Provoste v/s Aylwin: la historia tras la petición de expulsión de Mariana Aylwin de la DC

Más allá de su origen familiar, Mariana Aylwin tiene una carrera política propia. Diputada entre 1994 y 1998, ministra de Educación durante el gobierno de Ricardo Lagos, Consejera Nacional de la DC y -durante el último tiempo- una de las voces más críticas a la reforma educacional que impulsa el actual Gobierno. Pero también resulta innegable que Mariana Aylwin lleva un apellido de peso dentro de la DC. El de su padre, don Patricio Aylwin, la figura histórica viva más importante de la Democracia Cristiana.

Por ello no pocos se tomaron con sorpresa lo sucedido el pasado jueves 11 de diciembre. El día en que Diego Calderón -ex líder pingüino, miembro del movimiento Vanguardia JDC y actual consejero nacional de esas juventudes- presentó ante el Tribunal Supremo de la colectividad una solicitud con nombre y apellido: expulsar de la Democracia Cristiana a Sebastián Sichel y Mariana Aylwin, por formar parte de Fuerza Pública y apoyar la candidatura presidencial de Andrés Velasco. Un alto dirigente de la JDC lo resume así: “Nadie querría expulsar a un Aylwin del partido”. De ahí que hasta el día de la solicitud de Calderón, nadie abordara el tema formalmente al interior de la Democracia Cristiana.

Ganas a algunos no le faltaban. Desde la creación de Fuerza Pública en octubre de 2013, existió molestia en muchos sectores de la DC por lo que consideran una “doble militancia” de personeros como Mariana Aylwin. A pesar de ello siempre se pensó en una “salida política”, señalan diversas fuentes al interior del partido, ya que “nadie querría solicitar su expulsión por vía disciplinaria”. La idea, explican, siempre fue abordar la situación en algún Consejo Nacional de la DC. Llegar a acuerdo o solicitar una definición. De esa manera, si Mariana Aylwin u otros militantes no aceptaban los términos, se verían obligados a renunciar. Pero nadie estaba muy dispuesto a tomar el toro por las astas: el tema se pateó para más adelante de manera constante y nunca se puso en tabla. “Nunca esperamos que solicitaran la expulsión” resumen las mismas fuentes. Hasta que apareció Calderón.

Pero en esa decisión política Diego Calderón no estaba solo. Más allá del apoyo de otros miembros de Vanguardia JDC que lo secundaron, el estudiante de derecho de 23 años, actual asesor de la Segpres y candidato a la presidencia de las Juventudes del partido (elección que se realizará en abril de 2015) contaba con el apoyo explícito de Evolución (R). Un grupo disidente al interior de la DC, formado para las últimas elecciones del Consejo Nacional de ese partido y cuyo caballito de batalla es que la DC se cuadre ante la reforma educacional impulsada por Bachelet.

Definido como “un grupo de militantes en proceso evolutivo en la política y en estado de rebeldía con el sistema” por uno de sus miembros -uno de los vicepresidentes de la DC, Héctor Gárate– el grupo reconoce a Belisario Velasco como su “mentor” y cuenta con la diputada y ex ministra de educación Yasna Provoste como su líder activa.

La actual diputada ha sido una rival histórica de Mariana Aylwin al interior del partido por temas educacionales. Por eso Héctor Vergara, miembro de Evolución (R) y parte del equipo de trabajo de Yasna Provoste, toma este episodio como un gallito más entre ambas líderes. “Coincidentemente, en la historia en materias de educación, se encuentran estas dos mujeres que lideran posturas totalmente distintas”, dice. Clemente Pérez, afín a las ideas de Aylwin, también señala que ambas encarnan sectores opuestos: “Ellas representan las visiones distintas que hay al interior del partido, diferencias ideológicas, legítimas (…). Yo discrepo de la intención de algunos miembros de la juventud de querer excluir a una de ellas”.

La petición de expulsión de Mariana Aylwin es el último episodio en esta historia de rivalidad política. Una que comenzó a escribirse en 2007, año del V Congreso ideológico del partido. El primer round Provoste – Aylwin.

Dos mujeres, un partido

Apenas cabía gente en la sala del colegio Salesianos. Aunque los miembros de la comisión de educación que debían votar se acercaban a la treintena, había más de un centenar de personas al interior en la sala. La mayoría eran estudiantes secundarios y universitarios realizando cánticos, entre ellos Héctor Gárate y Diego Calderón. “¡Educación primero, al hijo del obrero. Educación después, al hijo del burgués!” gritaban.

Fue tal la efervescencia, que el presidente de la comisión de educación del partido, Gabriel Silber, tuvo que pedir el auditorio del colegio para que entrara toda la gente que quería participar en la votación. Aunque Silber afirma que pese a los ánimos encendidos hubo una votación regular, según algunos presentes hubo miembros de la comisión que no quisieron votar por el ambiente que se vivía, e incluso seguran que algunos de los miembros se molestaron “porque la discusión era una chacra”. Era el 13 de octubre de 2007, el día del V Congreso Ideológico del partido.

