La historia del científico que dejó que las abejas le picaran el pene…. tres veces
Michael Smith se erigió como uno de los grandes ganadores de los premios IgNobel, el que reúne cada año a los experimentos científicos más disparatados del mundo.
Y es que este científico dejó que las abejas le enterraran su aguijón en el pene en tres oportunidades. Pero el origen de esta investigación es bien surrealista, ya que mientras investigaba la evolución de estos pequeños insectos, uno de ellos accidentalmente se le metió debajo del pantalón y le picó en un testículo, quedando sorprendido porque, aparte de las molestias obvias, la picadura no le cansó tanto dolor como creyó.
De este modo, decidió crear la “Schmidt Sting Paing Index”, una escala que evalúa de 1 a 10 el dolor que causa la picadura de una abeja según el lugar del cuerpo, utilizando su propio cuerpo como “conejillo de Indias”.
Para ello, durante 38 días, entre las 09:00 y las 10:00 horas, se aguijoneó tres partes del cuerpo, anotando el nivel de dolor según su propia escala, y dejando la picadura inicial y final en su antebrazo como referencia.
Así, el ranking de dolor está encabezado por el tallo del pene (7,3), el labio superior (8,7) y la aleta de la nariz (9). Por su parte, las partes menos dolorosas son la zona occipital del cráneo, la punta del dedo del pie y el bíceps.
Sin embargo, Smith pudo determinar que la proporción de dolor no guarda relación con las zonas más inervadas o con la piel más fina, apuntando por ejemplo que es más doloroso ser picado en la palma de la mano, a pesar de que la piel es más gruesa, que en el cráneo.