Elecciones PS: La derrota de un duro de matar y el deseo de algunos de ver a una Allende en La Moneda
Aunque en la sede del PS los partidarios de la senadora Allende estaban escépticos, Escalona terminó reconociendo una derrota por partida doble: su deseo de presidir el partido parece resultar imposible; desde ya Isabel Allende es perfilada para un desafío mayor: las elecciones presidenciales 2017. Mientras tanto, Escalona lucha por su supervivencia, intentando no desaparecer de la primera línea política.
“Saquémonos un selfie” dijo el senador Montes al resto de los senadores y militantes que acompañaban a Isabel Allende en la mesa, prontos a anunciar a la prensa su triunfo en las elecciones internas del PS. “Se dice UNA selfie, no un selfie”, le corrigió entre risas, una joven militante parada atrás de él. Y es que el ánimo era de celebración y chacota. Allende, hija del histórico ex presidente, está ad portas de convertirse en la primera mujer presidenta del PS. Y lo hará derrotando al rival que la venció en 2006: Camilo Escalona.
Por eso, cada vez que alguien gritaba “¡atención hijos de Salvador Allende!”, la consigna tenía un significado especial. “Esto es como su papá… que salió como a la quinta”, comentaba un anciano militante, de los pocos que saludaban al resto diciendo compañero y el único que, lejos de entender la dinámica de la conferencia, increpó a un fotógrafo por taparle la vista.
La senadora dio gracias a “todos y a todas”, recalcó que hasta el momento su lista tenía un 58,4% de las preferencias, y por tanto, una mayor cantidad de representantes en el comité central, quienes finalmente eligen al presidente. “El sistema del PS es indirecto, como el de los gringos… Quien lo diría”, dijo un diputado presente. El triunfo de Allende era tan certero, que los asistentes aplaudieron a rabiar cuando terminó la conferencia. Después, ante la prensa, tal como lo hizo Andrade el día de ayer, reconocieron que la senadora podría ser una “buena carta presidencial”.
Lo único que no estaba claro era la postura que tendría el senador Escalona sobre este triunfo. Un hombre conocido en todo el mundo político por su muñeca para negociar. Un duro que no se dejaría derrotar tan fácilmente. “Es más fácil acabar con el binominal a que Escalona reconozca una derrota”, dijo el senador Montes antes de que empezara la conferencia. Y es que el ex senador que pasó de trabajar en un sótano de La Moneda durante el gobierno de Lagos, sin luz natural y lejos de la primera línea política, a ser dos veces presidente del PS y haber impulsado la primera candidatura de Michelle Bachelet, no se dejaría vencer tan pronto. Menos después de haber sufrido una derrota política en 2013, cuando la Presidenta le quitó el piso al decir que el PS debía hacer primarias en todo el país, mientras Escalona abogaba por ser candidato sin pasar por un filtro. Menos ahora que después de esa derrota, había pasado de la oscuridad a competir palmo a palmo en una elección con la hija de Allende, a quien derrotó hace una década.
El duro de matar
“Si hubieses llegado minutos antes, había pura risa”, dijo una encargada de prensa en el comando de Camilo Escalona, en Concha y Toro, tratando de dejar claro que el ex timonel PS estaba tranquilo por su derrota. Pero en el comando no había precisamente un carnaval. En una suerte de sala de estar, estaba reunido el ex senador, el diputado Juan Luis Castro, Marcelo Schilling y el ex pingüino César Valenzuela, entre otros militantes de la Nueva Izquierda.
Los dichos de Escalona fueron una verdadera demostración del espíritu de supervivencia del ex senador. El reconocimiento de su derrota tuvo un mensaje entre líneas: dijo que la senadora cuenta con la mayoría de los votos, pero que “aún no es presidenta”, porque falta la decisión del Comité Central. El órgano al que Escalona y sus cercanos apuestan, aún sabiendo que es muy difícil revertir la situación.
Acabada la conferencia, sus acompañantes comentaban las fórmulas con las que el senador podría dar vuelta el partido. “Es que los otros niños están embriagados de triunfo. Seguramente quieren pasar la aplanadora. ¿Pero qué pasa si nosotros sacamos 57 consejeros y ellos 55?”, dijo uno de los diputados en off. “En el Comité Central se dan varias veces votos cruzados”, decía otro asistente, mientras algunos apostaban a que había que esperar los votos de regiones y lo que puedan decidir los miembros del comité de las listas más pequeñas. Todo con la esperanza de que Escalona de vuelta el resultado. Algo que parece imposible, incluso para un hombre que -políticamente- se niega a morir.