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28 de Julio de 2014

Costa Rica: La desigual lucha de un barrio marginal contra planta de aguas servidas

Los vecinos de La Carpio ya han realizado varias movilizaciones masivas, pero la construcción de la planta Los Tajos diseñada para tratar las aguas utilizadas por más de un millón de personas, sigue en marcha.

Por Redacción
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Los residentes de un barrio marginal de San José no están nada felices con la construcción de una planta de depuración de aguas negras que, según las autoridades, mejorará la calidad de vida en la ciudad.

En La Carpio, un gigantesco asentamiento que circunda a la capital de Costa Rica, y que cuenta con una población de aproximadamente 30.000 personas, mayoritariamente inmigrantes, llevan ya más de doce años conviviendo con el gran relleno sanitario metropolitano. 

Los cortes de agua y el creciente nivel de desechos son solo algunos de sus problemas. Aunque quienes viven allí creen que la falta de atención al lugar en el que residen es una forma de exclusión, la construcción de una planta de tratamiento de servidas ha sido recibida con hostilidad.

“Para la comunidad es una discriminación porque todas las cosas malas vienen a parar acá, iniciando el basurero que viene para acá, la planta viene para acá, entonces no hay nada de mejoría para la comunidad”, señala María José Obregón, residente de este barrio, que está considerado como una de las áreas más peligrosas de la capital por su alta tasa de criminalidad y violencia.

Los vecinos ya han realizado varias movilizaciones masivas, pero la construcción de la planta diseñada para tratar las aguas utilizadas por más de un millón de personas, sigue en marcha. En esta zona, donde problemas generados por el enorme basurero metropolitano aumentan ante la construcción de esa planta, los residentes no hacen más que exigir atención de las autoridades.

Desde la otra vereda, los ejecutores de la obra esgrimen que esta instalación no solo no tendrá ningún efecto negativo para la comunidad, sino que aportará serios beneficios sanitarios para la zona. “No hay absolutamente ningún riesgo, más bien al contrario, la planta va a mejorar la calidad de las aguas […] ellos viven y caminan alrededor de aguas residuales”,dice Pablo Contreras, gerente del proyecto Los Tajos.

Los habitantes de La Carpio replicam que ya están cansados de escuchar las promesas de mejora de calidad de vida que tanto anhelan. Uno de los mayores inconvenientes que enfrentan los pobladores a la hora de explicitar sus reclamos es el limbo jurídico que enfrentan

Debido a que el asentamiento en que habitan es ilegal, hace más de 20 años sus habitantes aún no han logrado la adjudicación de esas tierras que, sin embargo, consideran suyas.

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