Política, fortuna y El Mercurio: la historia oculta de Agustín Edwards
En conversación con El Dínamo, el autor desclasifica algunos pasajes del libro y realiza un análisis del futuro que tendrá El Mercurio y la familia Edwards. Acá te dejamos 6 de las varias historias que componen las 600 páginas de esta investigación.
En el marco de la Feria del Libro de Santiago, el jueves se lanzó el libro “Agustín Edwards Eastman: una biografía desclasificada del dueño de El Mercurio”, del periodista Víctor Herrero y que fue publicado por el sello Debate, pereteneciente a Penguin Random House Grupo Editorial.
La investigación aborda los 200 años de la familia Edwards en nuestro país, haciendo una revisión a la fortuna y el poder que fue adquiriendo esta familia por décadas y cómo llegaron a formar el diario más grande de nuestro país.
En conversación con El Dínamo, el autor desclasifica algunos pasajes del libro y realiza un análisis del futuro que tendrá El Mercurio y la familia Edwards. Acá te dejamos 6 de las varias historias que componen las 600 páginas de esta investigación.
El engaño
La tradición familiar del clan Edwards en toda su historia era el mayorazgo en la sucesión del imperio; es decir, el primogénito asumía la conducción política, empresarial y familiar, tras la muerte del padre. Cuando murió el padre del actual Agustín Edwards, debía abrirse el testamento donde se dividía en partes iguales el El Mercurio -y las restantes empresas- entre todos los hermanos, pero el mayor del grupo no lo hizo.
Por más de una década, entre 1956 y 1970, Agustín Edwards controló el diario con una porción minoritaria de las acciones que su padre cedió directamente a él. La madre del actual clan estuvo de acuerdo. “Ahí hay varias triquiñuelas con que Agustín Edwards convenció a su madre de no abrir la sucesión, entre otras cosas, pasándole a ella directamente un paquete de acciones”, explica el autor. Todo terminó en una demanda por parte de la familia contra el propio Agustín, que el libro aborda en profundidad.
Los lazos con la CIA
Si bien la historia de Agustín Edwards con la Agencia de Inteligencia de Estados Unidos durante el periodo pre-dictadura es conocida, el libro revela que varios años antes ya había una importante cercanía. Los hechos detallados por Víctor Herrero develan que en mayo de 1964, Edwards tuvo una reunión con el director de la CIA, John McCone, seis años antes de las reuniones más conocidas por la historia local.
¿Cómo se conocen? “En el libro lo dejo abierto a opinión, pero concluyo que es David Rockefeller el que abre las puertas a los grandes de poder en Washington, con quien Edwards ya nutria una importante amistad familiar arrastrada por varias décadas”, dice el autor. En esa época, el director del diario El Mercurio vivía en ese país, momento en que cultivó las importantes relaciones que influenciaron lo que vendría en los años siguientes.
La amistad con los Rockefeller
La familia Edwards heredó relaciones de negocios e industriales por más de un siglo entre todos los Agustines del clan. El camino de los Rockefeller a la riqueza no es muy distinto al que siguió la familia Edwards el siglo XIX. En la década de 1960 la relación se intensifica entre David Rockefeller y el dueño del diario actual, la que se dio en dos planos: en el de los negocios y en el plano de la política internacional, a nivel de latinoamericano en plena Guerra Fría.
“El entendimiento ideológico entre ambos fue total, por eso son amigos hasta el día de hoy. Hasta hace unos años, David Rockefeller aún visitaba la isla que Agustín Edwards tiene en el lago Ranco”, dice Herrero.
Agustín, el terrateniente
Históricamente, la familia Edwards siempre fue de los más ricos del país. Sin embargo, los primeros Agustín Edwards no estuvieron tan interesados en adquirir tierras, sino hacer crecer sus empresas y luego intensificar el poder de la prensa. “Al actual Edwards solo se le despierta el interés por comprar campos tras el secuestro de su hijo Cristián. Ese punto lo hace querer establecer raíces, buscar una nueva identidad a la familia. En una de las pocas entrevistas que ha dado con Raquel Correa, habla de su interes de echar raíces”, explica.
