Cómo el Gobierno convenció a los grandes empresarios de asistir a la presentación de la reforma laboral
Aunque hasta el domingo la mayoría de los representantes de las distintas ramas de la CPC no querían presentarse este lunes en La Moneda, ayer en la noche, y tras una tensa negociación con Arenas y Blanco, se impuso la postura de participar en la firma del proyecto.
El celular de Andrés Santa Cruz, presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), recibió varios llamados este fin de semana. Desde el viernes, la ministra del Trabajo, Javiera Blanco, y el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, contactaron directamente al líder empresarial con un objetivo: que convenciera a sus pares de asistir a la firma del proyecto de ley de reforma laboral este lunes a La Moneda.
La tarea no era fácil, pues la mayoría de las ramas que conforman la CPC, la banca, la agricultura, la minería, la construcción, el comercio y la SOFOFA, no querían que sus representantes asistieran al encuentro.
Las razones ya habían aparecido en la prensa durante la última semana y eran el rechazo que produce en el sector la reforma del gobierno y la “poca disposición a escuchar” que -según el empresariado- habrían tenido desde los ministerios con los actores, en contraste con la influencia que tuvo la CUT en la negociación.
“Temo que esta reforma tendrá efectos más severos que la tributaria porque va a afectar seriamente la generación de empleos, a las personas y sus familias”, dijo a La Tercera Hermann von Mühlenbrock, presidente de la SOFOFA.
Según un cercano a la negociación, desde el gobierno le repitieron a Santa Cruz que “si el empresariado no va, se romperán las relaciones irremediablemente y será mucho más difícil negociar después”, como argumento para convencerlo.
El domingo fue el día decisivo. Las llamadas desde los ministerios se intensificaron. Argumentaban que era muy importante que “el empresariado diera una señal”. Desde la CPC empezaron a contactar a las distintas ramas para poder consensuar una postura.
Los asesores comunicacionales también jugaron un rol en la determinación final. Durante las últimas horas de la tarde de ayer aún no había una decisión tomada. “A ver, la cuestión será pésima, pero se asiste igual y las críticas las hacemos después”, habría dicho uno de los dirigentes empresariales.
A las 21:00 aún no se decidía la postura final. Pero la idea de hacerse presente por “razones republicanas” tomó fuerza. Finalmente, a eso de las 22 horas, los empresarios, que no se juntaron en todo el fin de semana, llegaron a un acuerdo.
“Teniendo el empresariado una visión contraria a la reforma del gobierno, primó un espíritu republicano de asistir, por tradición”, dice un cercano al sector. Aunque asegura que esta decisión no significa que cesen las críticas a la reforma, ni que necesariamente mejorarán del todo las relaciones con el gobierno.