Violencia extrema hacia las mujeres en Chile en cuatro casos reales
La Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres entregó estudio que revela escasos avances en el combate contra el femicidio: 89% de denuncias terminan sin condena y 77% de los parricidios tienen relación con la violencia conyugal.
Este miércoles 10 de septiembre, la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres presentará el estudio “Violencia extrema hacia las mujeres en Chile (2010-2012)“. El libro es el resultado del trabajo realizado por Paula Santana y Lorena Astudillo, con la participación de Francia Jamett, y diversas colaboradoras de la Red Chilena en Santiago y otras regiones.
“Violencia extrema hacia las mujeres en Chile (2010-2012)” se realiza diez años después del primer estudio hecho en nuestro país y da cuenta de la insuficiencia de las medidas institucionales existentes para abordar el femicidio, así como de otros fenómenos asociados, que hasta ahora no han sido considerados, como el suicidio femicida y el castigo femicida.
Las cifras son estremecedoras. El 80% del total de denuncias por Violencia Intrafamiliar (VIF), es por violencia en contra de las mujeres en el marco de la relación de pareja o ex pareja. De este número, el 56% de las denuncias son por lesiones, y el 89% terminan sin una sentencia condenatoria. “Esta impunidad está reforzando la naturalización y tolerancia hacia la violencia hacia las mujeres”, dicen las autoras.
Y hay más. Según la investigación, el 45% de las asesinadas, había denunciado en el Ministerio Público por violencia. La gran mayoría fue asesinada entre la primera semana y los tres meses siguientes a su denuncia. “Lo que genera desconfianza y acrecienta el temor a denunciar”, reza el estudio. La lista de espera para peritajes que confirmen la violencia intrafamiliar, agregan, supera los nueve meses, por lo que fueron asesinadas antes de que se iniciara un juicio.
La investigación da cuenta del importante porcentaje de quienes deciden suicidarse para poner límite y fin a la violencia. Del estudio se infiere que un 16% de las mujeres que se suicidaron entre el 2010 y 2012, vivían violencia, habían denunciado y contaban con investigaciones abiertas en el Ministerio Público. A estos casos se les denomina suicidio femicida.
Otra práctica registrada en el libro es la cruel venganza que ejercen parejas o ex parejas, a través de los hijos e hijas de las víctimas. Se trata del castigo femicida, los asesinatos de seres queridos como forma de escarmiento a las mujeres. El 77% de los asesinatos consumados de hijas e hijos en manos de su padre, se debió a un “conflicto conyugal”. El 50% del total, como una forma específica de vengarse de la madre.
“Violencia extrema hacia las mujeres en Chile (2010-2012)” será lanzado este miércoles al mediodía en el Centro Cultural de España. Estos son algunos de los testimonios reales de mujeres registrados en el texto.
Suicidio Femicida
La historia de Elena se basa principalmente en el testimonio de su hermana. Dice que era una mujer joven, feliz y con muchos proyectos, hasta que conoció a su pareja. Este comenzó a aislarla de todo su entorno, la alejó de amigas y de su familia. Los maltratos eran públicos y evidentes, y poco a poco la fue dejando sin redes de apoyo.
En reiteradas oportunidades el agresor internó a Elena en clínicas psiquiátricas por supuestas crisis de pánico y le suministraba medicamentos para hacerla dormir y comenzó a controlar toda su vida, anulando completamente su voluntad. En uno de los últimos episodios de violencia, antes de que Elenea se suicidara, el agresor intentó ahorcarla. Ella logró escapar, y unos maestros que construían una casa en la parcela vecina la auxiliaron, cuando vieron que huía y que su pareja intentaba atropellarla con una camioneta.
El caso pasó a la Fiscalía y se inició el proceso judicial, Elena fue a vivir con su hermana, se llevó a sus hijos y comenzó una terapia psicológica. Sin embargo, su pareja continuó acosándola, la amenazó con quitarle los bienes que ella tenía a su nombre, con quitarle a los hijos y terminar matándola.
