Cazadores furtivos asesinan a la mitad de los elefantes de Mozambique en sólo cinco años
En el último tiempo estos paquidermos en libertad han pasado de poco más de 20.000 a 10.300 ejemplares, según el último registro.
La población de elefantes de Mozambique se ha reducido un 48% en los últimos cinco años. La principal causa de esta disminución ha sido la caza furtiva.
En el último tiempo estos paquidermos en libertad han pasado de poco más de 20.000 a 10.300 ejemplares registrados en el último censo, según presentó el 25 de mayo el ministro de Tierras, Medio Ambiente y Desarrollo Rural de Mozambique, Celso Correia.
Los datos analizados por el gobierno de Mozambique, en colaboración con la la Wildlife Conservation Society (WCS), detallan que “las bandas criminales están diezmando las poblaciones de elefantes y los bosques del país”.
Si bien en este país es legal la caza de elefantes, las autoridades han asegurado que durante los últimos años se ha mantenido una cuota de sólo 40 permisos anuales.
El 95% de la pérdida total se produjo en el norte de Mozambique, donde la población de elefantes disminuyó drásticamente de 15.400 a sólo 6.100.
La Reserva Nacional Niassa fue la más afectada por la acción de los cazadores furtivos con una reducción de los 12 mil elefantes en 2012 a 4.440 en la actualidad. El Parque Nacional Quirimbas la población de estos paquidermos ha descendido hasta los 600 animales, mientras que en el área de Tete y el Parque Nacional de Limpopo se ha registrado una disminución de un 20%.
El presidente y director general de WCS, Cristián Samper, sostuvo que los resultados del estudio “son alarmantes; los delincuentes han hecho mella en la fauna asombrosa de Mozambique y en sus recursos naturales”.
Además, agregó que “tengo la esperanza de que el Gobierno de Mozambique, en colaboración con socios de ONGs y la comunidad de desarrollo, así como de las naciones vecinas, podrán llevar a los criminales ante la justicia y la población de elefantes se podrá recuperar”.
Otros estudios ambientales han indicado que hay grandes operaciones de tala ilegal dentro de las áreas protegidas, especialmente en la parte oriente de la Reserva Nacional Niassa y en el Parque Nacional Quirimbas, así como en Tchuma Tchato y áreas circundantes de Tete.