Estudio Nacional de Drogas muestra un "aumento significativo" de consumo de marihuana en jóvenes y adolescentes
El documento muestra que los chilenos entre los 12 y 18 años que declaran haber consumido marihuana pasó del 6,7 por ciento al 13,5 en dos años. También disminuyó la percepción de riesgo del consumo. El director del Senda criticó el proyecto de despenalización de cannabis aprobado ayer por la Cámara: "Todo lo que aumente la disponibilidad, se traduce irremediablemente en más consumo".
Aún algunos celebran que haya salido humo verde de la Cámara de Diputados con la aprobación del proyecto que despenaliza -con ciertas especificaciones- el autocultivo y consumo de cannabis, cuando el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), dependiente del Ministerio del Interior, publicó el último Estudio Nacional de Drogas en población general de Chile. Y para el organismo, sus resultados son preocupantes.
El estudio realizado a 20.133 personas entre octubre y enero de 2015, muestra que los chilenos entre los 12 y 18 años que reconocer fumar marihuana se duplicaron, desde un 6.7% en 2012 a un 13.5% en 2014. Paralelamente, la percepción de riesgo ante el consumo de cannabis pasó de 46,8 % a 34,4% en el mismo período.
Desde 2010 a la fecha, el consumo de marihuana en la población chilena ha aumentado de 4.6% a un 11.3%, mientras que la cocaína, por su parte, aumentó de un 0.7% a un 1.4%.
Tomando en cuenta los datos, el director de Senda, Mariano Montenegro, se mostró contrario al proyecto aprobado ayer por la Cámara de Diputados: “En Chile el consumo de marihuana es alto y tenemos que reducirlo. Por ello, todo lo que aumente la disponibilidad, se traduce irremediablemente en más consumo”.
Y agregó: “El 60% de los adolescentes que tenemos en tratamiento en Chile es por marihuana y entre los adultos es el 25%. En el otro 75% en tratamiento, que es principalmente cocaína y pasta base, lo acompaña casi en un 80% la marihuana como segunda droga. Es decir, la marihuana genera pacientes y el Estado está gastando más de $ 40 mil millones en tratar de rehabilitar personas con consumo problemático. Esto no ayuda, va en la dirección contraria”.