Desde entonces, dos décadas atrás, Agustín Edwards comenzó la compra de tierras en el sur y en la sexta región, cerca de Graneros. La familia tiene importantes negocios en la ganadería y agricultura. “El lugar parece campos ingleses; ahí las vacas no están pastando en cualquier lado, sino que están en lecheras modernas”, agrega Herrero.
Los políticos Edwards
La historia de la familia está marcada por la política. Los Agustines anteriores, casi todos, tuvieron cargos importantes: diputados, senadores, embajadores, ministros e, incluso, algunos tuvieron coqueteos con la presidencia del país. “Que se hayan metido en política tiene una razón muy sencilla: querían proteger sus negocios. Ahí es donde se hacen las leyes, fue el primer impulso”, explica.
En 1910, la historia comenzó a cambiar. Las aspiraciones presidenciales del actual Agustín se estacaron, lo que dio paso a una fuerte interrogante: si los Edwards no podemos ser presidentes, sí podemos ser la familia que más influye en la política desde otros ámbitos: los medios de comunicación. Desde entonces la familia no volvió a militar y depositaron todo su capital político en El Mercurio. Del primer poder pasaron al cuarto poder.
El ingreso a la prensa
¿Cómo influyó la Guerra del Pacífico en el ingreso de los Edwards al mundo de la prensa? En 1879, dentro de los intereses del clan estaban los negocios mineros del norte del país, los que se vieron afectados por el incremento del impuesto por parte del gobierno de Bolivia.
Varios historiadores concluyen que el directorio de la empresa minera de los Edwards deciden pagar a ciertos periodistas en algunos medios, a modo de incentivo, para que generen un ambiente de la “injusticia de Bolivia con los chilenos, pese a que era solo a nivel empresarial”, dice Herrero. A partir de eso, de cuidar sus intereses empresariales, Agustín Edwards se da cuenta el poder que puede tener la prensa y decide comprar El Mercurio de Valparaíso y otros medios en Santiago.
Víctor Herrero: “Agustín Edwards no es un animal muerto”
-¿Cuándo supo la familia Edwards que los estabas investigando?
-Empecé hace tres años y medio. Yo contacté a familiares directos pidiendo entrevistas hace casi dos años; ellos estaban al tanto pero jamás respondieron mis solicitudes. Yo creo que no se tomaron muy en serio que este periodista estuviera haciendo una investigación sobre ellos. Me hubiese encantando entrevistar a Agustín Edwards, porque la idea del libro no es un enjuiciamiento ni ensalzarlo, sino conocerlo. Se excusaron en muy buenos términos a negar la entrevista.
-¿Hubo presiones durante la investigación?
-Ni en la investigación ni en la escritura hubo presiones. Ningún tipo de señal por parte de la familia. El libro fue publicado sin problemas; no sé si hubo presiones con la editorial, si es así no me consta. Si es que las hubo, es parte de su libertad de expresión a patalear.
-¿Crees que hoy sigue existiendo el poder que tuvo El Mercurio por décadas?
-Yo creo que El Mercurio alcanzó su peak de poder entorno al 2000 y 2005. Desde entonces su declive ha sido bastante rápido, lo que demuestra los cambios que ha habido en la sociedad y en la industria de los medios. Pero no hay que subestimarlo: aún tiene un poder de pauta muy grande, para bien y para mal. Yo no diría que es un animal muerto. El Mercurio es un diario centenario, manejado profesionalmente. No es un misterio entre los periodistas que ellos son uno de los mejores empleadores. Yo me iría con cuidado en declarar la muerte prematura de este animal político chileno.
-Si su poder político no ha muerto, ¿si lo ha hecho la fortuna familiar?
-El imperio que Agustín Edwards heredó en 1956 a la muerte de su padre ya no existe. Ellos fueron dueños mayoritarios del Banco Edwards, de la CCU, de Ladeco, Compañía de Seguros Chilena La Consolidada, de Vallenera y de mucho más. De eso solo queda la sombra. Queda el grupo de medios El Mercurio, pero los Edwards no es gente pobre. Sí se han empobrecido, pero no cayó a la clase media.
