Colegio de Periodistas: "Vamos hacia una crisis absoluta en el sistema de medios"
Javiera Olivares, presidenta del organismo, se refiere a las distintas situaciones que han vivido las grandes cadenas en el último tiempo. Apunta a que el problema está en las malas condiciones laborales y la concentración de medios.
Hace un tiempo que se habla de que los medios están en crisis. Copesa, Mega, UPI, Terra son algunos de los grandes de la industria que enfrentan problemas, al tiempo en que aparecen casos de despidos a dirigentes sindicales de grandes cadenas.
En conversación con El Dínamo, la presidenta del Colegio de Periodistas Javiera Olivares (PC), apunta a dos razones: la precariedad laboral y la gran concentración de los medios en Chile, que en prensa escrita, por ejemplo, supera el 90%.
– Paradójicamente los medios han sido noticia, principalmente por los conflictos laborales en Mega, los problemas financieros de Copesa y los cierres de UPI, Terra, etc. ¿Qué análisis haces de esta situación?
Ha sido una situación bien transversalizada, lo que ha tenido una cara positiva en el ámbito de que se ha obligado a la sociedad y a la institucionalidad mediática a mirarse a sí misma, que es algo que se evita hacer. En ese sentido, la agudización de la precariedad laboral ha permitido aquello y podría ser lo positivo dentro de lo negativo que es. Lo negativo es que estamos ad portas de una situación de crisis absoluta en el sistema de medios en Chile. La pregunta de fondo es ¿estamos disponibles a que se sigan cerrando medios y que solo los medios de grandes capitales que pueden sostener que se vayan a pérdida -porque cumplen una función ideológica importante- sean los que se sigan manteniendo?
– ¿A qué te refieres con estar ad portas de una gran crisis? ¿En qué se puede traducir eso?
En dos cosas: la gran crisis se ve primero en la falta de pluralismo informativo, que va muy de la mano de la concentración de la propiedad de los medios. Es decir, poca diversidad de opiniones, poco acceso de sectores vulnerables, solo leen lo que dicen las élites, y cierta parte de la élite. Eso es una crisis del discurso público. Y además, está la crisis interna, con situaciones laborales precarias, sindicatos atomizados, descabezamientos de sindicatos con cada vez más frecuencia, como en las radios, despidos de dirigentes sindicales, bajos sueldos, malos contenidos. No es una situación promisoria.
– ¿Pero se está agudizando los suficiente como para llegar a hablar de paralizaciones de los medios?
Estamos en eso, se está construyendo. La huelga de Mega fue importante, hace unos años la de El Mercurio de Valparaíso también lo fue, la huelga de ADN. Se han ido dando avances, pero falta mucho. Finalmente, el nivel de precariedad laboral, implica también una precariedad en la conciencia de los trabajadores de las comunicaciones, que obviamente se ven en la necesidad de trabajar y no buscan organizarse y denunciar este tipo de cosas.
– Como Colegio ya se han reunido con el gobierno sobre las condiciones laborales en los medios, ¿hay voluntad para avanzar en la materia?
Hemos tenido solo una reunión con la ministra del Trabajo, en la que se vio una voluntad para la apertura de una agenda de trabajo. Hasta ahora no ha pasado a ser más que esa voluntad, y la valoramos, pero entendemos que tiene que comenzar a tener concreción. Esa agenda planteaba una mesa de trabajo para poder conversar sobre la realidad de precariedad en los medios, cuáles son los problemas que atañen a este sector del país que son las comunicaciones. Esa agenda busca visibilizar esas problemáticas y ver en qué nivel se vinculan o no con las reformas laborales. Y es importante que haya titularidad sindical, negociación colectiva real, por ejemplo Mega no hubiese podido salir al aire.
– Decías que el otro conflicto era la concentración de los medios, que finalmente los que cerraban eran los medios chicos y se mantenían los grandes. ¿Cómo enfrentar esa situación?
No es fácil y tampoco hay recetas. Es una batalla de David contra Goliat, pero no es imposible de dar. Es cosa cruzar la cordillera y mirar toda la disputa para aplicar la ley de medios de Argentina versus el grupo Clarín, que es una historia muy similar a la del grupo Edwards, de El Mercurio. Lo que ocurrió ahí es que el gobierno se dio cuenta que, en medio de las reformas, no había ningún medio que informara la posición del gobierno. Y comprendió que lo que planteaba la sociedad civil organizada, que tenían 21 puntos para democratizar los medios de comunicación, tenían sentido. Los tomaron y se generó una discusión que acabó con una ley de medios que ha sido reconocido por la OEA, gobiernos de distintos signos, la ONU, como una ley que avanza en democracia de medios de comunicación.
– Esa ley suele ser criticada por los medios acá en Chile…
Es importante darse cuenta de lo ideológico del debate. Aquí en Chile las grandes cadenas han intentado instalar que en los otros países se está coartando la libertad de expresión y sacan a Argentina como un ejemplo. Pero si uno mira lo que dicen los organismos internacionales, es justamente lo contrario. No digo que haya que hacer lo mismo, pero creo que Chile se merece empezar a discutir este tema.
Y sobre la libertad de información, ¿cómo ves la situación de que exista por un lado la libertad de crear un medio en Chile, pero a que la vez le sea casi imposible sostenerse porque no es rentable?
Hoy los que tienen dinero son los que pueden poner un medio de comunicación que puede sobrevivir. Yo no podría, tu no podrías y probablemente ningún periodista podría. Hay que ver cómo promover y fomentar la existencia de diversidad de medios de comunicación. No porque creamos que tengan que dejar de existir los medios que hoy existen, me parece bien que los sectores de la derecha política tengan sus medios de comunicación, es parte de la libertad de expresión. Lo malo es que sean los únicos medios de comunicación de carácter masivo que existan. Lo que el Estado debiera pensar es cómo fomentar que existan otras alternativas mediáticas, que sean sustentables.
– ¿Medios del Estado?
Medios comunitarios, sin fines de lucro, que tengan un fomento que les permita vivir.
– ¿Con financiamiento estatal?
Habría que buscar el mejor mecanismo. No sé si financiamiento estatal directo, pero a lo mejor más fondos concursables, un fomento al desarrollo de estos medios, que premie a los que tienen más años de existencia. Buscar maneras que permitan que existan. No tengo la receta, pero sí creo que tenemos que abrir la discusión. Y también medios de carácter público, que sean de propiedad estatal, porque también tienen un rol en esto, de ser más diversos, tener un afán más educativo. Esos tres sectores, público, comunitario y privado, aportan a la libertad de expresión.
– ¿Qué consecuencias pueden haber si la situación se mantiene como está?
Yo creo que vamos a terminar siendo un país cada vez más desinformado, más inculto y con grandes masas de personas y trabajadores fáciles de manipular, convencidas de que la opinión de una minoría es la única existente. Eso es complicado, porque en el fondo sigues teniendo apatía electoral, poca capacidad de participación. Vas bajando la calidad de la democracia y el nivel educativo de las masas, de las poblaciones. En el fondo, desinformación, ignorancia y manipulación.