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23 de Mayo de 2014

Para no botar comida: Berlín ya cuenta con dos "refrigeradores públicos"

Cada alemán tira a la basura 82 kilos de alimentos al año. Una tendencia que el grupo "Foodsharing" combate desde el 2012. Mira cómo funciona.

Por Redacción
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Berlín cuenta ya con dos refrigeradores públicos de intercambio de alimentos para que los transeúntes puedan depositar y recoger comida, una propuesta de la iniciativa alemana “Foodsharing” contra la sobreproducción de la industria alimenticia y el consumismo.

Según un estudio de la Universidad de Stuttgart, cada alemán tira a la basura 82 kilos de alimentos al año, una máxima que “Foodsharing” intenta combatir desde 2012.

Ese año empezaron a organizar campañas de intercambio y reciclaje de alimentos bajo el lema “Queremos que los alimentos recuperen su valor, más allá de ser una mera mercancía“, según recuerdan en su página web.

Su última idea para conseguirlo se materializó por primera vez en marzo de este año, cuando abrieron el primer “refrigerador público” de Alemania en “Markthalle Neun“, un mercado del popular barrio de Kreuzberg.

El éxito de la iniciativa ha hecho que esta semana abran el segundo punto de la campaña en el mismo barrio, esta vez aprovechando un antiguo quiosco de la calle Wilhelm.

La idea es que tanto vecinos que han comprado de más, personas que viven solas y ven que va a caducar su comida o establecimientos de la zona que tienen excedentes depositen en estos puntos alimentos que puedan ser utilizados por otras personas.

“Nuestra iniciativa ha resultado ser realmente útil. Mercados bio, panaderías y restaurantes también traen los excedentes de lo que producen a estos puestos”, explicó Lisa Berger, de “Foodsharing”, al diario “Berliner Zeitung”.

Hasta ahora, la organización, con sede en Colonia, tenía ya distribuidos distintos “puntos calientes” de intercambio de alimentos por todo el país, pero ninguno donde productos frescos como leche o yogures, y productos ya cocinados, pudieran también pasar de una mano a otra.

Para el uso de estos “refrigeradores públicos” sólo hay dos reglas: “depositar sólo aquellos alimentos que tú mismo comerías” y no dejar carne picada o productos con huevo o leche fresca sin cocinar, por cuestiones de salubridad.

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