¿Qué crees que va a pasar cuando muera Agustín Edwards? Hoy tiene 86 años y sus hijos no han seguido la conducción del imperio como lo hizo él.
Acá solo cabe especular: cuando muera, va a morir una época y va a morir la familia Edwards como se ha conocido en los últimos 200 años. Todos sus hijos, excepto uno, están involucrados en el grupo El Mercurio de alguna manera. Yo no veo a los hermanos de Agustín J. cuadrándose con su hermano mayor para que asuma la conducción de la familia. ¿Por qué no? Porque todos son más “modernos”, educados fuera del país, más abiertos de mentes y ese modelo ya no funciona.
¿Y el futuro de El Mercurio?
Ellos saben que la familia tiene intereses permanentes y que El Mercurio es algo más grande que incluso ellos mismos. No creo que haya peleas entre los hermanos, pero el problema es que no van heredar mucho en comparación a lo que heredó su padre. Además, hay cantos de sirena: ha habido ofertas de compra de El Mercurio por parte de varios empresarios, Guillermo Luksic entre ellos, quien dos veces hizo una oferta al clan. Agustín Edwards las rechazó, pero no sé si sus hijos se resistirán.
En el pasado los Edwards fueron parte de la política, pero hoy no. ¿Cuáles son sus relaciones actuales?
Su principal relación es el diario. Los ministros hablan ahí, la política conversan entorno a El Mercurio, su influencia política también se puede ver a través de la Fundación Paz Ciudadana, donde ha convivido con importantes personeros de la Concertación. Entonces, no es una influencia como la de antes donde se sentaba a tomar el té con el presidente, pero sigue siendo muy grande.
¿Con quiénes, concretamente?
La mayoría de los lazos es con gente que no está activa en política. Tampoco hay que sobreestimar las relaciones. No creo que Agustín Edwards y Sergio Bitar se junten a tomar el té y analizar la contingencia. Eso es una manera un poco infantil de ver cómo funciona la política. Este mes va a cumplir 87 años, él ha estado más años gobernando su imperio que lo que Fidel Castro ha estado al mando de Cuba. Sus hijos relaciones políticas mucho más superficiales y débiles de las que tuvo él.
¿Crees que Agustín Edwards debe ser expulsado del Colegio de Periodistas, como se ha sugerido en varias oportunidades?
La nueva conducción del Colegio ha dicho que va a investigar el rol de Agustín Edwards durante la dictadura y el golpe de Estado de 1973 para lograr expulsarlo. Yo me iría lento ahí, porque creo que hay que diferenciar dos cosas: su rol en el golpe y su rol en la dictadura. A mí no me consta que él haya jugado un rol directo en el Golpe de Estado, nada lo indica. Indirectamente sabemos que El Mercurio fue uno de los medios que más empujó la caída del gobierno de Allende, pero en esa época A.E. estaba autoexiliado en Estados Unidos. Era dueño del diario pero no era periodista. Entonces cómo lo vas a culpar de una conducta anti ética si no era periodista ni estaba en Chile. No estoy defendiendo a Agustín Edwards, pero hay que ser objetivos. Su rol en la dictadura sí es más claro, cuando fue director del diario entre 1982 y 1988; si se quiere buscar algo, hay que centrarse en ese periodo, algo que muestra el documental “El diario de Agustín”. Pero también hay irse con cuidado en esto, porque hay cosas que caben dentro de la libertad de expresión: tal vez a uno no le gusta la línea editorial del diario o su pensamiento político, pero sí uno está favor de la libertad de expresión tiene que estarlo siempre.
¿A quién más te gustaría biografiar?
Hay muchísimos personajes interesantes de la historia reciente, pero el problema es el financiamiento. Este fue un proyecto autofinanciado con costos muy grandes. Creo que aún no hay una biografía realmente sólida sobre Allende y Pinochet; hay aportes súper grandes pero se puede hacer mucho más. Y en el mundo de las grandes empresas, los Matte, tan importantes y bicentenarios como los Edwards; o los Luksic. Lo que sí hace falta es el financiamiento de la investigación.