Matta, yerno de Aylwin: “Es fácil criticar el ‘en la medida de lo posible’ (…) los cuarteles podían volver”
El senador recuerda en dos dimensiones al ex Presidente, ya que trató con él como correligionario en la Democracia Cristiana, y también a nivel familiar, donde vacacionaron juntos y éste “no permitía que nadie” ordenara el maletero. Ante todo, el legislador concluye, que por diversas características, el otrora mandatario “fue el hombre exacto para la transición”.
“Así que, jovencito, usted piensa que yo soy momio. Que soy un hombre extremadamente conservador…”. Esa fue la directa presentación de Patricio Aylwin, desde ese instante oficialmente suegro de Manuel Antonio Matta, en el comedor de la casa del entonces senador por Curicó, Talca, Linares y la antigua provincia de Maule.
El legislador, antes de comenzar su relación con Isabel, ya había compartido en diversas jornadas políticas, al integrar la juventud de la Democracia Cristiana. Y Matta, hoy senador, le contestó que efectivamente tenía esa idea, ya que en ese contexto político, en los ‘70s, “el asunto era: o estás conmigo o estás contra mí. O eres mi amigo o pasa a ser mi enemigo. Claro, para mí don Patricio representaba fielmente el gobierno del Presidente Frei Montalva, que nos parecía que su revolución en libertad era extremadamente limitada como para sustituir el sistema capitalista para llegar a un sistema que denominamos ‘socialista comunitario’”.
El tono de Aylwin, a más de 40 años del encuentro, Matta lo recuerda como severo (“como un inglés”), pero a la vez cercano, y en ningún momento descalificador. La relación con el ex Presidente la recuerda como estrecha, fluida y respetuosa. “Da la impresión de que no fuera un hombre cercano, pero es un hombre de grandes valores humanos, admirables. Desde que lo conocí, ha sido un gran referente moral”.
Otra de las características con las que recuerda a su suegro es su humildad y sencillez. “Me recuerdo cuando salíamos de viaje o compartíamos algunos días de vacaciones y nos íbamos 10 en un auto en el que cabían con suerte 3… 4… no más de 5. Estaba preocupado de cualquier detalle. Él mismo limpiaba los vidrios del auto, o si era necesario lo lavaba. Él cargaba las maletas y ordenaba el maletero. En ese sentido no permitía que nadie lo hiciera. Solo él lo hacía y lo hacía muy bien. Nunca el resto lograba hacerlo con la perfección que tenía para este tipo de viajes”, recuerda Matta respecto del ex Presidente en los momentos más bien familiares, donde también hace presente que era un gran nadador, que le gustaba el mar y que era muy buen jinete.
La personalidad de Patricio Aylwin, de acuerdo al senador Matta, era tan correcta que no le recuerda siquiera garabatos. “Él decía como grandes insultos… pergüétano… o Esa persona es un ‘tiuque’. Eran como expresiones antiguas traducidas al hoy, y básicamente no hablaba mal de las personas y nadie del particular. Y sí nos decía los reproches políticos, como las que tuvo con Salvador Allende”.
Augusto Pinochet, comandante en jefe al momento de la Presidencia de Aylwin, también experimentó la forma correcta de abordar las críticas por parte del ex mandatario. “Hubo una serie de críticas a don Patricio de parte de la señora Lucía Hiriart de Pinochet, en una revista de actualidad en Chile. Don Patricio cita al comandante en jefe del Ejército en esa línea, para hacerle un reclamo, que no era posible que la señora del comandante en jefe tuviera esas expresiones con quien era el Presidente constitucional y democráticamente elegido. Pinochet concurrió a La Moneda y cuando le manifestó su molestia, que esto no se había visto en los tiempos republicanos, que mujeres de generales o de directores de los institutos armados hicieran estos reclamos abierta y públicamente. “‘Mire –le dijo- Presidente. Yo la vengo soportando tantos años, no tengo ninguna posibilidad de manejar a esta señora, así que yo le pido disculpas’. Final de la historia”.
El día en que Aylwin dudó
Enero del ’89. Un grupo de dirigentes visitaba a Patricio Aylwin en su casa. “Don Patricio, decídase. Usted debe encabezar la transición a la democracia, y finalmente dejar atrás la Dictadura”, le dijeron al dirigente DC. Luego, cuando ellos se fueron, el futuro Presidente tomó del brazo a Matta, y caminaron por un pasillo fuera de la casa. “Mire Manelo (como le decía), ¿Usted cree que tengo las capacidades de ser Presidente de Chile?”. Para su yerno, el tono no era para conseguir elogios. Era de humildad. Hasta el día de hoy está convencido el legislador que Aylwin estuvo atormentado en ese momento. El ex Presidente entonces continuó preguntándose “¿Por qué? Es la hora para mí, yo ya cumplí con mi papel, de lograr vencer la Dictadura, puede que vengan otros mejores que yo”.
Un año antes el partido enfrentó el Carmengate, donde se acusó que se adulteraron los registros electorales de la DC, situación que habría propiciado que fuera Aylwin y no Gabriel Valdés el abanderado de la Falange, que finalmente terminó representando a la oposición ante el candidato de la Dictadura, Hernán Büchi. “Yo creo que no tuvo nada que ver con eso. Fue una estupidez de algunos, que intentaron hacer unos malabares internos de la más mínima categoría. Aylwin está muy por encima de esas situaciones irregulares. Es una infamia que no tiene nada que ver, y obviamente ganó limpiamente las elecciones internas de la junta nacional”, indica Matta. La historia después de todo es conocida: Aylwin logró vencer como el candidato y después asumió la primera magistratura.
No hay una sola opinión o balance de la transición, o derechamente del gobierno de Patricio Aylwin. Para Manuel Antonio Matta, las críticas se explican porque son tiempos muy distintos a como cuando asumió el líder DC. “Hay que pensar que los poderes fácticos de la dictadura estaban plenamente vigentes cuando asume Aylwin. No teníamos mayoría en las Cámaras, y teníamos la institución de los senadores designados. Hay que recordar que el comandante en jefe del ejército era fundamentalmente un dictador, conocido por sus actividades violatorias a los derechos humanos casi durante 18 años y él conservaba el cargo. Y la cúpula mayor de las fuerzas armadas, que habían participado en el régimen dictatorial, estaban acostumbrados a otras cosas. Hoy es muy fácil. En ese tiempo cuando teníamos la amenaza militar que podían volver desde los cuarteles a La Moneda, había que tener sagacidad, criterio, prudencia, sentido común, de evitar que eso se produjera, y que el país avanzara política, económicamente. Y el resumen que se hace de los 4 años muy buenos”, enfatiza Matta, quien trabajó en el estudio jurídico con Aylwin y recuerda que eran asechados por agentes de la DINA en las afueras de las oficinas, ubicadas en Teatinos con Huérfanos.
“Fue el hombre exacto para la transición. Un hombre prudente, formado, doctrinariamente, políticamente, jurídicamente. Pero por sobre todo, tuvo la posibilidad de sumar finalmente en un proeycto común a Chile y tratar de unirlo entre el ’90 y el ’94, cuando aún quedaban las expresiones más vívidas de la Dictadura”, concluye el legislador.