Las amenazas fueron efectivas: Logró quitarle los bienes, pero cuando el Tribunal de Familia otorgó la tuición de los tres hijos al padre/agresor, argumentando que Elena estaba loca, no fue capaz de tolerarlo y se suicidó, ante la inoperancia e ignorancia de los distintos dispositivos a los que ella recurrió para liberarse de la violencia que se ejercía en su contra.
Pese a la constatación de lesiones, a las declaraciones de los testigos que ayudaron a Elena cuando su pareja intentó asesinarla, el suicidio de Elena dejó fuera las denuncias y pruebas. La Fiscalía no perseveró en el juicio y hoy el agresor tiene la custodia legal de los tres hijos de Elena.
Castigo Femicida
La construcción de la historia de Zunilda se basa en su propio testimonio. Para ella, su felicidad radicaba en sus tres hijas, de entre 10 y 15 años. Con el nacimiento de su hija mayor, a los 14 años, ella encontró una razón de vida.
Después de una larga historia de violencia, Zunilda decide independizarse económicamente y comenzar a valorarse como mujer. Su pareja no lo toleró. Cuando ella le anunció que la separación era inminente y que tenía que abandonar la casa donde vivían, él la amenazó con quemar inmueble con ella y las niñas dentro.
Zunilda pidió ayuda, realizó la denuncia, consiguió una orden de alejamiento y escapó a la casa de su madre, esto provocó nuevas amenazas por parte del agresor.
Pese a las medidas de protección dictadas por el Tribunal de Familia para ella y sus hijas, el agresor pudo retirar a las niñas del colegio durante el horario de clases. Posteriormente, llamó a Zunilda por teléfono y le advirtió que se arrepentiría “el resto de su vida por haberlo abandonado”.
El hombre degolló a las 3 hijas y se ahorcó. Sólo sobrevivió la hija menor.
Inoperancia de las instituciones
Teresa fue asesinada por su marido, quien también mató a los que tenían en común y de un amigo de la familia. La construcción del caso se basa principalmente en la entrevista realizada a la madre de Teresa, quien relató l continuo de violencia vivida por su hija y los infructuosos esfuerzos que ella realizó, solicitando ayuda a diversas reparticiones del Estado para ponerla a salvo.
La madre de Teresa realizó reiteradas denuncias. En múltiples oportunidades llamó a Carabineros de Chile, se entrevistó con encargados de la Oficina de Protección de la Infancia, ya que no sólo su hija era golpeada, también sus nietos. Concurrió a la fiscalía, fue a hablar con la profesora de los niños, pidió ayuda a la directora del colegio, habló en el consultorio.
Sin embargo, y pese a las evidentes marcas físicas de maltrato que tenía su hija y sus nietos, ninguna de las personas e instituciones a donde solicitó la ayuda, hicieron algo por poner atajo a lo que estaba sucediendo, el resultado fue el que la madre de Teresa intuía: el femicidio de su hija.
Debilidad e insuficiencia de la Ley 20.480 (Femicidio)
Carolina tenía 14 años cuando fue asesinada por su padrastro. La construcción del caso se basa en los relatos de su madre, de la psicóloga que atendía a la familia y del fiscal que lleva el caso.
Con todos los antecedentes proporcionados para esta investigación y a la luz del desarrollo internacional de los Derechos Humanos, lo que se persigue como un homicidio es un femicidio. Las entrevistas, un video que circula por internet, realizado por las amigas de Carolina, dejan en evidencia que su asesinato es por razones de género y que las instancias investigadoras no están abordando el caso por la línea correcta.
Se atribuye el actuar del padrastro a un episodio de angustia temporal. Sin embargo, las personas entrevistadas hablan de una supuesta relación sentimental entre Carolina y su padrastro. Lo que realmente ocurrió, es que Carolina estaba siendo violada. Los peritajes dieron cuenta de que dichas violaciones venían ocurriendo por largo tiempo, pero no existen pruebas incriminatorias.
Carolina comenzó un pololeo virtual con un chico que conoció por una red social, reforzando las acciones violentas en su contra al extremo de asesinarla.