El futuro de la Nueva Mayoría: lo que se juega el Gobierno en la votación de hoy por carrera docente
Hoy no sólo está en riesgo la concreción del proyecto que ha tenido en vilo al Ejecutivo por 53 días. Se debe dar una imagen de éxito y de que las reformas avanzan. Si no, advierten desde los partidos oficialistas, está en peligro la continuidad en el poder por el posible daño electoral al ver incumplidas, varias de las reformas comprometidas.
Las acusaciones iban y venían desde todos lados. “Cobardes” espetaba el diputado DC Mario Venegas, mientras se respiraban aires de fracaso entre los sollozos de Camila Vallejo, parlamentaria comunista que encabezó la Comisión de Educación en la Cámara de Diputados, donde el gobierno sufrió su primer revés legislativo en sus 16 meses de gestión.
El proyecto de ley nacional de carrera docente, el que generó que el gobierno cumpla 53 días con el profesorado en paro, está jugando en contra a la imagen del Ejecutivo y del conglomerado oficialista, desde donde ya empiezan a avizorar daños electorales por incumplimiento del programa. La Nueva Mayoría puede no repetirse. Ese es el riesgo.
El MAS, el PPD, el PC y la DC vuelven al lenguaje con el que inició este conglomerado, pero con un enfoque negativo: éste ahora es descrito más como un “acuerdo programático”, y se toman proyecciones negativas, ya que ponen en riesgo su existencia por el incumplimiento de las reformas. Primero por matices desde el mismo gobierno quien llamó a “priorizar” y “jerarquizar”, obligados por los malos índices económicos, y ahora, por un fracaso en un aspecto de uno de los pilares de esta administración: la reforma educacional.
El Partido Socialista ha sido disciplinado y no ha manifestado públicamente la idea de salirse de la Nueva Mayoría como el resto de los partidos mencionados, pero sí ha dado alertas, como la realizada el martes por un grupo de diputados de esa colectividad ante el titular de Hacienda, Rodrigo Valdés: el recorte del programa de gobierno podría provocar daño en el futuro electoral del oficialismo.
Sin embargo estas advertencias aparentemente no fueron suficientes, ya que ayer el escenario no podría haber sido más complejo. Con suerte estuvo presente la ministra subrogante de Educación, Valentina Quiroga, ya que la titular de la cartera, Adriana Delpiano, estaba con problemas médicos. En palabras del jefe de bancada socialista, Manuel Monsalve: “en el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo estuvieron presentes cinco ministros. El proyecto de carrera docente tiene esa misma relevancia, por tanto me hubiese gustado ver físicamente al gobierno presente en el debate. Y la presencia se hace a través de los ministros de Estado”.
Quizás fue torpeza, quizás fue porque se confiaba en que el proyecto saldría airoso, pero recién a las 13 horas de ayer se activaron las alarmas y el Ejecutivo se jugó todas las cartas para, tras el rechazo al proyecto de ley docente, poder adelantarlo para hoy. La articulación del acuerdo estuvo en manos de los ministros de la Secretaría General de la Presidencia, Nicolás Eyzaguirre, y el mismo titular de Hacienda, Rodrigo Valdés. Ayer hicieron gala de lo que describían los dirigentes oficialistas cuando éstos empezaron a trabajar juntos en el gabinete. “Juegan de memoria”, decían. Ese “talento” les valió ayer el acuerdo que hoy tiene en vilo al gobierno.
Esta administración necesita dar señales de control, de éxito, de victoria, si es que quiere demostrar que el “realismo sin renuncia” vale la pena para que la alternancia en el poder no se transforme en norma y el oficialismo intente perpetuarse en el poder tanto en las próximas municipales, parlamentarias y próximamente las presidenciales, donde diversas encuestas sitúan al ex Presidente, Sebastián Piñera, y al presidenciable del PRO Marco Enríquez-Ominami, como quienes lideran la intención de voto.
Y es que la Política siempre considera recuentos. Como los que se acusaban ayer: “cálculo pequeño” o “afanes electoralistas”. Como lo describía Camila Vallejo en su última intervención antes del fracaso del proyecto: “si yo estoy acá (en el Congreso), es, entre otras razones, por la reforma educacional y no voy a estar disponible a que se ponga en juego”. Si el gobierno está donde está, es porque pudo hacer frente a la alta abstención en las pasadas presidenciales, y quienes votaron por ellos creyeron en el paquete de reformas… que se han ido cayendo poco a poco. La reforma constitucional se verá después del cónclave oficialista del 3 de agosto. La reforma tributaria tendrá “ajustes”. La reforma educacional será “gradual”.
El tiempo y los electores dirán en el futuro si es que a pesar de este cercenamiento del programa, la Nueva Mayoría consigue ganar las próximas elecciones presidenciales, o si es que fue la sentencia de muerte de la Nueva Mayoría, ante una Alianza que ya empezó a preocuparse por el impacto del caso Penta en las elecciones municipales.
Se espera que hoy el proyecto sea aprobado. Si esto, por algún vuelco del destino, no es así -todavía hay votos “bisagra” al interior de la DC- por ésta vía el proyecto no podrá discutirse por un año. El gobierno necesita una victoria. Y la necesita ya.