Las 3 esquinas que guardan el encanto del Santiago antiguo, según Federico Sánchez
Las imágenes de la capital a principios del siglo XX despiertan una inevitable nostalgia. Aquí, tres lugares que invitan a revivir esos tiempos.
Revisar imágenes de la capital en las primeras décadas del siglo pasado es algo que siempre tiene una especial fascinación. No sólo por eso de “todo tiempo pasado fue mejor”, sino porque encontramos en esas postales un cierto estilo, una identidad que muchas veces parece perdida en la vorágine de los tiempos actuales.
En este contexto, el arquitecto y conductor de TV y radio, Federico Sánchez, relató a El Dínamo en qué lugares de la capital aún se puede reconocer esa identidad y ese estilo del Santiago antiguo. Aunque Sánchez reconoce ser reacio a elaborar “ránkings” de lugares, ya que para él “las ciudades están llenas de edificios interesantes”, hay algunas esquinas que destaca:
Esquina de Morandé y Moneda
Donde coexisten el Palacio de La Moneda con el edificio de la Intendencia Metropolitana y el del Ministerio de Justicia, que en los años ’30 alojaba a la Caja del Seguro Obrero. La construcción, que mezcla elementos modernos y del Art Deco, es tristemente célebre a raíz de la masacre de 59 estudiantes nacionalistas a manos de la policía, en 1938. “Ahí hay una esquina relevante que se ha salvado, a diferencia del bazar Krauss”, dice Sánchez, rememorando el recinto de aspecto neoclásico ubicado en Plaza de Armas con Catedral, en pleno centro, pero que fue demolido en 1980.
Alameda con Bandera, Club de la Unión
Su construcción fue encargada a Alberto Cruz Montt, en 1917, quien levantó un verdadero palacio, de estilo renacentista y neoclásico francés, ricamente decorado en el interior. Aunque alguna vez hubo planes de construir estacionamientos subterráneos, finalmente el lugar se salvó de dicha intervención.
Esquina de calle De La Barra y Merced
Donde se emplaza la construcción de Ricardo Larraín Bravo, el llamado “Edificio Barco” que “es más moderno, pero es entretenido”, indica Sánchez. La construcción ha sido incluída en diversos recorridos del Santiago patrimonial, como las “Ciclorrutas” que ha organizado la Fundación Manos Abiertas para el Desarrollo. Se considera además que fue una influencia para el edificio de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile.
La magia de estos lugares y edificios clásicos del paisaje santiaguino, subraya el arquitecto, es que han sido “capaces de conservarse para ser entendidos en el tiempo”.