Jorratt: el hombre de confianza del Ministro Arenas que puede detonar -o desactivar- la bomba política de SQM
Llevaba una carrera de casi 20 años como funcionario público entre el SII y la Dipres. Tenía un destacado perfil como académico y teórico, citado incluso por Thomas Piketty, y sus estudios sentaron las bases de la actual reforma tributaria. Pero hoy, como director del Servicio de Impuestos Internos, le pesa su lado político. Fue parte del comando de Bachelet, su designación depende de la Presidenta y el organismo que preside depende directamente del Ministro de Hacienda. Todo material de suspicacias, en uno de los momentos más difíciles de la historia del SII, debido a su actuar en el caso SQM. Esta es la historia del hombre que está siendo presionado por el gobierno, el poder político y la Fiscalía, y que tiene en sus manos el destino de investigar o no a SQM. Y con ello, el futuro de buena parte de su sector: la Nueva Mayoría.
Cuando Juan Francisco Sánchez, por entonces subdirector de estudios del Servicio de Impuestos Internos, dejó su cargo en 2007, todos los funcionarios creían que su sucesor natural era uno solo: el ingeniero civil de la Universidad de Chile, Michel Jorratt. Con una impecable carrera de dieciséis años en el Servicio, siempre había trabajado en el área encargada de proponer y evaluar proyectos de ley, primero como asesor, luego como jefe de área y finalmente como jefe de departamento. Pero había algo de Jorratt que incomodaba a sus superiores.
Aunque siempre cultivó un muy bajo perfil y era públicamente poco conocido, a nivel internacional ya era consultor del Banco Interamericano del Desarrollo para distintos países, académico de la Universidad de Chile, investigador para el PNUD y la Cepal, y uno de los teóricos en Chile que defendían que una reforma tributaria podía disminuir la desigualdad. “Él siempre fue súper ideológico. Considera que en Chile hay una mala distribución de la plata y que eso puede corregirse con impuestos (…) En resumen, sus trabajos plantean que hay que quitarle un pedazo de la torta a los más ricos para que todos puedan comer por igual”, dice un abogado tributario que trabajó durante más de una década en el SII. Algo que era percibido como “ideológicamente de izquierda” por su superior directo en el SII, Ricardo Escobar, por entonces director del Servicio de Impuestos Internos.
Es por ello que Escobar consideró que la posición del ingeniero era “poco amistosa” con los grandes contribuyentes. Así que llegado el momento, prefirió a otra persona para ocupar el cargo de subdirector. Fue así como Jorratt, decepcionado, abandonó el Servicio de Impuestos Internos, al que había entrado en 1991. “Todos sabíamos que él era el líder natural para el cargo. Pero Escobar lo consideraba un duro en sus posturas”, recuerda el funcionario.
Luego de su salida del SII, Jorratt fue rescatado por el actual Ministro de Hacienda Alberto Arenas quien lo llevó a formar parte de el comando de Michelle Bachelet, convirtiéndose en su hombre de confianza.
En 2014, Jorratt volvería al SII. Pero esta vez como director interino, donde le está tocando vivir su peor momento, con los ojos del país puestos en su dilatada decisión: decidir si presenta una querella en contra de SQM, la empresa que habría financiado ilegalmente campañas de todo el espectro político, o si les aplicará una sanción administrativa que no incluya una investigación judicial.
Según el subdirector jurídico del SII, Cristián Vargas, el organismo se estaría inclinando por la primera opción, según declara en una entrevista hoy en El Mercurio. Ello, luego de semanas en que el SII ha debido enfrentar presiones de todos lados: la elite política, la ciudadanía y la Fiscalía, quienes criticaron la supuesta demora en la decisión. Y también las presiones del Gobierno, que buscarían lo contrario, aunque ello haya sido negado por el SII.
Mientras Jorratt delibera -o intenta ganar tiempo-, la presión y las críticas vienen de todos los sectores y lo enfrentan a una encrucijada: en juego no solo está su carrera al mando del organismo. Si no que, según se comenta en el Parlamento y La Moneda, también estaría en juego el futuro político de figuras de la coalición que lo llevó a este cargo.
La mano derecha de Arenas
Poco tiempo duró Jorratt sin desempeñar un cargo público. Después de su salida del Servicio de Impuestos Internos en 2007, rápidamente fue contactado por el en ese entonces Director de Presupuestos, Alberto Arenas, para que asumiera como asesor tributario. “Su trabajo académico calzaba perfecto con la visión que tenía Arenas. Desde ahí entablaron una relación de confianza”, dice un dirigente del Servicio de Impuestos Internos. En el período, juntos se encargaron de implementar la reforma al sistema previsional que impulsó el gobierno en 2008.
