Andrés Velasco le puso fecha de vencimiento a la Nueva Mayoría
Velasco apuntó a los problemas de "diagnóstico" y "orientación" de las reformas del Gobierno.
En la primera administración, él había sido ministro de Hacienda pero hoy la realidad es muy distinta. El líder del movimiento Fuerza Pública, Andrés Velasco, realizó un crudo diagnóstico de la gestión y conducción del Gobierno de Michelle Bachelet.
En una entrevista con el diario La Tercera, Velasco apuntó a los problemas de “diagnóstico” y “orientación” de las reformas del Gobierno, afirmando además que no cree que la Nueva Mayoría, que se congregó en 2013 en torno al programa de Bachelet, vaya a trascender a su mandato.
A continuación, las frases más destacadas del artículo:
Gobierno:
“El balance del primer tiempo no es bueno. El Gobierno perdió por goleada, aunque hubo jugadas buenas (…) El sistema binominal claramente es importante, el acuerdo de vida en pareja”.
“Creo que está todavía por verse qué acciones van a confirmar no sólo un cambio de rumbo, sino que un retorno hacia al centro y a la manera que en Chile por 20 años los gobiernos de centroizquierda hicieron las cosas, que era buscando el diálogo, generando acuerdos y aplicándoles alta calidad a los cambios”.
“El verdadero test de una reorientación del Gobierno es si se reforman las reformas. El cambio que se requiere no es de relaciones o eslóganes, sino de orientación y de acción legislativa”.
“(A Michelle Bachelet) me gustaría verla hacer más de lo que hizo, que fue levantar el teléfono o al menos hacerlo por televisión y exigirles a los parlamentarios de su coalición que se ordenen en torno a los proyectos del gobierno. El capital político es para gastarlo y en esta coyuntura lo que hay que hacer es gastarlo en darle concreción a este giro que anuncia el Gobierno”.
Reformas:
“Había un diagnóstico equivocado y un problema global de diseño”.
“Un elemento central de la gobernanza democrática consiste en entender que el liderazgo implica conducir, moldear y gobernar expectativas y no ceder ante las demandas de la barra brava. ¿Y qué hizo la Nueva Mayoría a partir de 2011? Revise el número de proyectos de ley sobre gratuidad en la educación antes de 2011. No había ninguno, y súbitamente después todos creen que es la panacea, y eso ¿por qué? Porque se casaron con un tema que iba a dar réditos políticos”.
“Participé en un Gobierno por cuatro años y aprendí que abordar una o dos reformas estructurales es posible, pero abordar siete u ocho parece surrealismo. Cuesta entender, mirando hacia atrás, cómo la agenda se fue abultando y a los tres ejes iniciales se les fueron agregando otras cosas”.
“La aprobación es baja, las reformas principales del Gobierno generan mucho rechazo y la economía está plana. Ese balance hacía imperioso un cambio de rumbo”.
“La reforma tributaria era necesaria, pero su contenido deja mucho que desear”.
“El problema fue imponerse la meta de sacar la reforma en 30 días. Ni aunque hubiesen tenido al supermán de la política tributaria eso hubiese sido posible. El segundo error, y ese es del mundo de los partidos, es legislar desde el eslogan. Uno veía cómo gente que nunca en su vida había hecho referencia al FUT descubría de la noche a la mañana que lo único central era eliminarlo, pero era incapaz de explicar en qué consistía”.
“Plantear el tema constitucional como se planteó fue el principal error de este Gobierno. Distingo la necesidad de hacer cambios constitucionales, somos casi todos, salvo los retardatarios de la UDI, los que sabemos que hay cosas que hay que modificar. Lo que está en juego no es la necesidad de hacer cambios, sino que otras dos cosas, el falso dilema del todo o nada y permitir que tomaran fuerza tesis bastante bizantinas utilizando lo que el ministro Burgos acertadamente llamó como atajos raros’. Los chilenos nos preciamos de ser gente seria, miramos el continente y pensamos ‘no somos un país perfecto, se cometen errores, en política se cometen aún más errores, pero al final somos un país serio’. Cuando volvemos a los 60 o 70, a buscar subterfugios constitucionales, se genera malestar e incertidumbre”.
Nueva Mayoría:
“Se da la paradoja de que la coalición, muchos parlamentarios y dirigentes partidistas hicieron suya la agenda de cambios impulsada por movimientos sectoriales, como el estudiantil. ¿Y por qué lo hicieron? Porque era popular, atraía apoyos, votos. Y la realidad objetiva, un año y medio después, es que no han traído apoyo, la clase media y la gente se manifiesta en contra de ella y un Gobierno que partió con una aprobación muy alta en las encuestas, hoy toca mínimos históricos”.
“Estamos sufriendo la política de las barras bravas. Llegado el momento de votar se llenan las tribunas, van los grupos de interés, gritan, tiran monedas, lo que provoca que algunos parlamentarios llegan y se ausentan, tal como ocurrió en el proyecto de interrupción del embarazo. No llegan a votar a un tema que lleva décadas de debate, hay un proyecto, viene la votación ¡y no hay quórum! ¿Quién entiende eso? Ese es un acto de amilanamiento, de gente que dice mejor no corro ni un riesgo, me enfermo ese día”.
“El problema de la Nueva Mayoría va más allá de los cambios en la redacción de un proyecto, lo digo con toda claridad: no creo que la Nueva Mayoría sea un conglomerado que vaya a sobrevivir más allá de este Gobierno. Episodios como la carrera docente dejan cada vez más al desnudo, primero, las diferencias ideológicas que hay y, segundo, el deterioro del ánimo de camaradería que cualquier conglomerado debería tener”.
“(En Fuerza Pública) no nos sentimos cercanos a un proyecto político que, de modo irreflexivo, soluciona todos los problemas en el Estado. No porque el Estado no tenga que jugar un rol, sino porque el debate se ha planteado en términos que más obedecen a la década de los 60 que al siglo XXI”.
Caso Penta:
“Estos momentos no son fáciles para nadie, ni para uno, ni para la familia, ni para la gente con la que uno trabaja, pero la lección que he sacado es que uno está expuesto a malos ratos, que vivir en el mundo público tiene sus altibajos. También aprendí a que hay que perseverar en las ideas y defenderlas, aunque tenga costos políticos”.