Carlos Peña compara la lealtad de Pablo Longueira a SQM con la de un “perro”
El rector de la Universidad Diego Portales ha dirigido ya dos cartas en El Mercurio en contra de las justificación que ha dado el dirigente gremialista para sus mails con Patricio Contesse, donde se puede ver cómo le enviaba información sensible respecto de la Reforma Tributaria y respecto del Royalty minero.
“Estimado Pablo, conozco un solo coronel, tú”, es una de las frases más destacadas de la última serie de mails entre el histórico dirigente gremialista Pablo Longueira y el ex gerente general de SQM, Patricio Contesse. Primero fue revista Qué Pasa y luego The Clinic, que publicaron diversos contactos entre ambos, donde trataban materias tan delicadas como el royalty minero –cuando Longueira oficiaba de senador- o la reforma tributaria –en la que el ex candidato presidencial habría oficiado como mediador entre la UDI y el gobierno.
El rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, ya fustigó a Longueira en una ocasión enviando una carta al director el lunes de la semana pasada, donde –tratando la situación en términos relativamente generales- se pregunta “¿Qué hacía un hombre de negocios a quien cualquiera supondría sin un minuto de tiempo, ocupado, como debía estar, revisando planes de negocio, estrategias financieras, alianzas corporativas y relaciones laborales, dedicado casi el día entero a intercambiar mails, recibir y comer con políticos de todas las tendencias, desde Pablo Longueira a Carlos Ominami? La respuesta es obvia: hacía negocios. Intercambiaba dinero por influencia”.
Tras ese análisis de la situación de Longueira, quien defendió su actuar a través de una carta al mismo diario de Agustín Edwards, Peña utilizó su columna de opinión de los domingos para centrarse en analizar al ex senador por la UDI.
Recuerda que el mismo Longueira podría considerársele “un político de Estado”, ya que era capaz de sacrificar pretensiones ante sus adversarios para llegar a amplios acuerdos. Pero tras el informe de la empresa estadounidense Shearman & Sterling, junto con los cerca de 730 millones de pesos que habría recibido a través de sus cercanos, aflora en Longueira otra cualidad: “la capacidad que tenía de informar a Patricio Contesse y a SQM, con diligencia de estafeta y lealtad perruna”, información sensible sobre diversas leyes en discusión.
Cuando se publicaron estos correos, Longueira “no se sabe si revelando incomprensión del problema, audacia sin límites o vergüenza inexistente, escribió una columna en este mismo diario. En ella no explicó ni un ápice de su conducta –nada menos que participar en un intercambio tácito de dinero por influencia–, sino que ¡se quejó de la mala imagen del oficio que él mismo, según se sabe ahora ha contribuido a desacreditar!”.
Peña critica el silencio del otrora parlamentario -“el pudor debió impedirle explicar por qué su sumisión a Contesse (¿De qué otra forma llamar a la lealtad canina que, una y otra vez, le manifiesta en los correos?) estuvo acompañada de entregas regulares de dinero”-, y menciona la salvedad de que esto puede valer como actitud ante el Ministerio Público, donde hay derecho a guardar silencio, pero “no vale frente a la opinión pública que le pide cuentas por sus actos como político que aspiró a la conducción del Estado”.
Asimismo, el rector de la UDP dice que la exigencia a la que debería someterse Longueira es la misma que vale para las personas que aplaudieron su defensa en el diario, “como es el caso del senador Pizarro o Juan Pablo Letelier, (quienes) deben explicaciones a la opinión pública acerca de su propio financiamiento”.