Neil Harbisson, el hombre que creó un nuevo sentido para percibir la realidad

En la década de los 60, Manfred E. Clynes y Nathan S. Kline -científicos estadounidenses- usaron por primera vez la palabra cyborg. Con la explosión de la era espacial y la incipiente exploración de vida en otros planetas, se acuñó el término para referirse a un ser humano mejorado que podría sobrevivir en entornos extraterrestres.

Siglo XXI, año 2004. Neil Harbisson, artista visual británico, tiene una idea: diseñar y crear un dispositivo que le permita percibir una realidad ajena a él: los colores. Dicho y hecho. Harbisson, quien desde que nació padece de acromatopsia -condición visual que solo le permite ver en blanco y negro- se implanta una antena en la parte posterior de su nuca que se conecta con su cerebro. A través del aparato percibe la luz de los colores que se traducen en frecuencias al interior de su cabeza. No es que oiga los infinitos tonos de la gama cromática. Si fuera sordo, explica a El Dínamo, también podría percibir dichas frecuencias. El resultado: el nacimiento de un nuevo sentido que transgrede cualquier tipo de entendimiento lógico.

-Gracias a la antena que usas puedes escuchar colores desde el ultravioleta hasta el infrarrojo ¿cómo arregló esto tu vida?

-Añadir un sentido nuevo en la vida cambia la percepción de la realidad porque puedes percibir cosas que no podías antes. Percibir el infrarrojo, por ejemplo, me permite saber si hay detectores de movimiento en un espacio o si las alarmas están encendidas o apagadas, si hay electrodomésticos que funcionan o no. El ultravioleta me permite saber si es un buen día o no para tomar sol, porque si escucho mucho ultravioleta, sé que puede dañar mi piel.

También tener internet en la cabeza me permite percibir colores que ni siquiera están a mi alrededor, me permite tener ojos en otros continentes porque hay gente de otros continentes que pueden enviarme esa información. Mi percepción del color ya no tiene que estar unida a mi cuerpo, si no que puede que estar separada. También si me conecto a satélites del espacio me permite tener el sentido del color en el espacio mientras mi cuerpo está acá. Eso me hace sentir un astronauta de la mente.

-¿Cómo era tu vida antes?

-Sigo viendo en blanco y negro. Es algo que nunca quise cambiar porque tiene muchas ventajas: veo mejor de noche, veo más distancias que la gente que ve en color, también recuerdo mejor las formas. En vez de crear tecnología que cambiase mi vista, quise crear tecnología que me diese un nuevo sentido, uno independiente.

-Eso quería saber: ¿cómo reacciona la gente cuando te ve?

-Eso es lo que más ha cambiado: la reacción social al verme por la calle o en algún sitio. Si ven a una persona con una antena, desde 2004 hasta ahora, sigue siendo no normal. Entonces la gente o se ríe de mí o me pregunta qué es. Hay gente que ya sabe qué es. Cada día hablo con desconocidos que me paran por la calle.

-¿Te aburre tener que explicar el significado de la antena recurrentemente?

-Sí. Pero bueno, espero que en el 2020 sea más normal y que haya más gente con nuevos órganos y nuevos sentidos.

-¿De qué forma el uso de la cibernética como parte de tu cuerpo ayuda a extender las percepciones de la realidad?

-El hecho de convertirse en tecnología te permite convertir la tecnología en sentido, lo cual es muy diferente a usar tecnología porque el uso es intermitente y no es una unión tan profunda. No es solo que tenga un nuevo sentido, sino que tengo un nuevo órgano y eso cuesta explicar si no lo experimentas personalmente.

-¿Cómo se materializa el escuchar los colores?

-No es sinestesia -con lo que se suele confundir- porque eso sería la unión de dos sentidos. Mi caso no es eso porque yo no veo los colores y no es que escuche colores a través de mis orejas así como escucho sonidos. Es una vibración dentro de mi cabeza y eso se convierte en sonido. Por tanto no es comparable a escuchar porque es otro sentido. El efecto secundario de esta vibración es que lo puedo escuchar internamente. Si fuera sordo seguiría pudiendo diferenciar los colores mediante las vibraciones de mi cabeza.

-La antena te permite no solo percibir y escuchar colores, si no también traducir sonidos cotidianos a gamas cromáticas. ¿Esa información es estandarizada? Es decir, si yo tuviera una antena y escuchara el sonido de un teléfono ¿esa información se traduciría de la misma forma para ti y para mi?

-Es una forma de explorar la realidad a través de efectos secundarios. Y sí, porque creé una escala basada en las frecuencias de luz. Cada color tiene su propia frecuencia de luz y si pudiésemos oírla escucharíamos una nota en particular. Si alguien se pone la misma antena escuchará las mismas notas. No es arbitrario, es la nota de la frecuencia de la luz del color.

-El término cyborg fue acuñado por científicos estadounidenses para referirse a un ser humano mejorado que podría sobrevivir en entornos extraterrestres y así se representa en la literatura y ciencia ficción. ¿Está obsoleta esa visión?

-No, creo que es exactamente lo que estamos haciendo: transformar nuestra especie, diseñar los sentidos que queremos tener, así como los órganos para convertirnos en una especie que pueda sobrevivir en el espacio, pero también en el Planeta Tierra. El hecho de extender nuestros sentidos nos va a permitir convertirnos en una especie que se adapte mejor a nuestro contexto. Todos los sentidos que desarrollamos también están pensados para que funcionen en el espacio. La antena, por ejemplo, no necesita aire por lo tanto yo puedo escuchar a través de la antena en el espacio sin necesidad de aire, la misma antena sirve para recibir llamadas telefónicas, música o sonidos. Así que sí, esto se une a la primera definición de cyborg que es con la que mejor nos sentimos identificados.

-En 2010 creaste la fundación cyborg para defender los derechos de las personas cyborg. ¿Qué tipos de derechos no se respetan?

-Lo hicimos más para la gente que quiere explorar la realidad mediante nuevos sentidos, que le interese extender su percepción. Hay quienes ven la evolución a cyborg como algo jerárquico, que es mejor que ser humano, pero nosotros lo vemos como algo horizontal. El hecho de convertirte en cyborg no es mejor o peor que no hacerlo, simplemente es diferente. Lo vemos como un movimiento trans-especie. El objetivo de la fundación es promover cyborgismo como un movimiento cultural, artístico y también defender los derechos de los cyborg, derecho a tener cirugía a que puedas convertirte en uno voluntariamente.

-La mayoría de las personas con problemas de salud invalidantes no tienen accesos a herramientas como las que usas. ¿Crees que los gobiernos deben hacerse cargo de estas problemáticas?

-Creo que va a depender más de los comités de bioética que si aceptan una operación, no de los gobiernos. Para nosotros es importantes que acepten las cirugías que no tengan que ver con la regeneración de sentidos o de órganos, si no la creación de nuevos sentidos y órganos.

-¿Cuál es el siguiente paso en tu innovación?

-En la fundación ayudamos a las personas a encontrar el equipo de trabajo para poder crear nuevos sentidos en Cyborg Nest, empresa que Moon Ribas y yo hemos creado, que crea los órganos y los sentidos. Este año va a salir el sentido del norte. Se implanta un sensor para saber dónde está el norte y esto te da el sentido de orientación. Hay mucha gente que se lo va a hacer porque hay mucho interés.