La increíble historia del hombre que escapó de la muerte gracias a un lobo marino

Corría el año 2000, cuando Kevin Hines, quien atravesaba un grave trastorno de bipolaridad, tomó la determinación de saltar al mar y así terminar con lo su vida que, para ese entonces, era un suplicio.

Hines se posicionó en el puente Golden Gate de San Francisco, Estados Unidos, y nervioso brincó a las heladas aguas.

Al caer al mar no entendía cómo no había muerto, pese al gran dolor que sentía en su espalda y extremidades. La mayoría de quienes brincan muren o nunca vuelven a recuperar la movilidad. “Yo soy uno de menos de uno por ciento que ha sobrevivido a esa caída”, comenta Kevin 14 años después.

Al estar en el agua se percató de un animal que se encontraba debajo de él merodeándolo. “Me estaba volviendo loco en esas aguas. Y yo estaba pensando que no morí por la caída y ahora me voy a morir aquí en el agua debido a una criatura de algún tipo”, dijo Hines a AFP.

“Realmente pensé que era un tiburón y pensé que me iba a morder una pierna y estaba entrando en pánico”, reconoció Kevin al recordar esos angustiantes momentos.

Hines pensó que si había sobrevivo a la caída, sería comido por el tiburón, y que su final sería más trágico de lo esperado.

“Recuerdo que flota sobre el agua y esta cosa me estaba chocando e intentando levantarme.”

En ese momento Kevin no aguantaba más, la angustia de ser devorado lo estaba carcomiendo por dentro.

“Todo el que miró hacia abajo vio a esta criatura dando vueltas en un movimiento hacia la derecha por debajo de mí”, comenta Hives, para agregar que “esta cosa debajo de mí no se detuvo o no se fue hasta que oí el barco detrás de mí.”

Finalmente cuando llegó la guardia costera, el animal se retiró de la escena.

Luego del accidente, Hives habló con un hombre que había estado ese día en el puente y que había visto todo y que le señaló que el animal que estaba nadando bajo él no era un tiburón, sino un lobo marino.

“Me han dado el regalo de una segunda oportunidad de vida tantas veces”, dijo.

Hives, ahora de 33 años, es un defensor de la salud mental y da conferencias por todo el mundo intentando evitar los suicidios de los jóvenes. “Esto es absolutamente la pasión de mi vida y el trabajo de mi vida”, dijo.