Bachelet regresa a enfrentar “faltas de respeto” en la Nueva Mayoría y dirigentes acusan “falta de gobierno”
La Presidenta regresa de su gira a Centroamérica a enfrentar un escenario en el que la DC ha manifestado desacuerdo con la forma de llevar gobierno y donde incluso se han diagnosticado "hechos insolentes" por parte del ex Presidente Lagos, entre otros. Además, la mandataria deberá sostener una larga conversación con su ministro de Interior, Jorge Burgos, quien a través de diversos medios ha manifestado molestia por las veces en las que "se le ha quitado el piso".
Cada semana en los últimos meses han partido de forma prácticamente idéntica. Con pugnas o amenazas de escisión y fechas de caducidad a la Nueva Mayoría. El turno en esta ocasión fue de el presidente del Partido Radical, Ernesto Velasco, quien explicitó que “al margen de estar en el Gobierno, no sé qué más nos une como Nueva Mayoría”.
Y el diagnóstico que están realizando tanto el jefe del PR en entrevista con El Mercurio, como de cada uno de los integrantes de la coalición gobernante se ha ido profundizando desde el cambio de gabinete, ajuste ministerial que alimentó las expectativas del país como de los partidos de gobierno, cuando llegaron los ministros Jorge Burgos, a Interior, y Rodrigo Valdés, a Hacienda.
Burgos intentó instalar desde antes del discutido “realismo sin renuncia” de Bachelet, frase ambigüa que hasta hoy genera polémica, que se debía avanzar con gradualidad. Se enfrascó en una breve discusión con el presidente del PPD, Jaime Quintana, sobre si las “retroexcavadoras” -como metáfora del ánimo refundacional de la actual administración- eran buenas o no.
La economía dictó la pauta, y el diagnóstico que planteó Valdés fue lapidario: los tiempos no estaban para aventuras.
En un intento de ordenar a los partidos, que ya ponían tanto condiciones como amenazas para seguir apoyando al gobierno, como la que realizó el Partido Comunista, en una serie de reuniones la Presidenta intentó explicar cómo se avanzaría. Existiría “realismo”, porque se concretarían cautelosamente las reformas, pero “no se renunciaría” a ellas. Cuando se comunicó a los partidos esta definición, los ministros Burgos y Valdés, del comité político, quedaron con un dejo de extrañeza, el cual salieron a disipar juntos para instalar la “gradualidad” y la “priorización”. La mandataria se encargó, nuevamente, de generar “confusión”, en palabras del presidente de la DC, Jorge Pizarro, con una entrevista en La Tercera donde indicó que “estaban equivocados” quienes creían que el rumbo del gobierno cambiaría con la llegada de los nuevos ministros y que la gradualidad era más bien parte de una “expresión de deseo” (o wishful thinking, como manifestó Bachelet).
Las huestes oficialistas nuevamente se alzaron a discutir entre ellas. Un disciplinado Partido Socialista llamaba a no crear polémicas artificiales, en tanto que el presidente de la falange echaba pie atrás de su “confusión”, y todos intentaban devolver la calma al gobierno.
Pero cuando el gato se va, los ratones empiezan la “fiesta”.
Michelle Bachelet inició su gira en Centroamérica, con referencias -consideradas desafortunadísimas por algunos- a la República Democrática Alemana, a la que manifestó agradecimientos, y que incluso fue leída como un total giro a la izquierda realizado por la mandataria.
Burgos estaba molesto por las entrevistas de la Presidenta. Esto se hizo saber a través de los medios, siempre mediante intermediarios, nunca expresado de su boca, porque él sabe la responsabilidad que le atañe. Incluso habría manifestado en privado que no renunciaría a su cargo -a estas alturas aquello podría considerarse un lujo inaccesible en las condiciones actuales del gobierno- ya que su sentido de responsabilidad es más fuerte, pero indicó, según La Tercera, que si no se siente empoderado, no tiene sentido su permanencia en el cargo.
No fue la mandataria quien, hasta ahora, se ha encargado de hacerlo sentir “empoderado”, conversación pendiente la que debiera tener lugar lo antes posible. Sino que fueron el ex Presidente Ricardo Lagos, quien asistió a charlar con Burgos para analizar vías para una nueva constitución, y luego salió hablando en clave presidencial, lo que se reiteró en una entrevista en la revista El Sábado, donde también deslizó críticas a la forma de gobierno de la Presidenta. Luego también estuvo el presidente de Chile Transparente, José Miguel Insulza, quien manifestó el apoyo a Burgos, dando ejemplos de “gradualidad fallida” como el Transantiago.
Todo lo ocurrido fue calificado como “pésimo”, por el ex ministro Francisco Vidal, reconocido bacheletista, quien aseguró que “alguien en la Nueva Mayoría no está consciente de la restricción económica, entonces creo que se le ha faltado el respeto a la Presidenta Bachelet”, ayer en Estado Nacional, de TVN.
Coronando su intervención, Vidal agregó que “espero que la Presidenta se haga respetar. Aquí se nos va al tacho el sistema si no se respeta a la Presidenta de la República. En política la lealtad es fundamental y a los presidentes se les apoya hasta el último día”.
Los partidos de gobierno parecen haber perdido el respeto a Bachelet, lo que se agudizó mientras ésta se encontraba fuera del país. A su regreso en esta jornada, se informó que no habrá comité político e incluso se aseveraba que está reunida con Jorge Burgos, para resolver la supuesta “quitada de piso” que ha sufrido en las últimas semanas.
La agenda de la Presidenta tiene actividades, como la promulgación de la ley que fortalece el Ministerio Público. Por tanto si hablan ahora no sería en extenso. Y esta conversación es como en las relaciones. Debe ser seria, honesta, y no “por cumplir”. Durante la semana se verá si es que esto ocurrió o no, y su resultado.