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14 de Octubre de 2014

Portugal bajo la mira de la ONU por escuelas en las que se enseña a niños a matar toros

En las escuelas de tauromaquia, los niños y jóvenes practican con animales vivos y, por lo tanto, corren riesgo "de lesiones graves e incluso de muerte", ya que el ganado joven con el que entrenan la lidia a pie no tiene los cuernos protegidos. Federación Portuguesa de Asociaciones Taurinas reaccionó con indignación.

Por EFE
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Son un total de doce las escuelas de Portugal en las que niños a partir de seis años aprenden a torear y matar animales. El hecho ha encendido la alerta por parte de la ONU, organismo que ha recomendado al país que aumente la edad mínima para que los menores puedan asistir a esos centros y participar en espectáculos de tauromaquia.

Polémico de por sí, el tema de las corridas de toros genera aún más discusiones en territorio luso después de que el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas se pronunciara por primera vez sobre la cuestión, asumiendo su preocupación por la integridad física y mental de los menores involucrados en actividades de toreo.

En el marco de una evaluación regular de cara a la aplicación de la Convención sobre los Derechos de los Niños, los expertos de la ONU recomendaron a la nación  europea que cree una legislación que proteja a los más pequeños de la violencia de las corridas de toros.

La escuelas de toreo lusas reciben a más de 150 alumnos a partir de los seis años, según datos de un informe de la organización no gubernamental Fundación Franz Weber, que fue el detonante de las recomendaciones de Naciones Unidas.

Ese informe es resultado de dos años de investigación y fue entregado al Comité en marzo de 2013, lo que llevó a Naciones Unidas a pronunciarse en febrero de este año.

Estamos ante un problema bastante grave que, sin duda, pone en riesgo la integridad física y mental de los niños, tanto de los que ven esos espectáculos como de los que participan en ellos”, dijo Sérgio Caetano, representante de la ONG en Portugal.

En las escuelas de tauromaquia, los jóvenes practican con animales vivos y, por lo tanto, corren riesgo “de lesiones graves e incluso de muerte”, ya que el ganado joven con el que entrenan la lidia a pie no tiene los cuernos protegidos, explicó.

Preparando futuro matadores

Además de torear a pie, los menores también son preparados para convertirse en matadores de toros.

La legislación lusa prohíbe que se maten los toros en público desde 1928, lo que no impide, según Franz Weber, que algunas escuelas de tauromaquia lleven a sus alumnos a lugares donde la prohibición no se aplica.

“Durante algún tiempo simulan la muerte con una banderilla y a determinada edad, cuando están preparados, son llevados a España para efectivamente matar animales”, relató Caetano.

A pesar de que la Ley portuguesa determina que solo los mayores de doce años pueden participar en actividades de toreo, el informe de Weber indica que algunas escuelas no respetan ese límite.

La ONG alertó que lo mismo pasa con los menores que ven las corridas. Está establecido que solo pueden entrar en las plazas de toros niños a partir de los seis años pero no siempre se sigue esa pauta.

“Por tratarse de una forma de sensibilización para la violencia y el sufrimiento de los animales en el que la sangre es real” y por ser escenario de “muchos accidentes graves y a veces incluso mortales”, la Fundación entiende que hay que elevar ese límite “como forma de proteger a los niños”.

Con una nueva evaluación de la ONU programada para 2019, para que Portugal cumpla la Convención de los Derechos de los Niños tendrá que reservar las actividades de tauromaquia a los mayores de dieciocho años.

Franz Weber espera que la ONU haga recomendaciones similares en España, Ecuador, México, Venezuela, Perú, Colombia y Francia, países donde la organización denuncia que los niños están también demasiado expuestos a actividades de toreo.

La Federación Portuguesa de Asociaciones Taurinas (Protoiro) tachó de “inoportunas e infundadas” las recomendaciones de las Naciones Unidas, que considera “resultado del ‘lobby’ profesional ejercido por la Fundación Franz Weber”.

Alegando la falta de pruebas científicas creíbles que demuestren que las corridas de toros pueden tener un impacto negativo en los niños, un portavoz de Protoiro dijo que se trata de “una pura mentira y un intento vergonzoso de promover un prejuicio social contra la tauromaquia”.

Consideró además “inadmisible” que “en un momento en que Portugal pasa por serias dificultades”, la Fundación y la ONU quieran, denunció, “quitar la libertad de elegir el modo como debemos vivir y educar a nuestros hijos”.

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