Pero pese a su cercanía con el actual ministro de Hacienda, militante del Partido Socialista, y a que en su trabajo siempre ha mostrado un ideario emparentado a la izquierda, Jorratt nunca ha participado en algún partido. Incluso trabajó durante dos años en la Dirección de Presupuesto, durante el gobierno de Sebastián Piñera. “Nunca se ha caracterizado por ser alguien que se mueva en el ámbito político, si no que más bien en lo académico, escribiendo papers, desde el punto de vista técnico”, dice Christian Aste, experto en derecho tributario que ha trabajado con Jorratt de cerca.
Pero su próximo paso, ligado a la política, le significaría una carga que hoy, en tiempos de tempestad, lo hace blanco de las críticas de políticos y la ciudadanía.
El cerebro tras la reforma tributaria
En 2009, Jorratt escribió un paper para la CEPAL llamado “La tributación directa en Chile: equidad y desafíos”. En este, planteaba las ideas matrices de lo que más adelante sería el criticado proyecto de reforma tributaria del segundo gobierno de Bachelet. Por ejemplo, proponía eliminar el FUT, bajar el impuesto a las personas, subir el impuesto a las empresas y hacer que estas tributen por lo que ganan, no por lo que retiran. Más adelante, junto a la británica Tasha Fairfield, escribió un estudio sobre el 1% más rico del país, en el que situaba al país como uno de los más desiguales del mundo. Este texto ha sido citado por el mismo Thomas Piketty en sus conferencias.
Por eso, su siguiente paso pareció natural. Poco después de que Michelle Bachelet dejara su puesto en ONU Mujeres y se embarcara en su segunda carrera presidencial, fue contactado para formar parte de su comando. Su rol: afinar una reforma tributaria para el futuro gobierno. Junto con él trabajó el senador Lagos Weber, Andrea Repetto y Oscar Landeretche.
“Él fue uno de los cerebros de la reforma. Pero de la original, no la que quedó después de las galletitas o de los tecitos”, dice Juan Apablaza, presidente de la Asociación de Fiscalizadores del SII. Su vínculo al equipo de Bachelet lo convirtió en el candidato ideal para ser el próximo director del Servicio de Impuestos Internos. Pero ese cargo lo tenía Alejandro Burr, un hombre de Piñera.
El retorno de Jorratt
Apenas asumió como Ministro de Hacienda, Alberto Arenas tomó de inmediato una decisión para ganar tiempo. El programa de la Presidenta incluía presentar un proyecto de reforma tributaria para los primeros 100 días, y para eso, necesitaba a un hombre de confianza en el Servicio de Impuestos Internos, organismo clave para aplicarla. Por eso, el 11 de marzo pidió la renuncia a Alejandro Burr, que había llegado a través de la Alta Dirección Pública, y nombró a Michel Jorratt en su reemplazo, como director provisional y transitorio del órgano.
Aunque era conocido dentro del mundo académico, resultaba un desconocido en el mundo empresarial. Una publicación de un diario electrónico, consigna que los empresarios se referían a él como “ese que tiene apellido francés”. Sin embargo, a un año exacto de haber asumido, Jorratt dejó de ser el hombre de apellido francés desconocido. Muy por el contrario: es el hombre cuyo actuar está en la mira de todo el país.
La “teleserie turca” del caso Penta-SQM
Ya es vox populi que la arista SQM del caso Penta es una bomba de tiempo para la clase política. A diferencia las empresas Penta donde los controladores, además de cometer una serie de delitos tributarios, financiaban ilegalmente campañas de un solo sector –en general de políticos UDI-, la minera de Ponce Lerou habría ocupado el mismo método de financiamiento pero para candidatos de todo el espectro político.
Y el Servicio de Impuestos Internos tiene en sus manos dos opciones: querellarse contra la minera y de esta forma permitir que la Fiscalía investigue el caso, lleve a cabo un proceso judicial y que los nombres de los involucrados terminen siendo transparentados. O por otro lado, otorgar una “salida administrativa” a SQM, aceptar una auto denuncia y cobrarles una multa, aunque eso no signifique en todos los casos eliminar la vía penal.
