Las risas de Lagos y Piñera en el W: Chiste del Transantiago incluido
El "lado B" del evento en que ambos ex presidentes llamaron a la unidad política para enfrentar el futuro de Chile.
A la izquierda, una moneda con el perfil de la cara del ex presidente Ricardo Lagos. A la derecha, otra moneda con el perfil de la cara del ex presidente Sebastián Piñera. Así se ilustra el fondo del escenario en que ambos flamantes invitados celebran el aniversario 95 de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), bajo un lema relevante y delicado: “El Chile que Queremos”.
800 personas empiezan a copar las sillas para escuchar la conferencia de los ex mandatarios en el salón de convenciones del Hotel W, ubicado en el exclusivo barrio El Golf. Empresarios, ejecutivos y autoridades aguardan pacientes la llegada de Lagos y Piñera. Tres tipos bordeando los 60 años y de trajes sobrios pero de buen corte y tela, entran a la sala conversando. Uno de ellos, comenta: “Legalizar las drogas sería algo catastrófico, ‘pos’ oye”, en clara referencia a la última entrevista que dio Lagos a la Revista Qué Pasa.
19.30 horas. Los periodistas se abalanzan sobre las dos autoridades que entran custodiadas al aula. Al pasar por la primera fila de asientos, una señora toma de la mano a Piñera y le bromea entusiasmada: “Nos vemos para el 2017 ah”. Los ex jefes de Estado van sonrientes al escenario, rodeados por aplausos cerrados.
Se escucha el himno nacional. Todos de pie. La ceremonia comienza con el discurso del presidente de la CCS, Peter Hill. “Es el momento para que los sectores público y privado dejen de lado ideologías partidistas y busquen las mejores soluciones para recuperar el ritmo de crecimiento y progreso”, dice.
Ya sobre el final de su intervención, luego de destacar su confianza en el modelo económico de libre mercado, Hill concluye: “Obviamente, todos estamos de acuerdo con que debemos trabajar en pos de disminuir los excesivos niveles de desigualdad en nuestro país, pero eso se logra con innovación, crecimiento y desarrollo, y sin sacrificar la libertad personal”.
Es el turno de Ricardo Lagos. Al igual que su “amigo” Sebastián Piñera, consta de 20 minutos para dar su discurso sobre “El Chile que Queremos”. Todo lo resume en torno a “siete desafíos cruciales”. Relegitimar la política, crecer e incluir, expansión urbana, la educación, descentralización, “el planeta nos mira” y “Chile y el mundo”, son sus tópicos centrales. A Piñera se lo ve tomando apuntes en todo momento.
Mientras habla sobre el penúltimo -“el planeta nos mira”- cuenta una anécdota que es una especie de chiste: Relata que lo vinieron a visitar desde California para ver el sistema de concesiones y transportes. “En materia de transportes, ahí hay accidentes, les expliqué”, dice Lagos mientras mueve sus manos de un lado a otro reflejando lo conflictivo del tema. El chiste, que alude al Transantiago, sólo desata risas y carcajadas entre una audiencia más VIP que BIP.
Su intervención continúa sin grandes novedades, diciendo lo habitual y haciendo los clásicos llamados de estas instancias. Todo risas, todos amigos y un llamado papal a la paz. El ya clásico llamado a la unidad. “No me gusta este clima de crispación y de enervamiento. Aquí es muy importante que nos ordenemos entre nosotros y en las coaliciones políticas. Pero más importante es que nos ordenemos entre nosotros, porque es la única forma de construir una mirada larga”.
Es el turno de Sebastián Piñera. De fondo se ve una presentación metafórica en la que se ilustra el camino que debe recorrer Chile para subir una montaña. Luego de contextualizar el escenario del país, anuncia “los siete grandes desafíos para el futuro”. Pero antes de hacerlo, explica que “tenía cinco, pero como mi amigo Ricardo Lagos trajo siete, no quise ser menos”. Segundo momento de risas y carcajadas.
Con el ambiente más sereno explicó cada uno de los conceptos centrales. Educación, pobreza y falta de equidad, problema demográfico, cambio climático, calidad de vida, calidad de la democracia, Estado, instituciones y sociedad civil y finalmente,recuperar el crecimiento y crear empleos y oportunidades”. Aplausos.
También su discurso es el esperable, diagnósticos de la realidad actual que vive Chile y algunas propuestas generales que seguramente se pierden con el paso de los días. Llamado a la unidad: “Las grandes reformas estructurales, las que van a marcar el camino con esa mirada larga hacia las próximas décadas, tienen que hacerse, pero con más diálogo, más acuerdo y más consenso y con menos imposición, menos soberbia y más humildad. Creo que eso nos está faltando en este clima crispado que vivimos en la política chilena”.
Es el momento del cierre. El presidente de la CCS, Peter Hill, concluye destacando cómo ambos invitan a crear el futuro de Chile. Hill termina pero Lagos irrumpe: “(El presidente de la CCS) está en una situación compleja. A su derecha me tiene a mí y a su izquierda a Sebastián Piñera”. Risas. Piñera responde: “Un momento. Depende de la perspectiva. Desde el público, que es lo que más importa, yo estoy a la derecha y usted a la izquierda”. Más risas que se suman a aplausos totales.
Cóctel final mientras los ex presidentes se toman un tiempo para remarcar a los medios de comunicación, una vez más, que el camino es la unidad polítca. Lejos de esa histeria mediática, el champán, el vino tinto, el vino blanco y bocadillos distinguidos circulan con dificultad. Una mujer refinada le comenta a otro asistente: “qué lenta está saliendo la comida, deberían darse cuenta que es un evento para 800 personas”.
“El Chile que Queremos” también está entre risas.