Jorge Costadoat por su despido de la UC: "Todavía no entiendo de qué se me acusa"
A través de una carta publicada en El Mercurio, el sacerdote llamó a "ordenar la casa" y exige "libertad" académica tras su despido de la institución.
El sacerdote Jorge Costadoat se refirió por primera vez a su despido de la Universidad Católica, luego de que el cardenal Ricardo Ezzati no le renovara su “misión canónica” para seguir ejerciendo en la Facultad de Teología de la institución. Esto generó una revolución de parte de académicos y estudiantes, quienes manifestaron su más profundo rechazo a esta situación.
A través de una carta publicada en la edición de hoy de El Mercurio, el religioso asegura tener reparos con la “libertad de cátedra” que señala el rector Ignacio Sánchez. “Las reacciones ante la decisión del cardenal Ezzati de no renovar mi ‘misión canónica’, demuestran que los académicos perciben que se sienta un precedente de censura que hace mal en la universidad. Confirman que en la universidad hay miedo”, indicó. Luego agregó que “me consta que hay profesores que se sienten vigilados por su vida o su modo de pensar. Hay temas censurados. Hay gente que suele escribir cartas a las congregaciones romanas de la Educación y de la Fe, y entre ellos, los de aquí y los de allá, atenazan a la universidad”.
En la misiva, el sacerdote exige que la Universidad Católica “debiera ser líder en libertad de cátedra y libertad de conciencia. Mi ideal de universidad, que extraigo del credo cristiano y de los documentos del Magisterio, me impide concebir una universidad católica con profesores y alumnos de dispar integración, dependiendo de motivos extraños a la naturaleza misma de cualquier universidad (…) En la universidad, todas las diferencias, y las pruebas, y errores en la búsqueda de la verdad, debieran considerarse igualmente valiosas”.
“Chile necesita universidades verdaderas, con libertad académica y concentradas en el servicio público“, señala y apunta a que la UC cumple estos requisitos, pero que “las autoridades deben ordenar la casa. Tienen que introducir mejoras en las condiciones de libertad que requiere el trabajo universitario”.
Respecto a su despido, Costadoat cuenta que al momento en que Ezzati le otorgó su misión canónica, ésta venía con reparos y le entregó el permiso académico bajo condiciones. “Nunca se me dijo con claridad suficiente en qué consistían esos reparos. Solo me dio por escrito una carta en la que monseñor Ezzati me solicitaba adhesión al Magisterio de la Iglesia. Pero ahora en marzo, el Gran Canciller no ha dicho en qué he incumplido esta adhesión. Todavía no entiendo de qué se me acusa. Su objeción central tuvo que ver con enseñar con una libertad inconveniente a personas que no estaban preparadas para ello”.