Camila Vallejo y gratuidad universal: “Que se cumpla y no sea la historia del nunca jamás”
Sobre el hecho de que el actual movimiento estudiantil no respalda el inicio de la gratuidad, reconoció que "no tengo todavía mucha claridad de cuál es exactamente el problema con el planteamiento de la glosa de gratuidad".
Ha pasado un buen tiempo desde que Camila Vallejo pasó de ser la líder de un movimiento estudiantil que estaba comenzando hasta transformarse en diputada por el Partido Comunista, y llegar a presidir la comisión de Educación de la Cámara.
“A diferencia de lo que pasaba en 2011, desde mi punto de vista, dentro del Congreso se radicaliza mucho más la discusión. Hay intereses de clase representados y que son muy distintos a lo que había en el movimiento estudiantil. Y tienes que combatir, discutir y enfrentar esas posiciones y esos intereses que apuntan a mantener el status quo. Ingresar al Parlamento significa estar en una nueva trinchera de lucha que tiene características distintas. No es un movimiento social, no es un movimiento estudiantil”, dijo en entrevista con La Tercera.
En ese sentido, agregó que esta posición implica “aterrizar las ideas en proyectos de ley y eso es de una complejidad tremenda, por lo tanto ya no se trata de la instalación de las ideas, sino de materializarlas en proyectos de ley. Ahora se trata de ver cómo ganar esas batallas con una oposición que a pesar de ser minoría igual da una batalla tremenda a través de los medios, de sus organizaciones fuera del Congreso. Ha sido un trabajo desafiante, de cómo te haces cargo de materializar en el Congreso lo que en la calle demandamos con mucha fuerza”.
A la parlamentaria le consultaron si ahora se transa en su posición, a diferencia de lo que sucede cuando se está en la calle.
“Hay proyectos o artículos donde pareciera ser que se está cediendo, sin embargo, en el detalle, te das cuenta que estás ganando, aunque aparentemente no sea así. Eso es parte del juego de la política. Uno se da cuenta que la tarea no era tan fácil y eso implica considerar las gradualidades. Quizás en el 2011 hablar de gradualidad era como transar y, sin embargo ahora uno se da cuenta que la gradualidad también muchas veces puede beneficiar el logro de los objetivos para no hacerlo mal. Aunque no se vea tan explícita como el 2011, en el Congreso hay una batalla día a día para defender una reforma contra viento y marea”, dijo Vallejo.
Sobre el hecho de que el actual movimiento estudiantil no respalda el inicio de la gratuidad, reconoció que “no tengo todavía mucha claridad de cuál es exactamente el problema con el planteamiento de la glosa de gratuidad. Algunos han dicho que esto no es una glosa de gratuidad, que es simplemente beca. Desde mi punto de vista no tiene nada que ver con eso y creo que no hay por donde sostener que es una beca más. Ellos manifestaron que se hubiese esperado el proyecto de la reforma a la educación superior para poder plantear una gratuidad que transformara todo el sistema, pero eso implicaría no tener gratuidad en 2016. Y a lo mejor en 2017 tampoco, entonces era un avance necesario. No había otro mecanismo, desde mi punto de vista, que a través de la glosa presupuestaria”.
En esa línea, le preguntaron directamente si hoy, siendo dirigenta, se habría manifestado contra la gratuidad, que como es sabido en un principio abarcaría el 50% más vulnerable de la Ues del Cruch más algunas privadas.
“Yo no hubiera marchado contra la gratuidad, hubiera marchado a favor de la gratuidad. Yo creo que está bien que el movimiento estudiantil se movilice, creo que es necesario tener un movimiento social fuerte y que sepa, a través de sus propuestas, incidir en el debate y tendenciar a que la reforma avance en la línea correcta. Para eso se necesita la crítica pero también, insisto, construir la correlación de fuerzas que nos permitan avanzar en las propuestas que históricamente se han levantado en materia educacional. Por lo tanto, lograr diferenciar concretamente la crítica de los que no quieren cambios respecto de la crítica de los que sí quieren cambios”, aseguró.
Finalmente, respecto a la gratuidad universal, dijo que su afán es que “se cumpla y que esto no sea la historia del nunca jamás. Que no sea una gradualidad tan extensa que no lo lleguemos a ver en dos generaciones. Si se demora seis o siete años no es tan problemático, lo importante es que estén claros los plazos y que no sea en 20 o 30 años, sino que un plazo razonable y eso se tiene que incorporar en la ley de educación superior. No pueden, por el crecimiento económico, verse amenazadas las reformas estructurales entre ellas educación, nueva constitución, reforma laboral, que son las principales”.