Autor del crimen de Haeger: “Opuso poca resistencia, no tuve que pegarle”
El carpintero José Pérez Mancilla además relató las amenazas que habría recibido de Jaime Anguita, marido de la contadora: “Me amenazó diciéndome que me quedara callado, y que mi vida a él le costaba sólo el precio de una bala”.
En esta jornada serán formalizados José Pérez Mancilla, carpintero y presunto sicario, junto con Jaime Anguita, marido de Viviana Haeger, la que apareció muerta hace cinco años y medio en la buhardilla de su casa.
Ambos son sindicados como los autores -a nivel material e intelectual respectivamente- de ser quienes planificaron el asesinato de la contadora. Pérez Mancilla declaró ante la Policía de Investigaciones, en la Brigada de Homicidios de Osorno.
“(Haeger) opuso muy poca resistencia, no tuve que pegarle, sólo la sujeté y la controlé con mi peso, porque era muy flaquita. Tomé el cuerpo y con la ayuda de un choapino lo trasladé hasta la puerta del entretecho que está en el mismo dormitorio, la que tenía solo un pequeño pestillo que la cerraba. Una vez ahí me metí yo primero y luego la tomé por debajo de las axilas, con la cabeza adelante de mi pecho, empezando a avanzar, caminando yo hacia atrás, pisando las vigas, arrastrándola”, reza en uno de los párrafos de su declaración, que revela La Tercera.
El testimonio continúa indicando que llevó su cuerpo “casi al final del entretecho” y sacudió el “choapino” para luego dejarlo al lado de la cama. “En seguida tomé una filmadora que estaba sobre un mueble, una cámara fotográfica y una caja metálica de color rojo, que estaba al lado de la cámara, la cual también tomé y me la llevé, echándolas en una mochila negra”.
También Pérez Mancilla detalla cómo salió del lugar del asesinato: “Posteriormente salí de la casa por la puerta que da al estacionamiento, dejándola cerrada y me fui caminando por su entrada (…) me bajé en una galería cerca del casino y ahí tomé otro bus hacia Pto. Montt”.
Respecto de la relación con el presunto autor intelectual de la muerte de Haeger, su marido: “Siguiendo las instrucciones de Jaime Anguita, me trasladé hacia un centro de llamados ubicado en calle Varas. Al ingresar me di cuenta que estaba atendiendo un joven a quien le pedí una llamada, diciéndole el teléfono de don Jaime Anguita”. Agregó que “el joven enseguida me pasó la llamada a una cabina donde le dije a don Jaime lo que él me había pedido, es decir que su señora estaba en peligro, luego de lo cual él me cortó el llamado, que era precisamente lo que él me dijo que iba a hacer. Posteriormente tomé un colectivo y me trasladé a mi casa (…) revisé la mochila, procediendo a abrir la caja metálica, la cual tenía en su interior un anillo de oro, unas perlas de fantasía y varios papeles. Ese día boté la caja con las perlas y los papeles, dejándome sólo el anillo, junto con la cámara de video, y la cámara fotográfica, las que mantuve en mi poder por casi una semana”.
Ese 29 de agosto, Pérez Mancilla asegura que ya empezaba a sentir el peso de su conciencia: “Recuerdo que esa noche casi no pude dormir porque se me venía a la mente la cara de doña Viviana”.
También se refiere a los contactos posteriores que sostuvo con Anguita. “A los dos días fui a la constructura esperando el pago (5 millones, pero sólo le adelantó dos, de acuerdo a su declaración). Don Jaime cuando me ve baja la ventanilla y yo le reclamé que me había pagado menos dinero, y él me amenazó diciéndome que me quedara callado y que mi vida a él le costaba sólo el precio de una bala”.
“Nunca más volví a hablar con él” hasta este año. “Sólo cruzamos unas palabras, preguntándome cómo estaba y le dije que trabajando”.