Ex contralor Mendoza asesorará a Corfo en litigio contra SQM y Rafael Guilisasti descarta “falta de probidad”

Cuando el ex yerno de Pinochet, Julio Ponce Lerou, anunció el 8 de septiembre su renuncia a las sociedades Cascadas, empresas a través de las cuales controlaba SQM, no dejó a nadie indiferente. La minera no metálica está envuelta en, al menos, tres casos de alta connotación pública.

Uno de estos es el caso Cascadas, que tiene que ver con la venta de acciones a menor precio por parte de una serie de sociedades relacionadas con el mismo Ponce Lerou y otra serie de personas, y luego éstas eran compradas a un mayor costo por las mismas sociedades Cascadas. Esto generó un perjuicio en contra de los accionistas de estas empresas, y le habría significado una ganancia al ex yerno del Dictador de cerca de 128 millones de dólares.

Otro caso tiene que ver con el financiamiento irregular de la política, ya que el ex gerente general de la minera no metálica, Patricio Contesse, ha sido sindicado como la persona que determinaba a qué candidato se le apoyaba económicamente. Por eso se generaron una serie de investigaciones, respecto de infracciones tributarias –o fraude al Servicio de Impuestos Internos– con lo que el dinero resultante habría sido utilizado para financiar actividades políticas.

Y otro caso, de trascendencia nacional, es el litigio que la empresa sostiene con la Corporación Nacional de Fomento (Corfo), el que se suscribió inicialmente en 1993, donde la minera arrendó 28 mil 54 pertenencias mineras hasta diciembre del 2030. En el 2012 Corfo solicitó analizar el cumplimiento del contrato. SQM habría estado pagando menos de lo pactado, y se determinó activar un arbitraje para ver si el acuerdo se mantiene o no. Además, se ha acusado a la minera de la venta a bajo precio de mercado de carbonato de litio y potasio en el norte de Chile.

Todas estas situaciones generaban una cuota importante de presión, que provocó su salida.

Los mercados vieron positivamente su salida, y a continuación tuvo lugar otra situación muy relevante: Rafael Guilisasti, empresario conocido y una de las caras visibles de los controladores de la viña Concha y Toro, y además, hasta el 3 de septiembre, consejero de Corfo, renunció a su cargo y el 14 asumía como presidente de las sociedades que controlan la empresa en controversia con la estatal.

Desde Corfo primero actuaron con incredulidad, y luego su vicepresidente ejecutivo -a la postre, el líder de la entidad- Eduardo Bitrán, aseguró que la decisión de Guilisasti era, cuando menos “imprudente”, y luego recrudeció sus dichos, indicando que él “tuvo acceso a información reservada y confidencial”.

De las conversaciones se pasaron a las acciones. Antes de la llegada de Guilisasti, la estatal se hizo asesorar por el Consejo de Defensa del Estado, y después -mientras el Ministerio Público abría una investigación penal para indagar si es que se cometió delito o no en este caso- se sumó el ex Contralor Ramiro Mendoza. Bitrán ya había solicitado un informe al ente administrativo para ver eventuales problemas de conflicto de interés, y la experiencia de Mendoza será utilizada para, después de ver el informe evacuado, analizar posibles acciones en contra de Guilisasti.

“No me volví loco”, confesó el empresario a La Tercera, e indicó que su principal motivación a la cabeza de las cascadas, y a su vez como controlador de SQM, es un desafío mayor.

La justificación que esgrime es que después de que asumiera Michelle Bachelet, renunció al Consejo de Corfo el 17 de marzo. Según él no participó en ninguna reunión con el directorio de la estatal, mientras esperaba -por un tiempo bastante largo por lo demás- que se ratificara esa renuncia.

Asegura que consultó sobre cómo se manejaban los conflictos de interés, “una vía es la inhabilitación por consideración propia, y la otra es que algún consejero o el fiscal pida la inhabilitación”, declaró, en tanto manifestó que renunció a la estatal antes de haber tomado una decisión sobre si asumir las cascadas.

A esto, agrega que en las sesiones del presente año, sólo en dos se trató de la situación entre Corfo y SQM, donde se habría solamente tratado el no aceptar el arbitraje. “Estoy absolutamente tranquilo y convencido de no haber caído en una falta de probidad, de la cual se me acusa”. Además, destacó que su única condición para llegar fue “la absoluta prescindencia de Julio Ponce”, al que describió como “una carga muy difícil, y hay que buscar los espacios para que ocurran las correcciones”.

Y el por qué de los cuestionamientos, según Guilisasti, radicaría en que “se ha perdido el principio de la buena fe” a causa de los casos de financiamienot irregular de la política y la relación con los negocios.