Todo esto ha generado numerosas suspicacias por el actuar del SII, dado el revuelo que causó la arista política del caso Penta y la visibilidad que tuvo el actuar del Ministerio Público. Políticos expertos y opinión pública, han criticado la demora en el actuar y varias de las decisiones tomadas hasta ahora.
Primero, el SII solicitó investigar toda la documentación contable de SQM desde 2009 a 2014. Pero después, reculó y acotó la denuncia a julio de 2009. En lo investigado en ese mes, se encontraron boletas emitidas por varios personeros ligados a la Nueva Mayoría, entre ellos gente relacionada al senador PS, Fulvio Rossi, y al diputado DC, Roberto León, que aumentaron las sospechasa. Por eso, se espera que en los otros cuatro años podrían haber más boletas relacionadas al mundo de la Nueva Mayoría. Algo que la Fiscalía pide investigar.
“La Fiscalía debe fundar las acciones. En la medida en que existan antecedentes fundados para iniciar una acción, el Servicio está obligado a hacerlo y lo va a hacer”, ha asegurado Jorratt. Junto con eso, negó que alguna vez el SII haya solicitado investigar los cuatro años de la información contable y llamó a los grandes contribuyentes a que se auto denuncien. Una señal que no fue bien recibida, ya que debilita la posibilidad de una persecución penal que, eventualmente termine con penas de cárcel, y prioriza las sanciones pecunarias.
Pero el festival de incertidumbres no termina ahí. El Ministerio Público ha intentado acceder a la información de esos años pese a que el SII no ha ampliado la querella. Y ante la negativa de SQM, de entregar la información contable a Fiscalía, el Ministerio Público terminó pidiendo por oficio los documentos al SII dando un agresivo ultimátum de 48 horas. Todo esto ha hecho ver a Jorratt y a su organismo como un verdadero muro para la investigación de la Fiscalía, construido con ladrillos del gobierno.
“No nos parece que sea transparente la tesis que se ha planteado respecto a que SQM se auto denunciará frente al SII. Esto abre múltiples sospechas, puesto a que el director de dicha repartición pública (Michel Jorratt) es una persona que fue designada como cargo de confianza de la Presidenta del República, que pertenece a una coalición de gobierno cuyos integrantes, muchos de los cuales, aparecen siendo receptores eventuales de aportes ilegales por parte de SQM”, dijo a El Dínamo abogado querellante de la causa, Mauricio Daza.
Ante las sospechas de que para desactivar la bomba SQM el Ejecutivo ha ejercido presión sobre Jorratt, han aparecido políticos de todo el espectro pidiendo la renuncia del director. Desde el comunista Hugo Gutiérrez hasta el senador RN, Manuel José Ossandón, han disparado contra la autonomía del servicio. También Gabriel Boric, Giorgio Jackson y la ex presidenciable, Evelyn Matthei. “Todos sabemos que las decisiones en el Servicio de Impuestos Internos las toma el Ejecutivo”, dijo la militante UDI a una radio. La duda de por qué Penta sí y SQM no, aún no ha sido resuelta.
El futuro de Jorratt
“Jorratt no tiene manejo político. Es netamente técnico. No tiene esa capacidad de pensar bajo del agua mientras los tiburones le pasan por encima”, dice un ex abogado del SII, que cree el director actúa de “buena fe”. Los funcionarios consultados coinciden con esta visión. “Su bajo perfil le juega en contra”, dice uno, mientras que otro dirigente afirma que “hay que ser ingenuo para creer que no está recibiendo presiones del gobierno”.
Pero no solo está en juego el futuro del conglomerado político que lo puso en el cargo, si no que también su continuidad al mando del servicio. Jorratt es director transitorio. Por eso, se llamó a un concurso de Alta Dirección Pública por el cargo, al que postularon 79 personas. Y entre los seis finalistas, está el mismo Jorratt.
Por eso, para muchos si el SII emprende acciones contra SQM y Jorratt es ratificado en su cargo, significa que actuó sin presiones. Si no es ratificado, será una verdadera “pasado de cuenta” al cerebro de la reforma tributaria. Pero hay una tercera opción, la más oscura: si Jorratt no emprende acciones contra SQM y a la vez es ratificado, las sospechas se harán insostenibles.
Internamente, los funcionarios respaldan a su director, consideran que ha “modernizado el Servicio”, creen que la demora en la querella tiene fundamentos técnicos y tienen fe en que el SII actuará libre de presiones. Sin embargo, coinciden en un diagnóstico: Jorratt está metido en una suerte de zapato chino del que resulta difícil salir.