El gran secreto de las mujeres cuando van al baño
Un texto publicado por una usuaria de Fecebook acumula más de 60 mil compartidos y miles de comentarios de apoyo.
Clásica escena, afuera del baño de los cines. Las parejas se separan para entrar cada uno a su sector. A los pocos segundos sale él, buscando con la mirada a su acompañante que obviamente no está. Varios minutos después sale ella. “¿Por qué te demoraste tanto?”, es una pregunta que muchos hombres hacen con cara de incredulidad.
¿Qué pasa con las mujeres cuando van al baño? El tema es un poco más complejo de lo que cualquier cavernario se imagina, por lo que este texto, escrito por la usuaria de Facebook Luciana Ochoa, resulta fundamental. El comentario se hizo viral y ya ha sido compartido más de 60 mil veces en la red social.
“El gran secreto de las mujeres (Vale la pena leerlo)”
“El gran secreto de todas las mujeres respecto a los baños es que de chiquitita tu madre te llevaba al baño, te enseñaba a limpiar la tabla del inodoro con papel higiénico y luego ponía tiras de papel cuidadosamente en el perímetro de la taza.
Finalmente te instruía: ‘Nunca, nunca pero nunca te sientes en un baño público’ Y luego te mostraba ‘la posición ninja’ que consiste en balancearte sobre el inodoro en una posición de sentarse sin que tu cuerpo haga contacto con la taza.
‘La Posición’ es una de las primeras lecciones de vida de una niña, súper importante y necesaria, nos ha de acompañar durante el resto de nuestras vidas. Pero aún hoy en nuestros años adultos, ‘la posición’ es dolorosamente difícil de mantener cuando tu vejiga está a punto de reventar.
Baño público
Cuando TIENES que ir a un baño público, te encuentras con una cola de mujeres que te hace pensar que dentro estan regalando penes. Así que te resignas a esperar, sonriendo como pelotuda a las demás mujeres que también están discretamente cruzando piernas y brazos en la posición oficial de ‘me estoy ‘meandooooooooo!
Finalmente te toca a ti, si no llega la típica mamá con ‘la nenita que no se puede aguantar más’. Entonces verificas cada puerta por debajo para ver si no hay piernas”.
Todos están ocupados. Finalmente uno se abre y te lanzas casi tirando a la persona que va saliendo.Entras y te das cuenta de que el putisimo picaporte no funciona (nunca funciona); no importa…
Cuelgas el bolso del gancho que hay en la puerta, y si no hay gancho (nunca hay gancho), inspeccionas la zona, el suelo esta lleno de líquidos indefinidos y no te atreves a dejarlo ahí, así que te lo cuelgas del cuello mientras miras como se balancea debajo tuyo, sin contar que te desnuca la correa, porque el bolso está lleno de cositas que fuiste metiendo dentro, la mayoría de las cuales no usas, pero que las tienes por si acaso…
Pero volviendo a la puerta… Como no tenía picaporte, la única opción es sostenerla con una mano, mientras que con la otra de un tirón te bajas los pantalones y te pones en ‘la posición ninja’… Alivio…… AAhhhhhh…. por fin…
Ahí es cuando tus muslos empiezan a temblar…. Porque estás suspendida en el aire, con las piernas flexionadas, los calzones cortándote la circulación de los muslos, el brazo extendido haciendo fuerza contra la puerta y un bolso de 5 kg
colgando de tu cuello.
Te encantaría sentarte, pero no tuviste tiempo de limpiar la taza ni la cubriste con papel, interiormente crees que no pasaría nada pero la voz de tu madre retumba en tu cabeza ‘jamás te sientes en un inodoro público!!’, así que te quedas en ‘la posición’ con el tembleque de piernas…
Y por un fallo de cálculo en las distancias una salpicada finíííííísima del chorro te salpica en tu propio culo y te moja hasta las medias!!! Con suerte no te mojas tus propios zapatos, y es que adoptar ‘la posición’ requiere una gran concentración.
Para alejar de tu mente esa desgracia, buscas el rollo de papel higiénico pero, no hayyyyyy…!
El rollo esta vacío…! (siempre) Entonces suplicas al cielo que entre los 5 kilos de cachivaches que llevas en el bolso haya un miserable pañuelito descartable… pero para buscar en tu bolso tienes que soltar la puerta, dudas un momento, pero no hay más remedio…….
Y en cuanto la sueltas, alguien la empuja y tienes que frenar con un movimiento rápido y brusco, mientras gritas OCUPAAADOOOO!!!
Ahí das por hecho que todas las que esperan en el exterior escucharon tu mensaje y ya puedes soltar la puerta sin miedo, nadie intentará abrirla de nuevo (en eso las mujeres nos respetamos mucho)
Sin contar el garrón del portazo, el desnuque con la correa del bolso, el sudor que corre por tu frente, la salpicada del chorro en las piernas… el recuerdo de tu mamá, que estaría avergonzadísima si te viera así… porque su culo nunca tocó el asiento de un baño público, porque francamente, ‘tú no sabes qué enfermedades podrías agarrarte ahí’….estás exhausta, cuando te paras ya no sientes las piernas, te acomodas la ropa rapidísimo y tiras la cadena tratando de tocarla lo menos posible, por si las enfermedades… Entonces vas al lavabo.
Todo esta lleno de agua así que no puedes soltar el bolso ni un segundo, te lo cuelgas al hombro, no sabes cómo funciona el grifo con los
sensores automáticos, así que tocas hasta que sale un chorrito de agua fresca, y consigues jabón (si es que lo hay), te lavas en una posición de jorobado de Notredame para que no se resbale el bolso y quede debajo del chorro…
El secador no lo usas, es un trasto inútil así que terminas secándote las manos en tus pantalones, porque no piensas gastar tus pañuelos descartables para eso y sales…
En este momento ves a tu chico que entró y salió del baño de hombres y encima le quedó tiempo de sobra para leer un libro de Borges mientras te esperaba. ‘¿Por qué tardaste tanto?” te pregunta él ya aburrido. ‘Había mucha cola’ te limitas a decir”.
Conclusión
“Y esta es la razón por la que las mujeres vamos en grupo al baño, por solidaridad, ya que una te aguanta el bolso y el abrigo, la otra te sujeta la puerta, otra te pasa el pañuelitos por debajo de la puerta y así es mucho más sencillo y rápido ya que uno sólo tiene que concentrarse en mantener ‘la posición’ y la dignidad...”