Sánchez suma adherentes: Clínica U. de los Andes y Hospital de San Bernardo se niegan a realizar abortos

“No realizaremos abortos, porque como institución y como profesionales, estamos comprometidos con el respeto del derecho a la vida desde su concepción hasta su muerte natural”. Con esas palabras el director médico de la Clínica de la Universidad de los Andes, Ricardo Espinoza, se sumó al rector de la Universidad Católica y se negó a practicar abortos si se llega a despenalizar el aborto terapéutico.

Junto a ellos, el Hospital Parroquial de San Bernardo, perteneciente al obispado de esa comuna, también se negó a realizar esta práctica. Ambos recintos apelaron a la objeción de conciencia, en la eventualidad de que se apruebe el proyecto que la Presidenta Michelle Bachelet firmó el sábado en el que se pretende interrumpir el embarazo bajo tres causales: riesgo de vida de la madre, inviabilidad del feto y violación.

Según consignó la edición de hoy de El Mercurio, para Espinoza la solución a un embarazo producto de una violación no es el aborto y que ellos no suprimirán el derecho a la vida de aquellos niños que reciben el diagnóstico prenatal de inviabilidad fetal. En ambos casos, aseguró que “nuestra experiencia profesional nos confirma que para la salud física y mental de esas madres es mejor continuar con ese embarazo, recibiendo de parte de nuestros profesionales todo el apoyo y orientación para sobrellevar de la mejor manera ese proceso“. Respecto a la situación en que el embarazo pone en peligro la vida de la madre, asegura que es posible aplicar tratamientos médicos “que tengan como efecto no deseado la pérdida fetal, (lo que) está amparado por la ley vigente”.

En esa misma línea, el obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González, afirma que el recinto hospitalario de dicha comuna “tiene una declaración de principios escrita hace muchos años, en la cual se señala que en el recinto no se realizarán acciones contrarias a la vida humana y que quienes trabajan en el hospital deben adquirir ese compromiso“. Para el religioso “siempre hay que respetar la vida humana del que está por nacer bajo cualquier circunstancia, ya sea una violación, una malformación que pueda influir en la vida futura del niño, o sea una enfermedad de la madre”.