La Serena y Coquimbo ya tienen agua potable y víctimas fatales suben a doce

Cuando las lecciones se aprenden, se nota. Y las enseñanzas que dejó el terremoto y tusnami del 27-F de 2010 parecen haber sido aprendidas por las organizaciones gubernamentales como la ONEMI y el SHOA, cuyo accionar resulta crítico en este tipo de catástrofes. Si bien el terremoto del miércoles recién pasado liberó una cantidad de energía muchísimo menor que la del 27-F (un cuarto de energía en comparación con la del terremoto de 2010, según los cálculos de diversos geólogos), el terremoto de 8.4 richter de esta semana tuvo una magnitud considerable. De hecho, es el terremoto de mayor magnitud registrado en el mundo este año, superando al terremoto de 7,8 que afectó a Nepal en abril pasado, dejando casi nueve mil muertos.

Si uno compara ambas situaciones, se nota el mejor desempeño en la reacción tanto de autoridades como de la sociedad civil. En esta ocasión la alerta de tsunami fue muy rápida, incluida la publicación por parte del SHOA de los horarios de llegada de la primera ola a las diversas ciudades y pueblos costeros chilenos. Por su parte, la población civil evacuó de manera ordenada y los saqueos del 27-F no se repitieron. Si hace cinco años las víctimas fatales alcanzaron los 525 fallecidos, ayer se confirmó que el actual terremoto hasta el momento ha dejado 12 víctimas fatales. Una situación que fue destacada por diversos medios internacionales como The New York Times y BBC Mundo.

Junto a ello, la solo dos días del terremoto la conectividad de la cuarta región -la más afectada por el actual terremot. es completa y el suministro de agua ya se encuentra reestablecido en sus dos principales ciudades (La Serena y Coquimbo). A pesar de ello, el Ministro del Interior Jorge Burgos señaló que “todavía hay 40 mil hogares sin suministro eléctrico” y descartó que exista desabastecimiento de combustible en las zonas más afectadas.