A fines de 2006, luego de la “revolución pingüina”, la por entonces presidenta Bachelet anunció que el fin al lucro en la educación iba a ser uno de los lineamientos de su gobierno. Al interior de la DC, quien lideraba esa postura era la por entonces ministra de Educación, Yasna Provoste.

Nacida en Vallenar, de ascendencia diaguita, profesora de Estado, cercana a los sectores progresistas de la DC y con un fuerte liderazgo entre las juventudes del partido, Provoste apoyaba un objetivo: que el fin al lucro en educación quedara en los lineamientos de la DC como principio. Junto a Provoste, Belisario Velasco, ministro del Interior de la época, también defendía dicha postura. Y aunque ninguno de ellos tuvo participación directa en las comisiones, ambos dieron un apoyo incondicional a las juventudes del partido, que representaban estas ideas en el cónclave DC.

“Estaba de acuerdo con lo que impulsó la juventud. Ahora, yo no me metí a impulsar internamente porque en ese entonces era ministro del Interior”, explica Belisario Velasco.

La oposición a esta postura era liderada por Mariana Aylwin. Sus argumentos eran que el fin al lucro no mejora necesariamente la calidad de la educación. La misma posición que plantea hoy en día, cuando señala que para lograr ese objetivo, lo principal es abordar dos temas: la educación pública y la carrera docente. Con ella se cuadraban dentro la comisión, Ernesto Tironi, Paulina Araneda y Rodrigo Bosch. Y fuera de ella, según información de prensa de la época, contaba con el respaldo del grupo de los “príncipes” (Patricio Walker, Jorge Burgos, Claudio Orrego, Alberto Undurraga, entre otros).

En el congreso había 1.700 delegados invitados, pero según testigos la gente que llegó fue notoriamente mayor. Mariana Aylwin lo presidió y  los presentes recuerdan que cada vez que hablaba frente al micrófono, el gimnasio donde se hacía el acto principal era inundado por pifias de los estudiantes. “¡Que se vaya!”, gritaba el tumulto.

En las votaciones, la postura de Provoste se impuso: el fin al lucro en la educación quedó establecido en las bases del partido. En esa época, Mariana Aylwin declaró a El Mercurio: “Hubo una operación, no me cabe ninguna duda (…) Los jóvenes que llegaron, apoyados por altos dirigentes del partido, nunca quisieron conversar ni escuchar, sólo pifiaron, hicieron eslogan, votaron y ganaron. Fue una especie de encerrona bastante fea, esa es la verdad”. Héctor Gárate, en cambio, dice que fue una situación espontánea: “Lo sucedido en este tiempo fue propia de la expresión de jóvenes que se expresa de diversas formas nomás”.

Desde aquella época Aylwin se concentró en su trabajo de asesora en temas educacionales. Hoy desempeña los cargos de directora ejecutiva de la Corporación Aprender y de Presidenta de la Fundación Oportunidad. La primera administra dos colegios particulares subvencionados en La Pintana y Lo Espejo; y la segunda trabaja con escuelas municipales de 19 comunas en programas de educación inicial y de inglés. Atrás quedaba la vida partidista “dura”.

El jaque ¿mate?

Pasaron varios años para que ambas volvieran a enfrentarse indirectamente. A principios de 2014, Mariana Aylwin comenzaba su acercamiento con Fuerza Pública, el movimiento de Andrés Velasco. Por el contrario, Provoste, que había sido destituida como ministra en 2008, volvía con fuerza a la vida pública. Fue electa diputada por la tercera región de Atacama y meses después obtendría la primera mayoría en el Consejo Nacional DC, derrotando a Gutenberg Martínez. Bachelet asumía su segundo periodo presidencial y en su programa de gobierno incluyó una propuesta que ya había provocado roces al interior de la DC: el fin al lucro en la educación.

Provoste, tal como en 2007, se cuadró con Bachelet y se convirtió en una férrea defensora de la reforma. En febrero cuestionó públicamente a Claudia Peirano, militante DC y cercana a Aylwin, quien había sido designada como subsecretaria de educación, por haber firmado una carta en 2011 contra la gratuidad universal. Peirano finalmente dio un paso al costado y Aylwin, que en los medios de prensa expresó que esta dimisión era negativa para todas las voces disidentes de la reforma, dijo que “no participaría en un próximo congreso ideológico de la DC”. Meses después entraría al directorio de Fuerza Pública.

Héctor Gárate: “Esto (la acusación) se venía conversando desde hace ya harto tiempo atrás. Y una de las cosas que nosotros planteamos es que los chiquillos más jóvenes fueran quienes lideraran este proceso y nosotros nos poníamos todos atrás”

A mediados de este año, desde un sector de la disidencia comenzó a surgir lo que podría ser una decisión política definitiva, en pos de debilitar las ideas críticas a la reforma. Provoste, junto al diputado Victor Torres, Héctor Gárate y Diego Calderón, fundaron “Evolución (R)”, un grupo que se considera a sí mismo como el más leal hacia la reforma educacional de Bachelet. “Yasna es nuestra líder activa. Y Belisario es nuestro mentor y quien lidera el grupo“, cuenta el actual vicepresidente de la DC Héctor Gárate.“Sí, soy parte de ese grupo. Nos coordinamos, nos sentimos con una tremenda satisfacción de aportar en un esfuerzo muy comunitario, buscando hacer realidad las conclusiones del V Congreso Ideológico”, reconoce la diputada Provoste. Al interior de ese grupo empezaron a conversar, tal y como ya se hacía en otros sectores del partido, sobre la posibilidad de emplazar a Aylwin y al resto de los miembros de Fuerza Pública para que tomaran una decisión sobre su continuidad en el partido. Hasta que se presentó la oportunidad ideal.

