El lago que se convirtió en desierto: la dramática historia del Poopó de Bolivia
Ahora, ni siquiera su tierra sirve. No se puede sembrar nada, claro signo del cambio climático y la sequía que azotó a la zona.
El minisatélite de la Agencia Espacial Europea Proba-V -que se encarga a monitorizar la superficie de la Tierra- confirmó la evaporación de las aguas del Poopó, lago situado en la cordillera del Altiplano de Bolivia y con una extensión de 3.000 kilómetros cuadrados.
Su profundidad media de “solo 3 metros” provocaba una sensibilidad ante las oscilaciones del clima y su evaporación oficial se declaró el pasado diciembre por lo que existe el riesgo de que pueda tardar varios años en recuperar su agua. Actualmente, el ecosistema del Poopó se encuentra “enormemente vulnerable”.
No es la primera vez que el lago salado se evapora ya que su última vez fue en el año 1994, y la Convención Internacional Ramsar lo reconoce como humedal conservado desde el 11 de julio de 2002.
Historia de una tragedia
El Poopó era el segundo lago más grande de Bolivia. Ahora, convertido en desierto, ni siquiera su tierra sirve. No se puede sembrar nada, claro signo del cambio climático y la sequía que azotó a la zona. A ello se suma los malos manejos de los recursos acuíferos, la actividad humana, la contaminación y la falta de atención a un desastre que se veía venir.
Todo ello derivó en la destrucción del ecosistema: el Ministerio de Medio Ambiente y Agua confirmó la pérdida de una gran cantidad de especies únicas, aunque no conocen la cantidad exacta y están pensando en realizar un conteo.
Lo que se sabe: que el Poopó era el hábitat de unas 200 especies de aves migratorias, las cuales no se sabe si murieron o bien se fueron del lugar. Mientras, la situación de los peces fue totalmente demoledora ya que perecieron en ese lugar. Lo mismo ocurrió con una gran variedad de plantas y otros animales que quedaron sin hábitat.
El desastre también tuvo un costo humano. Cerca de 350 familias, mayoritariamente pesqueros del lago, se vieron afectadas y forzadas a desplazarse, dado que la economía lacrustre del Poopó ya no da para más.