A ello se suma que juega un punto a favor de la biodiversidad y aves, así como favorece la absorción del agua de lluvia y mitiga el efecto urbano “isla de calor”, fenómeno que se produce cuando se construyen áreas urbanas destruyendo la vegetación local.
La nueva norma indica, además, que se deberán instalar en los techos paneles solares para avanzar en el uso de energía sustentable. Francia tenía sólo cinco gigavatios de energía fotovoltaica instalados en el verano pasado, lo que representa el uno por ciento de toda la producción de energía del país.