Los vaivenes en el Ministerio Público por Caso Penta: la trastienda del autogol político del Fiscal Chahuán
Después de variadas críticas de la opinión pública, el Fiscal Nacional revirtió la decisión anunciada la semana pasada por su subrogante, Solange Huerta, de entregar la línea política del caso Penta al fiscal Ayala y la arista SQM al fiscal Montes. Aunque Chahuán lo negó durante su intervención, este primer enroque habría sido planeado para favorecer las carreras de Ayala y Huerta al interior del Ministerio Público. Una jugada que lejos de resultar, se convirtió en un autogol.
El regreso de vacaciones de Chahúan no lo quisiera nadie. Después de pasar unas semanas en México, tuvo que llegar a las ocho de la mañana al edificio corporativo del Ministerio Público y entrar de lleno en una reunión que sólo acabaría ocho horas después, con él enfrentando las cámaras. Todo para dar pie atrás, a una decisión que según diversas fuentes del Ministerio Público, él mismo tomó antes de su viaje.
Y es que la semana pasada, mientras Chahuán tomaba sol en México, la Fiscal Nacional (s), Solange Huerta, cambió las fichas del tablero y produjo un terremoto político.
A través de un comunicado, anunció que se separarían las aristas de la investigación del Caso Penta: la política quedaba en manos del Fiscal Alberto Ayala, quien ahora tendría la capacidad de definir líneas de investigación propias, distintas a las realizadas por Gajardo. Y la de SQM pasaría a manos de Andrés Montes, hijo del senador PS, Carlos Montes.
Las reacciones, tanto de la ciudadanía como de los medios, llenaron el ambiente de sospechas: la decisión se hacía pública justo cuando todo indicaba que la arista SQM comenzaba a salpicar a la Nueva Mayoría, debido a las apariciones de boletas del senador PS Fulvio Rossi y el diputado DC Roberto León en la investigación.
La jugada se realizó en un momento estratégico. En verano, el día en que los equipos chilenos jugaban sus partidos en Copa Libertadores, y a través de un comunicado a las siete de la tarde. Lo que ninguno predijo, es que la reacción en contra sería tan fuerte. Algo que apenas regresó de sus vacaciones, el fiscal Chahuán tuvo que enfrentar con sus asesores y con la fiscal que lo subrogó, quien tuvo la misión de hacer público el fallido cambio en la investigación, Solange Huerta.
Pero la decisión estuvo lejos de ser una “arrancada de tarros” de Huerta. Según fuentes ligadas al Ministerio Público, la decisión había sido visada y coordinada con el mismo Chahuán antes de que este partiera a México. Y pese a que el Fiscal Nacional lo ha negado enfáticamente, la razón de este cambio, según miembros de la fiscalía, habría tenido un fondo político: favorecer las posiciones de Alberto Ayala y Solange Huerta en sus carreras al interior del Ministerio Público.
El primero como su sucesor como Fiscal Nacional, elección que es en diciembre, un cargo designado por la Presidenta de la República con el acuerdo de dos tercios del Congreso, en base a una quina propuesta por la Corte Suprema. La segunda, como la carta de Chahuán para presidir la futura Fiscalía Especial de Alta Complejidad, un proyecto que actualmente se tramita en el Congreso y que creará una institución que investigue este tipo de delitos a nivel nacional.
“Yo creo que dentro del grupo cercano al fiscal Chahuán, donde está precisamente la fiscal Solange Huerta, donde está José Morales, donde está el fiscal Ayala, puede estar la jugada. En el sentido de intentar cerrar la quina con gente cercana al fiscal Chahuán, de manera que la Presidenta solo pueda elegir a alguno de los cinco cercanos”, dijo a El Dínamo el ex presidente de la Asociación Nacional de Fiscales, Pedro Orthusteguy.
Aunque lo ha negado en público, Ayala aspira a ser Fiscal Nacional, para lo cual ya está en campaña. Un importante senador RN señala que “Ayala es el candidato de la centroderecha. Es uno de los nuestros”. Pero a la vez, se conoce que tiene contactos y llegada con la Nueva Mayoría. Por eso, con la dirección de la investigación en el caso Penta, cercanos al Ministerio Público argumentan que el fiscal regional podría haber hecho uso de su habilidad política en pleno proceso de formalizaciones a los políticos involucrados, para así posicionarse y obtener este año, la votación de dos tercios que necesita en el Congreso para ser Fiscal Nacional.
