Descubren posible sistema anti-sísmico en la popular Iglesia San Francisco en la Alameda

La académica del Departamento de Arquitectura de la Universidad de Chile, Natalia Jorquera, analizó en los últimos tres años distintas edificaciones chilenas hechas en base a materiales de tierra, adobe y caldurante gracias al proyecto del FONDECYT “Rediscovering vernacular earthquake-resistant knowledge. Identification and analysis of built best practice in Chilean masonry architectural heritage”.

Es así como llegó a la Iglesia San Francisco, ubicada en la esquina de la calle del mismo nombre con la Alameda Bernardo O’Higgins, con el fin de dilucidar cómo es que el edificio -construido en 1572- ha soportado los distintos terremotos que han azotado nuestro país, convirtiéndola en la única construcción colonial que se mantiene en pie con su estructura original en Chile.

“Esto hablaría de un disipador sísmico en las fundaciones“, explicó Jorquera, quien ahora debe analizar la cara interna de los muros para comprobar la existencia de este sistema en la construcción. De ser así, las piedras redondeadas actuarían como amortiguador creando un mecanismo que permite el deslizamiento de los muros de un lado a otro ante los sismos, logrando así que la estructura se mueva junto al terremoto y no se quiebre.

Los muros que contienen las piedras, harían que éstas permanezcan bajo las paredes principales y no se dispersen en todo el terreno. “Estas fundaciones son completamente excepcionales respecto a todo lo que se ha visto de edificios de la colonia. Durante la excavación recibimos a personas del Consejo de Monumentos Nacionales que ha analizado otras construcciones del periodo y nunca habían visto algo parecido”, relató la académica.

De hecho, una arista relevante en su descubrimiento es que la iglesia habría sido construido con mano de obra indígena, siendo ellos los responsables de este sistema anti sísmico, ya que no hay registro de que los colonizadores hayan desarrollado este mecanismo en alguna otra edificación.

“La primera piedra de la Iglesia se puso en 1572, cuando los españoles llevaban 31 años en Chile y no habían sufrido ningún terremoto importante. Por las crónicas históricas se sabe también que la mano de obra utilizada fue indígena picunche, lo que nos lleva a suponer que estas fundaciones fueron ideadas por la población local“, sostuvo Jorquera.

La tesis se basa también en que en otros edificios de América Latina, como en Perú, se ha encontrado el mismo mecanismo en algunos edificios. Esto, además, tomando en cuenta que pueblos originarios tuvieron un contacto constante con los habitantes de la zona norte y centro de Chile. Por otro lado, la excavación permitió encontrar piezas de cerámica de origen inca, una punta de flecha y un entierro.

Jorquera continuará su investigación hasta el mes de octubre, donde analizará la cara interior de las fundaciones y también los muros del edificio, que tienen un espesor de 1,70 metros, y en los que espera encontrar más claves de la resistencia histórica de la Iglesia.