años. Lo que hemos planteado es que para nosotros una reforma laboral debiera comenzar a avanzar en el segundo semestre de este año y concretarse en 2015. Ese es nuestro tiempo, y vamos a trabajar para eso.
-¿Y si no se cumple? ¿Qué medidas de presión consideran?
Es que para que eso ocurra vamos a tener que presionar. Nosotros asumimos que estamos en una etapa de tránsito hacia un nuevo ciclo social y político, y que eso no se consolida porque llegó un nuevo conglomerado a administrar el país sino que es un proceso “vivo”que nos hace ser actores más incidentes. Evidentemente que en ese marco suponer que los movimientos sociales no van a tener acción o se van a manifestar, a mi no me calza… Pensar en grandes y profundas transformaciones después de 40 años, no es una cuestión que crea que se va a lograr convenciendo al otro con el diálogo. Vamos a tener que ir a disputar todos los espacios.
-¿Tiene la CUT la fuerza para hacerlo?
Eso es algo que se tiene que ir viendo. Vamos a ver que pasa este Primero de Mayo. Esa podría ser una señal importante.
-¿Y qué se espera entonces para este jueves?
La magnitud que tenga el acto es fundamental. Y no sólo como se expresa en Santiago, sino que también como se expresa en regiones. Eso te va dando el pulso, porque acá todos te van a mirar y todos te van a medir también . Y una tiene que ser absolutamente consciente de ello. Si uno quiere tener fuerza para imponer o para que el programa laboral avance prontamente, evidentemente no basta con que tengamos un buen discurso, sino que debemos demostrar que tenemos la fuerza para dar este pelea, y que realmente estamos convencidos de estas reformas son necesarias para superar la desigualdad. Nos hemos propuesto que este Primero de Mayo no sea solo un momento reivindicativo, donde vamos a refirmar nuestra estrategia, nuestra carta de navegación, sino que vamos a ponernos a disposición de las grandes transformaciones para Chile.
-Finalmente, ¿qué pasa con el salario mínimo? Hace años que vienen propugnando por que este se establezca en $250 mil sin resultados.
No lo hemos abordado aún como debate, pero es claro que no vamos a tener acuerdo con el Gobierno en materia de cifras. Si uno mira lo que ocurrió hasta el año pasado con el debate, es evidente que quedó agotado el debate sobre cifras. Ese debate ya no es fundamental porque, uno, nunca nos vamos a poner de acuerdo y, segundo, porque el salario mínimo como cifra es como un estándar pero se termina transformando en la norma incluso en empresas que tiene obscenas utilidades de miles de millones de dólares. Lo que uno debiera comenzar a instalar como gran debate es que nosotros no debiéramos desangrarnos en el debate del salario mínimo si Chile tuviera negociación colectiva real.