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11 de Mayo de 2015

Así es cómo el cerebro arruina nuestras ganas de hacer dieta

Aunque trates y lo intentes, en la lucha por bajar esos kilos "de más" siempre tendrás un poderoso enemigo: tu propio cerebro.

Por Redacción
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En 1994, Jeffrey Friedman identificó  la hormona que nos dice cuando debemos comer y cuando no. De esta manera nuestro peso estaría regulado por los genes, del mismo modo que lo son otros aspectos de nuestro cuerpo como la altura y el color de piel.

Así, según estos descubrimientos, eran muy pocas las posibilidades que nos quedaban cuando nos decidíamos a bajar de peso.

Sin embargo, hoy dos estudios recientes han publicado sus estudios los cuales se han puesto como objetivo entender las redes neuronales que regulan y gestionan la información relacionada con los alimentos, según señala un artículo de ABC en español.

Primer equipo

Uno de estos equipos es liderado por Bradford Lowell, investigador de la Escuela de Medicina de Harvard, uno de los descubridores de las neuronas AgRP, células nerviosas que detectan la falta de calorías y desencadenan una serie de señales que nos hacen necesitar comida Estas moléculas tienen niveles más altos en elevados en las personas que sufren de obesidad y niveles más bajos en las delgadas.

Además, según un artículo publicado en la revista Nature Neuroscience, existiría un circuito que inhibe y controla el apetito. Se trata de un mecanismo, regulado por una proteína bautizada como MC4R, la cual podría pasar a ser la clave para crear un fármaco que ayude a controlar el apetito, y disminuir el sentimiento de sufrimiento que aparece en algunos durante una dieta.

Una vez identificadas estas neuronas, situadas en el hipotálamo, una región del cerebro que regula los mecanismo que tenemos relacionados con la supervivencia y la saciedad, los científicos descubrieron que esta zona del cerebro estaba conectada con otra zona conocida como núcleo lateral parabraquial.

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Experimento

De esta forma los investigadores diseñaron un experimento para descubrir como esas señales eran transmitidas. Esto los realizaron ocupando ratones, los cuales habían sido modificados genéticamente, y que además poseían un sistema con fibra óptica implantada en el cerebro, el que activaba las neuronas a través de un láser azul.

Luego se realizaron dos grupos de ratones hambrientos, unos modificados genéticamente y otros no, los cuales debían elegir entre dos cámaras, una donde existía la luz azul que estaba conectada  a la parte del cerebro donde se saciaba el hambre y otra donde no existía esa luz.

dietas 2

Durante la experimentación los ratones que estaban modificados no tuvieron preferencia por ninguna de las cámaras, mientras tanto los que estaban modificados con el injerto de fibra óptica prefirieron la luz azul donde se aliviaba su necesidad de comer.

Usos en humanos

El siguiente paso de los científicos es aplicar esto en humanos, aunque saben que el implantar fibra óptica en el cerebro sería algo cuestionable para la mayoría, por lo que la opción más fiable es utilizar fármacos.

Idealmente, estas neuronas se estimularían con un fármaco. Ahora estamos trabajando para identificar todos los genes que expresan estas neuronas de la saciedad y esperamos que expresen algo que pueda ser empleado como una diana terapéutica”, explica Lowell

Segundo equipo

Estos experimentos se unen a otros realizados por Scott Sternson, investigador del Instituto Médico Howard Hughes, también analizó la función de las neuronas AgRP, a traves de los cuales descubrió que estas se activan, para dar hambre, cuando hay una pérdida mayor al 5% y 10% de la masa muscular.  Así se explica porque uno sufre tanto con el hambre cuando está avanzando en una dieta.

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Sin embargo el método propuesto por Sternson, consiste en manipular las neuronas de las saciedad a través de virus, de manera similar a como se trabaja con los genes en la terapia génica  “Esta podría ser una manera en que se podría hacer en las personas, pero también, podríamos comprender lo bastante sobre los receptores y las enzimas expresadas en las neuronas AgRP como para desarrollar fármacos que los modifiquen en el futuro” afirma.

Ambos enfoques servirían para controlar está sensación, venciendo de esta manera uno de los factores más difíciles en una dieta, como es vencer el hambre que aparece después de unas cuantas semanas.

 

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