No pocos mostraron resquemores ante su idoneidad para dirigir el caso. Primero, fue cuestionada su inexperiencia como investigador en terreno, ya que ha tenido siempre altos cargos y no es conocido por ser litigante. Y segundo, sus declaraciones previas sobre la arista política,en las que aseguraba que estos casos son “de una relevancia absolutamente menor en términos estrictamente jurídicos que las otras cosas que estamos viendo”.
Diversos medios también habían recogido una versión sobre la supuesta mala relación entre Gajardo y Ayala. Sin embargo, ante este punto hay opiniones divididas. Mientras algunos fiscales argumentan que estos desencuentros no son tales, ya que si Ayala hubiese querido, pudo haber cambiado a Gajardo mucho antes, otros apuntan a que efectivamente Gajardo era incómodo para Ayala, y que las filtraciones de los antecedentes del caso Penta en la prensa, y la magnitud que adquirió este ante la opinión pública, inhibieron al Fiscal Regional de quitar a Gajardo antes del camino.
De inmediato comenzó a circular la tesis de que fue un “golpe blanco” al fiscal Gajardo. En redes sociales se extendía la comparación del persecutor chileno con el fallecido fiscal Nisman, y se acusó al Ministerio Público de querer echarle tierra a la investigación. Todo esto fue negado por el propio Gajardo y Ayala. También se supo que el fiscal Andrés Montes –quien se encontraba de vacaciones- desconocía la decisión. Incluso su padre, el senador Carlos Montes, señaló por twitter que es “muy inadecuado cambiar al Fiscal que desarrollaba con seriedad una investigación. Gran desconfianza y suspicacia”. La presión se hacía insostenible.
Incluso, Solange Huerta llegó a ser trending topic, con miles de tuiteos que recordaban su ex militancia en el Partido Socialista y ponían en duda su actuar como fiscal en casos anteriores, particularmente el caso del tsunami del 27 de febrero, que actualmente se ha convertido en la causa más larga en la historia del Ministerio Público.
Toda esta batería de cuestionamientos son las que tuvo que hacer frente Chahuán cuando entró a las ocho de la mañana a la Fiscalía. Casi ocho horas después, fue a la sala de conferencias y se dirigió a la prensa para anunciar que, de forma inédita en la historia de la justicia chilena, él como Fiscal Nacional asumiría la dirección de la investigación de Penta y SQM. Y junto con él, iba a trabajar un equipo compuesto por los fiscales Gajardo, Norambuena y Arias. Todo volvía -casi- a su estado anterior.
De inmediato, voces de todos los sectores apoyaron la decisión. Incluyendo al propio Gajardo: “Es una decisión que personalmente nos pone muy satisfechos y es un respaldo importante a la labor que hemos desarrollado en estos últimos nueve meses en lo que se ha conocido como el caso Penta”
Para quienes lo conocen, en esta oportunidad Chahuán salió jugando. “Era la alternativa para salir bien del error de sacar a Gajardo”, planteó Orthusteguy. Sin embargo, quedaron tres damnificados: Montes, Ayala y Huerta. El primero, sin quererlo, cuestionado por ser hijo de un senador de la República. El segundo, sin pan ni pedazo en la investigación. Y la tercera, desautorizada en público. “Fue inmolada por Chahuán”, dice un fiscal de la zona Poniente.
Sin embargo, desde la fiscalía y sus círculos cercanos descartan que pueda haber un quiebre entre Huerta y Chahuán. La relación entre ambos es de absoluta confianza, tanto así que fue el propio Chahuán quien la trasladó desde la fiscalía de Melipilla a ser jefa de la fiscalía Poniente y la ha defendido cada vez que ha sido cuestionada. En esta oportunidad, se mantuvo a su lado mientras el Fiscal Nacional hacía la declaración que contradecía su propio comunicado. Todo por una jugada que para Chahuán, y para el Ministerio Público, terminó siendo un autogol político.