El sábado 13 de diciembre sería la Junta Nacional de la Juventud DC. Y Diego Calderón, candidato a presidente de la JDC para las próximas elecciones de abril de 2015, acordó al interior de Evolución (R) que presentaría una solicitud de expulsión contra Mariana Aylwin. “Él nos avisó antes de que esto se iba a realizar. Y nosotros le dijimos que contaba con todo nuestro apoyo y que lo hiciera. Que nos sentíamos orgulloso de él”, cuenta Gárate. Es más; asegura que la decisión de Calderón ya había sido conversada: “Esto se venía conversando desde hace ya harto tiempo atrás. Y una de las cosas que nosotros planteamos es que los chiquillos más jóvenes fueran quienes lideraran este proceso y nosotros nos poníamos todos atrás”.

Consultado por El Dínamo, Belisario Velasco se desmarca de las aseveraciones de Gárate: “Me mencionan como mentor, pero yo no participo en las reuniones ni en nada de eso. Pero es gente que pertenece al progresismo… Yo soy parte del progresismo, de los chascones. Ahora, dentro de eso hay sub grupos: los de la juventud, los territoriales, los regionales. Pero son todos progresistas”. Por su parte, en un artículo sobre la petición de expulsión de Mariana Aylwin de la DC, Yasna Provoste dijo a El Dínamo que consideraba legítimo el requerimiento. Y sobre Diego Calderón señaló: “Lo conozco desde que era dirigente secundario, cuando formaba parte de la revolución pingüina, luego como dirigente universitario. Ha mantenido siempre en alto las convicciones y compromisos con la DC y no puedo más que sentir un legítimo orgullo y satisfacción  por el camino que ellos han recorrido. Considero importante valorar que la juventud de la DC haya liderado siempre procesos que son importantes para nuestro partido”.

Foto: Facebook: de Héctor Gárate

El regreso a la “salida política”

Cuando Calderón presentó su solicitud, ésta fue respaldada unánimemente por las Juventudes DC. La petición causó la reacción inmediata de la prensa. Mariana Aylwin, quien en esos momentos se encontraba en Guayaquil, se vio sorprendida por esta acción y no quiso dar mayores declaraciones. El lunes 15 de diciembre el Consejo Nacional del Partido resolvió que se invitaría a Mariana Aylwin y al resto de los militantes DC en Fuerza Pública a conversar sobre su situación con la mesa directiva. Es decir, la idea de una “salida política”, la misma postura que era mayoritaria antes de la petición de expulsión. Esto sin perjuicio de que la solicitud hecha en el Tribunal Supremo esté siendo analizada, aunque expertos del tribunal señalan que es difícil que este requerimiento judicial prospere.

Ya más tranquila y conforme con la decisión del consejo, Mariana Aylwin, al ser consultada por El Dínamo si creía que que detrás de la acusación estaba algún grupo específico de la DC, respondió: “No tengo idea. Lo que sí creo es que en esto ha sido clave mi posición frente a la reforma educacional. Posición -que yo creo- es la que corresponde que tenga una persona de la Democracia Cristiana. Yo me siento representando valores de la Democracia Cristiana en esta discusión política. Pero sí creo que mi posición en educación ha influido”. Dichos que volvió a reafirmar el domingo 21 de diciembre en El Mercurio. Yasna Provoste en cambio, descarta esta idea: “Estrictamente a mí me parece que cambiar el eje de la discusión no es el propósito. Nosotros sabemos muy bien lo que ellos han defendido, no solo ahora, en el V Congreso Ideológico también lo defendieron, y uno en política pierde o gana posturas y ellos perdieron. Hoy día el requerimiento de la JDC es por su disciplina partidaria, por apoyar a un movimiento con estructura de partido y con un candidato presidencial”.

Este sábado el ex militante DC y miembro de Fuerza Pública, Carlos Portales, renunció al partido a través de una columna en El Mercurio. En ella calificó el proceso como una “razia”, acusó que la DC “es incapaz de procesar las diferencias” y que “termina expulsando a quienes no son serviles a la dirigencia, acusándolos de desleales y promiscuos”. Además señaló que en el último Congreso Ideológico del partido -el de 2007- “la DC inauguró un camino sin retorno en contra de sus principios”, intolerante con las libertades individuales en pos de un mayor estatismo.  Un ambiente previo a la reunión que Mariana Aylwin y otros militantes DC que forman parte de Fuerza Pública, tendrán con la directiva de ese partido el próximo lunes 05 de enero. Algunos creen que en esta instancia se les pedirá definir si se quedan o no en el partido. El resultado de este gallito Provoste – Aylwin aún está por verse.